/ jueves 8 de marzo de 2018

Participación ciudadana en casillas

Cuando hablamos sobre la participación ciudadana en las elecciones, inmediatamente la asociamos con el derecho a votar y a ser votado. También centramos la atención y el análisis en cuáles son las medidas que adoptan las autoridades para facilitar o garantizar el ejercicio de dichos derechos. Sin embargo, dejamos de lado una variante adicional y que es fundamental para la construcción de la confianza en la organización de las elecciones en el país: la integración de las mesas directivas de casilla.


En México, quienes reciben y cuentan los votos en las elecciones son nuestras vecinas y vecinos. Ello significa que el día de la jornada electoral, el INE y los partidos políticos no participan en las actividades de recepción, escrutinio y cómputos de los votos de la ciudadanía.


Incluso, el día de la elección, la autoridad solamente verifica que esté debidamente integrada e instalada la casilla y dado que es derecho de los partidos designar representantes en las mismas, éstos solamente observan que las actividades de quienes fungen como funcionarios se apeguen a lo establecido en la ley. Los partidos políticos y la autoridad no pueden intervenir en las actividades de conteo de votos el día de la elección. De hecho, tratándose de los resultados, legalmente la participación de éstos ocurre en momentos posteriores a la jornada.


Nuestro sistema electoral se ha construido a partir de la desconfianza social en las instituciones. Por eso, que ciudadanos ajenos a las autoridades y partidos sean los que reciben y cuentan los votos, garantiza que nuestra voluntad reflejada en la boleta se mantendrá intacta y que, si llegan a equivocarse, sus errores no tendrán intencionalidad política. Eso significa inyectar una alta dosis de confianza e imparcialidad a los resultados.


Hay que decirlo abiertamente, dudar del cómputo de los resultados en casilla automáticamente significa poner en duda a nuestros vecinos. Así de claro.


De esta manera, para que ellos estén en posibilidades de desarrollar tan importante actividad, la ley obliga al INE a instrumentar una capacitación que garantice que quienes acepten ser funcionarios de casilla, desempeñarán el cargo de acuerdo a lo establecido en la ley electoral.


Hoy se prevé que se instalen 155,484 casillas en todo el país. Ello significa que se necesitará la participación de 1,386,876 ciudadanas y ciudadanos como funcionarios. El mayor número en la historia de las elecciones de este país.


A fin de determinar quiénes serán los designados y evitar cualquier especulación sobre presuntas designaciones a modo, el INE está obligado legalmente a realizar de manera transparente un par de sorteos en presencia de quienes integran el Consejo General y de partidos políticos. Primero, al azar se determina un mes del calendario que, junto con el que siga en su orden, será la base para determinar quienes serán seleccionados.


Para este proceso electoral, el sorteo fue realizado el 31 de enero del presente año y determinó que febrero y marzo serán los meses del calendario que servirá de punto de partida para la designación de funcionarios de mesa directiva de casilla.


El segundo sorteo que realiza el INE, busca obtener la letra del alfabeto a partir de la cual, con base en el apellido paterno, se seleccionará a quienes integren las casillas. El sorteo ya se realizó y la letra obtenida al azar fue la F.


Una vez determinado los meses y la letra, el INE, a través de sus consejos distritales, toma el 13% del listado nominal de cada sección electoral, esto es, en total más de 11. 6 millones de ciudadanas y ciudadanos que cuentan con credencial para votar vigente. Los resultados de dicha actividad han arrojado lo siguiente: más de 5.6 millones son hombres y el resto son mujeres, es decir, el 51.72%. En dicha cifras se incluyen habitantes de zonas con población indígena (1,002,032) y, por primera vez, ciudadanía con doble nacionalidad (21,736) y naturalizados (9,906).


Hoy el INE ha desplegado un esfuerzo sin precedentes para informar a quienes integran ese porcentaje del listado nominal que fueron seleccionados para participar y para invitarlos a que acepten. Si la respuesta es afirmativa, la autoridad realiza la capacitación correspondiente y posteriormente determinará qué cargo ocupa cada ciudadano dentro de la casilla (presidencia, secretaría o escrutador).


Estamos presenciando la organización del proceso electoral más vigilado de la historia de la democracia mexicana. Ello se debe a que en este 1º de julio se elegirán el mayor número de cargos tanto a nivel federal como local: 3,406


Estoy convencido que la mejor solución a la desconfianza sobre la organización de las elecciones es la participación. Quienes decidan aceptar la invitación del INE a ser funcionario de casilla, no solo ejercen su derecho de participación ciudadana en los asuntos públicos, también demostrarán su convicción democrática y contribuirán a consolidar la idea de que en México las elecciones las realizan las y los ciudadanos.


