/ domingo 9 de agosto de 2020

Pasando las “líneas rojas”

Se trata de una expresión convencional, para señalar que en una negociación, en una actividad o ante un peligro, son límites que no se pueden pasar. Que al romperse, alteran el precario equilibrio y se vuelve muy difícil establecer un nuevo acuerdo, pues haber pasado esas marcas, casi cualquier cosa se puede esperar. En el ámbito internacional, nacional e incluso en las relaciones personales, se establecen “líneas rojas” que todos debemos atender. La violencia intrafamiliar, por ejemplo, es un sistemático proceso de romper “líneas rojas”.

En nuestro país, unos lustros al día de hoy, cada vez más y por infortunio, utilizamos esa expresión para darnos cuenta de la pendiente de deterioro y gravedad en determinada actividad de la vida nacional. Por ejemplo, haber pasado la “línea roja” de los 50, 000 fallecimientos por la epidemia del covid-19. O en materia de Seguridad Pública, un no resuelto atentado en la Ciudad de México en contra del jefe de la policía capitalina. Es muy importante que como sistemas social y político mexicanos, no se incube la normalidad de traspasar “líneas rojas”, solo para fijar la siguiente y…esperar la nueva ruptura.

Conforme pasan los meses y la dinámica nacional e internacional se ven agobiadas por los incontables efectos y cambios que imprime e imprimirá la realidad de convivir con un peligroso virus, las estructuras políticas y jurídicas, deberán actuar con agilidad y sobre todo, con precisión, para estar en condiciones de dirigir las inéditas expresiones en cada una de las actividades sociales. Por ejemplo, desde ahora, supongo debe haber un grupo de expertos de primer nivel, analizando los pasos en materia de educación, docencia y aprendizaje, para todos los niveles y peculiaridades todas las partes del país.

Quiero estar seguro, de que también se reúne todos los días, un “cuarto de situación”, para que desde la perspectiva civil, se procese la restructuración de la Seguridad Pública, las nuevas formas de delinquir, así como las nuevas formas de respuesta social a las presiones delictivas (allí está el muy comentado video del colectivo en donde el pasaje golpea a un frustrado delincuente). De no ser así, la continuidad de las expresiones “nunca había pasado”; “es la primera vez que sucede” o la que le da título a esta colaboración; “se pasó una línea roja”, seguiremos en mal momento, utilizándolas.

Cualquier manual de organización y de estudios del riesgo, establece que ante una situación de quiebre, que a su vez, pone en serio riesgo la continuidad de un proyecto determinado, es indispensable, revisar, evaluar y en consecuencia ajustar. Persistir en una ruta que demuestra sus limitaciones, puede ser que nos lleve al escenario deseado, pero los antagonismos, riesgos y amenazas ni serán pocos ni fáciles de sortear. En general, hay indicios en ciertas áreas de la actividad nacional, en donde “pasar la línea roja”, lamentablemente, es una constante. Se tratan de las bases para la planeación estratégica.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso




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Se trata de una expresión convencional, para señalar que en una negociación, en una actividad o ante un peligro, son límites que no se pueden pasar. Que al romperse, alteran el precario equilibrio y se vuelve muy difícil establecer un nuevo acuerdo, pues haber pasado esas marcas, casi cualquier cosa se puede esperar. En el ámbito internacional, nacional e incluso en las relaciones personales, se establecen “líneas rojas” que todos debemos atender. La violencia intrafamiliar, por ejemplo, es un sistemático proceso de romper “líneas rojas”.

En nuestro país, unos lustros al día de hoy, cada vez más y por infortunio, utilizamos esa expresión para darnos cuenta de la pendiente de deterioro y gravedad en determinada actividad de la vida nacional. Por ejemplo, haber pasado la “línea roja” de los 50, 000 fallecimientos por la epidemia del covid-19. O en materia de Seguridad Pública, un no resuelto atentado en la Ciudad de México en contra del jefe de la policía capitalina. Es muy importante que como sistemas social y político mexicanos, no se incube la normalidad de traspasar “líneas rojas”, solo para fijar la siguiente y…esperar la nueva ruptura.

Conforme pasan los meses y la dinámica nacional e internacional se ven agobiadas por los incontables efectos y cambios que imprime e imprimirá la realidad de convivir con un peligroso virus, las estructuras políticas y jurídicas, deberán actuar con agilidad y sobre todo, con precisión, para estar en condiciones de dirigir las inéditas expresiones en cada una de las actividades sociales. Por ejemplo, desde ahora, supongo debe haber un grupo de expertos de primer nivel, analizando los pasos en materia de educación, docencia y aprendizaje, para todos los niveles y peculiaridades todas las partes del país.

Quiero estar seguro, de que también se reúne todos los días, un “cuarto de situación”, para que desde la perspectiva civil, se procese la restructuración de la Seguridad Pública, las nuevas formas de delinquir, así como las nuevas formas de respuesta social a las presiones delictivas (allí está el muy comentado video del colectivo en donde el pasaje golpea a un frustrado delincuente). De no ser así, la continuidad de las expresiones “nunca había pasado”; “es la primera vez que sucede” o la que le da título a esta colaboración; “se pasó una línea roja”, seguiremos en mal momento, utilizándolas.

Cualquier manual de organización y de estudios del riesgo, establece que ante una situación de quiebre, que a su vez, pone en serio riesgo la continuidad de un proyecto determinado, es indispensable, revisar, evaluar y en consecuencia ajustar. Persistir en una ruta que demuestra sus limitaciones, puede ser que nos lleve al escenario deseado, pero los antagonismos, riesgos y amenazas ni serán pocos ni fáciles de sortear. En general, hay indicios en ciertas áreas de la actividad nacional, en donde “pasar la línea roja”, lamentablemente, es una constante. Se tratan de las bases para la planeación estratégica.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso




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