/ martes 13 de agosto de 2019

Pigmentocracia

El concepto pigmentocracia estuvo en el debate público hace unos días y se difundió de manera amplia en redes sociales. Esta palabra nos refiere al uso del poder y el gobierno por personas con un color de tez, origen étnico o raza determinada. Un concepto más para hablar de discriminación, desigualdad y asimetrías.

La teoría moderna de los derechos humanos prohíbe cualquier tipo de discriminación desde hace 70 años por lo menos, incluida la famosa pigmentocracia. El problema a que se refiere esta idea ya se conocía hace cientos de años y también ha sido abordado por la teoría de los derechos humanos en miles y miles de hojas. Así mismo, el INEGI ya había publicado un estudio sobre los niveles de rezago social que se adjudican al color de la piel, dicho en otras palabras: nada nuevo bajo el sol.

Nuestro México no ceja en debatir las desigualdades en el país, los problemas sociales, usar y reutilizar conceptos viejos y nuevos para tocar el tema. El asunto es que se hace en tono de enfrentamiento, en dicotomías que no ofrecen soluciones, nos dejan el problema sobre la mesa y luego se marchan. Tenemos demasiados dilemas y muy pocas soluciones con discriminación y el cómo se ha construido nuestra comunidad política.

El artículo 1º Constitucional señala: “…Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones…”. Tenemos desde el 2011 una norma constitucional que toca el problema e insisto: lo que no abordamos son las salidas del conflicto.

En 1925, José Vasconcelos publicó su obra la Raza Cósmica y allí devela el problema de cómo se construyó nuestro México y el mundo. La diferencia con José Vasconcelos es que nos ofrece una salida, trasciende la confrontación, el lenguaje de adversarios y crea el concepto de una quinta raza, la llamada Raza Cósmica. Vasconcelos nos dice: “pugna de latinidad contra sajonismo ha llegado a ser, sigue siendo en nuestra época; pugna de instituciones, de propósitos y de ideales”. Más adelante, el mismo autor nos dice: “Los blancos intentarán, al principio, aprovechar sus inventos en beneficio propio, pero como la ciencia ya no es esotérica, no será fácil que lo logren; los absorberá la avalancha de todos los demás pueblos, y finalmente, deponiendo su orgullo, entrarán con los demás a componer la nueva raza síntesis, la quinta raza futura”. No coincido con todas las palabras que Vasconcelos plasma en esa obra ni en todas las ideas; pero es inegable que a partir del conclicto se crea una salida, una solución que ofrece esperanza, de nada sirve acentuar las divisiones sociales sin un puente que nos lleve a otro punto.

Han pasado casi cien años desde que se publicó la Raza Cósmica y seguimos con el problema de latinidad y sajonismo, solo que ahora nadie ofrece soluciones. Comprendo el uso del concepto pigmentocracia pero rachazo la idea de quedarnos anegados en la controversia. Comencemos a utilizar más palabras como raza, pueblo, mexicano, unidad, solidaridad e igualdad. Hagamos un debate serio de las asimetrías sociales pero ofrezcamos soluciones al respecto, y escuchemos de manera reflexiva y con pluralidad a todas las voces que integran nuestro país.

Doctor en Derecho

@jangulonobara

El concepto pigmentocracia estuvo en el debate público hace unos días y se difundió de manera amplia en redes sociales. Esta palabra nos refiere al uso del poder y el gobierno por personas con un color de tez, origen étnico o raza determinada. Un concepto más para hablar de discriminación, desigualdad y asimetrías.

La teoría moderna de los derechos humanos prohíbe cualquier tipo de discriminación desde hace 70 años por lo menos, incluida la famosa pigmentocracia. El problema a que se refiere esta idea ya se conocía hace cientos de años y también ha sido abordado por la teoría de los derechos humanos en miles y miles de hojas. Así mismo, el INEGI ya había publicado un estudio sobre los niveles de rezago social que se adjudican al color de la piel, dicho en otras palabras: nada nuevo bajo el sol.

Nuestro México no ceja en debatir las desigualdades en el país, los problemas sociales, usar y reutilizar conceptos viejos y nuevos para tocar el tema. El asunto es que se hace en tono de enfrentamiento, en dicotomías que no ofrecen soluciones, nos dejan el problema sobre la mesa y luego se marchan. Tenemos demasiados dilemas y muy pocas soluciones con discriminación y el cómo se ha construido nuestra comunidad política.

El artículo 1º Constitucional señala: “…Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones…”. Tenemos desde el 2011 una norma constitucional que toca el problema e insisto: lo que no abordamos son las salidas del conflicto.

En 1925, José Vasconcelos publicó su obra la Raza Cósmica y allí devela el problema de cómo se construyó nuestro México y el mundo. La diferencia con José Vasconcelos es que nos ofrece una salida, trasciende la confrontación, el lenguaje de adversarios y crea el concepto de una quinta raza, la llamada Raza Cósmica. Vasconcelos nos dice: “pugna de latinidad contra sajonismo ha llegado a ser, sigue siendo en nuestra época; pugna de instituciones, de propósitos y de ideales”. Más adelante, el mismo autor nos dice: “Los blancos intentarán, al principio, aprovechar sus inventos en beneficio propio, pero como la ciencia ya no es esotérica, no será fácil que lo logren; los absorberá la avalancha de todos los demás pueblos, y finalmente, deponiendo su orgullo, entrarán con los demás a componer la nueva raza síntesis, la quinta raza futura”. No coincido con todas las palabras que Vasconcelos plasma en esa obra ni en todas las ideas; pero es inegable que a partir del conclicto se crea una salida, una solución que ofrece esperanza, de nada sirve acentuar las divisiones sociales sin un puente que nos lleve a otro punto.

Han pasado casi cien años desde que se publicó la Raza Cósmica y seguimos con el problema de latinidad y sajonismo, solo que ahora nadie ofrece soluciones. Comprendo el uso del concepto pigmentocracia pero rachazo la idea de quedarnos anegados en la controversia. Comencemos a utilizar más palabras como raza, pueblo, mexicano, unidad, solidaridad e igualdad. Hagamos un debate serio de las asimetrías sociales pero ofrezcamos soluciones al respecto, y escuchemos de manera reflexiva y con pluralidad a todas las voces que integran nuestro país.

Doctor en Derecho

@jangulonobara

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