Asesor del Consejero Presidente del INE

@ebuendiaz

Cuando hablamos sobre la participación ciudadana en las elecciones, inmediatamente la asociamos con el derecho a votar y a ser votado. También centramos la atención y el análisis en cuáles son las medidas que adoptan las autoridades para facilitar o garantizar el ejercicio de dichos derechos. Sin embargo, dejamos de lado una variante adicional y que es fundamental para la construcción de la confianza en la organización de las elecciones en el país: la integración de las mesas directivas de casilla.


En México, quienes reciben y cuentan los votos en las elecciones son nuestras vecinas y vecinos. Ello significa que el día de la jornada electoral, el INE y los partidos políticos no participan en las actividades de recepción, escrutinio y cómputos de los votos de la ciudadanía.


Incluso, el día de la elección, la autoridad solamente verifica que esté debidamente integrada e instalada la casilla y dado que es derecho de los partidos designar representantes en las mismas, éstos solamente observan que las actividades de quienes fungen como funcionarios se apeguen a lo establecido en la ley. Los partidos políticos y la autoridad no pueden intervenir en las actividades de conteo de votos el día de la elección. De hecho, tratándose de los resultados, legalmente la participación de éstos ocurre en momentos posteriores a la jornada.


Nuestro sistema electoral se ha construido a partir de la desconfianza social en las instituciones. Por eso, que ciudadanos ajenos a las autoridades y partidos sean los que reciben y cuentan los votos, garantiza que nuestra voluntad reflejada en la boleta se mantendrá intacta y que, si llegan a equivocarse, sus errores no tendrán intencionalidad política. Eso significa inyectar una alta dosis de confianza e imparcialidad a los resultados.


Hay que decirlo abiertamente, dudar del cómputo de los resultados en casilla automáticamente significa poner en duda a nuestros vecinos. Así de claro.


De esta manera, para que ellos estén en posibilidades de desarrollar tan importante actividad, la ley obliga al INE a instrumentar una capacitación que garantice que quienes acepten ser funcionarios de casilla, desempeñarán el cargo de acuerdo a lo establecido en la ley electoral.


Hoy se prevé que se instalen 155,484 casillas en todo el país. Ello significa que se necesitará la participación de 1,386,876 ciudadanas y ciudadanos como funcionarios. El mayor número en la historia de las elecciones de este país.


A fin de determinar quiénes serán los designados y evitar cualquier especulación sobre presuntas designaciones a modo, el INE está obligado legalmente a realizar de manera transparente un par de sorteos en presencia de quienes integran el Consejo General y de partidos políticos. Primero, al azar se determina un mes del calendario que, junto con el que siga en su orden, será la base para determinar quienes serán seleccionados.


Para este proceso electoral, el sorteo fue realizado el 31 de enero del presente año y determinó que febrero y marzo serán los meses del calendario que servirá de punto de partida para la designación de funcionarios de mesa directiva de casilla.


El segundo sorteo que realiza el INE, busca obtener la letra del alfabeto a partir de la cual, con base en el apellido paterno, se seleccionará a quienes integren las casillas. El sorteo ya se realizó y la letra obtenida al azar fue la F.


Una vez determinado los meses y la letra, el INE, a través de sus consejos distritales, toma el 13% del listado nominal de cada sección electoral, esto es, en total más de 11. 6 millones de ciudadanas y ciudadanos que cuentan con credencial para votar vigente. Los resultados de dicha actividad han arrojado lo siguiente: más de 5.6 millones son hombres y el resto son mujeres, es decir, el 51.72%. En dicha cifras se incluyen habitantes de zonas con población indígena (1,002,032) y, por primera vez, ciudadanía con doble nacionalidad (21,736) y naturalizados (9,906).


Hoy el INE ha desplegado un esfuerzo sin precedentes para informar a quienes integran ese porcentaje del listado nominal que fueron seleccionados para participar y para invitarlos a que acepten. Si la respuesta es afirmativa, la autoridad realiza la capacitación correspondiente y posteriormente determinará qué cargo ocupa cada ciudadano dentro de la casilla (presidencia, secretaría o escrutador).


Estamos presenciando la organización del proceso electoral más vigilado de la historia de la democracia mexicana. Ello se debe a que en este 1º de julio se elegirán el mayor número de cargos tanto a nivel federal como local: 3,406


Estoy convencido que la mejor solución a la desconfianza sobre la organización de las elecciones es la participación. Quienes decidan aceptar la invitación del INE a ser funcionario de casilla, no solo ejercen su derecho de participación ciudadana en los asuntos públicos, también demostrarán su convicción democrática y contribuirán a consolidar la idea de que en México las elecciones las realizan las y los ciudadanos.


Asesor del Consejero Presidente del INE

@ebuendiaz