/ miércoles 31 de julio de 2019

Pensar en profesionalizar el Estado

Para tener un buen gobierno se requieren de una serie de componentes que se instrumentan de manera piramidal. En la cúspide están los gobernantes que llegan al gobierno por el voto popular, estos requieren tener una verdadera vocación de Estado, conocimiento del servicio público y tener claro que su búsqueda es el bien común. En el centro está la burocracia que tienen que convertir las decisiones políticas en acciones de gobierno de manera eficiente. En la base están los ciudadanos, aunque ellos no son responsables del ejercicio del gobierno, si son usuarios, y en algunos casos, ellos también están obligados a contribuir y en su caso apoyar al gobierno. Una sociedad que respeta la ley y propicia paz social, le genera menos gasto al Estado.

Hoy me concentraré en la burocracia. En un sinnúmero de países y no más avanzados que el nuestro cuentan con servicio civil de carrera. Los funcionarios son seleccionados por medio de un examen en el que se garantiza que los resultados no serán alterados, los que ingresan son los perfiles más preparados y posterior a ello reciben una capacitación que garantiza su desempeño eficaz. Además, tienen garantizada su permanencia en el trabajo. Después de las elecciones los ganadores no pueden remover a esos funcionarios, ya que son funcionarios del Estado. Como complemento tienen un sueldo y prestaciones que les garantiza una vida digna, sin excesos, pero también sin carencias. Ser funcionario del Estado es una profesión y una forma de vida. Una característica adicional, es que entre más alto sea el cargo, más difícil es el examen de ingreso, mejor es el salario y se garantiza un nivel muy alto de competencia.

En México la mayoría de servidores públicos ingresa a un empleo público por una invitación. En régimen hegemónico la burocracia tenía claro que una forma de mantener su empleo era que ganara el partido en el gobierno. Solo en el servicio exterior, se integró un sistema civil de carrera. En la época de Fox se realizó un intento que en principios tuvo buenas intenciones, pero que fracasó de acuerdo lo comentó la Dra. Marván, porque en la etapa final existía una disposición que podía declarar desierto el concurso y posteriormente adjudicar la plaza de manera discrecional. Posterior a ello se realizaron varios intentos por la profesionalización, un ejemplo funcional fue en el SAT, pero se requería una política pública integral en todo el gobierno.

Es urgente incorporar un servicio civil de carrera en los tres niveles de gobierno. La meritocracia es una forma de gobierno que garantiza que los mejores perfiles son los que administran el Estado, en un esquema donde las posiciones de ascenso son designadas con base al mérito, la capacidad y la excelencia. El servicio público es una vocación de vida. Si un objetivo es tener cada día mejor gobierno, una prioridad debería ser incorporar el servicio civil de carrera a la administración pública de México.

Para tener un buen gobierno se requieren de una serie de componentes que se instrumentan de manera piramidal. En la cúspide están los gobernantes que llegan al gobierno por el voto popular, estos requieren tener una verdadera vocación de Estado, conocimiento del servicio público y tener claro que su búsqueda es el bien común. En el centro está la burocracia que tienen que convertir las decisiones políticas en acciones de gobierno de manera eficiente. En la base están los ciudadanos, aunque ellos no son responsables del ejercicio del gobierno, si son usuarios, y en algunos casos, ellos también están obligados a contribuir y en su caso apoyar al gobierno. Una sociedad que respeta la ley y propicia paz social, le genera menos gasto al Estado.

Hoy me concentraré en la burocracia. En un sinnúmero de países y no más avanzados que el nuestro cuentan con servicio civil de carrera. Los funcionarios son seleccionados por medio de un examen en el que se garantiza que los resultados no serán alterados, los que ingresan son los perfiles más preparados y posterior a ello reciben una capacitación que garantiza su desempeño eficaz. Además, tienen garantizada su permanencia en el trabajo. Después de las elecciones los ganadores no pueden remover a esos funcionarios, ya que son funcionarios del Estado. Como complemento tienen un sueldo y prestaciones que les garantiza una vida digna, sin excesos, pero también sin carencias. Ser funcionario del Estado es una profesión y una forma de vida. Una característica adicional, es que entre más alto sea el cargo, más difícil es el examen de ingreso, mejor es el salario y se garantiza un nivel muy alto de competencia.

En México la mayoría de servidores públicos ingresa a un empleo público por una invitación. En régimen hegemónico la burocracia tenía claro que una forma de mantener su empleo era que ganara el partido en el gobierno. Solo en el servicio exterior, se integró un sistema civil de carrera. En la época de Fox se realizó un intento que en principios tuvo buenas intenciones, pero que fracasó de acuerdo lo comentó la Dra. Marván, porque en la etapa final existía una disposición que podía declarar desierto el concurso y posteriormente adjudicar la plaza de manera discrecional. Posterior a ello se realizaron varios intentos por la profesionalización, un ejemplo funcional fue en el SAT, pero se requería una política pública integral en todo el gobierno.

Es urgente incorporar un servicio civil de carrera en los tres niveles de gobierno. La meritocracia es una forma de gobierno que garantiza que los mejores perfiles son los que administran el Estado, en un esquema donde las posiciones de ascenso son designadas con base al mérito, la capacidad y la excelencia. El servicio público es una vocación de vida. Si un objetivo es tener cada día mejor gobierno, una prioridad debería ser incorporar el servicio civil de carrera a la administración pública de México.