/ miércoles 22 de septiembre de 2021

Perdemos competitividad 

México obtuvo la posición 37 de los 43 países evaluados en el Índice de Competitividad Internacional (ICI) del IMCO 2021. Pasó de tener un nivel de competitividad media baja a baja. Esto quiere decir que en el mejor de los casos nos hemos estancado, si no es que empeorado en materia de salud, energía o conectividad, entre otras. Roma no se hizo en un día, la competitividad se construye a través de décadas. A México le falta visión a futuro, dejar a un lado políticas cortoplacistas y trabar con constancia y perseverancia.

Nada parece detener la pérdida de competitividad. Aquella capacidad de México para generar, atraer y retener talento e inversión disminuye frente al mundo. Un país competitivo es aquel que consistentemente resulta atractivo. Medir la competitividad de un país nos ayuda a conocer sus fortalezas y debilidades. Los indicadores proveen información sobre determinada situación o resultado, en este caso, de las políticas públicas que emplean los gobiernos. Aunque pareciera que siempre que comparamos países, los resultados son los mismos, existen casos de éxito y fracaso que vale la pena estudiar.

Los países como Noruega, Dinamarca, Suiza, Suecia, Irlanda, Países Bajos y Finlandia no surgieron siendo competitivos, llevan años invirtiendo y generado mejores sistemas de salud, educación, seguridad, conectividad y energía. Un ejemplo concreto en tres pasos: 1) Noruega invirtió en tecnologías para explotar hidrocarburos en el lecho marino a profundidades antes inaccesibles. 2) Reformó sus políticas energéticas para aprovechar dichos recursos de forma más rápida y eficiente. 3) Utiliza la renta petrolera para generaciones futuras en un fondo soberano y así evitar gastarla en inversiones no redituables. Esto le permite actualmente proveer bienes y servicios a su población con un alto estándar, que se traduce en una mejor calidad de vida y bienestar para su población.

En el ICI 2021 hay historias que reflejan las brechas de competitividad, pero también qué tenemos que hacer para mejorar. Otro ejemplo, para tener un sistema de salud como el de Dinamarca, México necesita 1) Disminuir las muertes de menores de 5 años. Mientras que en Dinamarca mueren 3.8 menores por cada mil nacidos, en México mueren 14.2; 2) Aumentar la cobertura de vacunación, no solo contra Covid-19, sino en sarampión y DTP (posición 41/43) Mientras que en Dinamarca se vacuna al 96.5% de los bebés, en México únicamente al 77.5%; 3) Disminuir el gasto en salud por cuenta propia y que asuma la responsabilidad el gobierno. El “gasto de bolsillo” en México es de 42.1% mientras que en Dinamarca es de 13.8%.

En México sabemos qué nos duele, de qué adolecemos y qué tenemos que hacer para mejorar. Sin respeto a las leyes, los derechos, pesos y contrapesos institucionales, México no puede ser competitivo (posición 39/43). Sin recursos públicos para la educación, salud y seguridad no podremos tener una sociedad incluyente preparada y sana (posición 38/43). Sin seguridad energética y conectividad no podemos ofrecer insumos de clase mundial (posición 39/43). Negarnos a vivir en mundo globalizado, con libertad comercial y diversificación de actividades tiene consecuencias (posición 40/43).

México empeora con el paso del tiempo, urge detener la pérdida de competitividad. Trabajar hoy en el México del mañana nos puede ayudar. Dejemos de pensar en los siguientes tres años y pensemos en los siguientes 20 o 30 que vendrán.

*Manuel Guadarrama es coordinador de Gobierno y finanzas del IMCO. Las opiniones expresadas en esta columna son personales y no reflejan la postura institucional.

México obtuvo la posición 37 de los 43 países evaluados en el Índice de Competitividad Internacional (ICI) del IMCO 2021. Pasó de tener un nivel de competitividad media baja a baja. Esto quiere decir que en el mejor de los casos nos hemos estancado, si no es que empeorado en materia de salud, energía o conectividad, entre otras. Roma no se hizo en un día, la competitividad se construye a través de décadas. A México le falta visión a futuro, dejar a un lado políticas cortoplacistas y trabar con constancia y perseverancia.

Nada parece detener la pérdida de competitividad. Aquella capacidad de México para generar, atraer y retener talento e inversión disminuye frente al mundo. Un país competitivo es aquel que consistentemente resulta atractivo. Medir la competitividad de un país nos ayuda a conocer sus fortalezas y debilidades. Los indicadores proveen información sobre determinada situación o resultado, en este caso, de las políticas públicas que emplean los gobiernos. Aunque pareciera que siempre que comparamos países, los resultados son los mismos, existen casos de éxito y fracaso que vale la pena estudiar.

Los países como Noruega, Dinamarca, Suiza, Suecia, Irlanda, Países Bajos y Finlandia no surgieron siendo competitivos, llevan años invirtiendo y generado mejores sistemas de salud, educación, seguridad, conectividad y energía. Un ejemplo concreto en tres pasos: 1) Noruega invirtió en tecnologías para explotar hidrocarburos en el lecho marino a profundidades antes inaccesibles. 2) Reformó sus políticas energéticas para aprovechar dichos recursos de forma más rápida y eficiente. 3) Utiliza la renta petrolera para generaciones futuras en un fondo soberano y así evitar gastarla en inversiones no redituables. Esto le permite actualmente proveer bienes y servicios a su población con un alto estándar, que se traduce en una mejor calidad de vida y bienestar para su población.

En el ICI 2021 hay historias que reflejan las brechas de competitividad, pero también qué tenemos que hacer para mejorar. Otro ejemplo, para tener un sistema de salud como el de Dinamarca, México necesita 1) Disminuir las muertes de menores de 5 años. Mientras que en Dinamarca mueren 3.8 menores por cada mil nacidos, en México mueren 14.2; 2) Aumentar la cobertura de vacunación, no solo contra Covid-19, sino en sarampión y DTP (posición 41/43) Mientras que en Dinamarca se vacuna al 96.5% de los bebés, en México únicamente al 77.5%; 3) Disminuir el gasto en salud por cuenta propia y que asuma la responsabilidad el gobierno. El “gasto de bolsillo” en México es de 42.1% mientras que en Dinamarca es de 13.8%.

En México sabemos qué nos duele, de qué adolecemos y qué tenemos que hacer para mejorar. Sin respeto a las leyes, los derechos, pesos y contrapesos institucionales, México no puede ser competitivo (posición 39/43). Sin recursos públicos para la educación, salud y seguridad no podremos tener una sociedad incluyente preparada y sana (posición 38/43). Sin seguridad energética y conectividad no podemos ofrecer insumos de clase mundial (posición 39/43). Negarnos a vivir en mundo globalizado, con libertad comercial y diversificación de actividades tiene consecuencias (posición 40/43).

México empeora con el paso del tiempo, urge detener la pérdida de competitividad. Trabajar hoy en el México del mañana nos puede ayudar. Dejemos de pensar en los siguientes tres años y pensemos en los siguientes 20 o 30 que vendrán.

*Manuel Guadarrama es coordinador de Gobierno y finanzas del IMCO. Las opiniones expresadas en esta columna son personales y no reflejan la postura institucional.