Con plazos razonables después de entrar en vigor, la Constitución capitalina señala fechas concretas a las autoridades, para cumplir con algunas obligaciones.
A pesar de ampliar los plazos, llegamos al final de esta administración y no se concretó una de las tareas más importantes: la Planeación de la Ciudad.
Mientras la primera mitad del gobierno de Claudia Sheinbaum se invirtió en crear las leyes del Sistema de Planeación, la segunda mitad se gastó en intentos fallidos de Plan General de Desarrollo y Programa General de Ordenamiento Territorial.
Sin consolidar al Instituto de Planeación, pese a ser responsable de elaborar instrumentos y guías para el desarrollo de la ciudad, diariamente nos alejamos de la meta.
Con Martí Batres al frente del Gobierno, las cosas no fueron muy distintas, pues ante el descontento ciudadano y el inminente fracaso del proceso iniciado por su antecesora, retiró de último minuto los documentos presentados.
Si no era suficiente la renuncia de Pablo Benlliure como titular del Instituto de Planeación, el encargado de despacho Patricio Carezzana, también abandonó el cargo, y en esa cadena de malas noticias, se incluye el comité de selección.
De acuerdo con la Ley, el comité debe tener 5 integrantes, sin embargo, el nombramiento de uno de ellos está vencido, y este mes vencen otros 2, por lo que ninguna convocatoria para elegir a la nueva titular del Instituto de Planeación, puede tener validez.
En vez de impulsar la renovación del comité de selección, se nombró un encargado de despacho más, mostrando que el Instituto de Planeación -perfilado en la Asamblea Constituyente- estorbó en esta administración.
A esto se suma el anuncio del gabinete de la próxima Jefa de Gobierno Clara Brugada, al cambiar a la SEDUVI, por la Secretaría de Planeación y Ordenamiento Territorial.
Por el nombre, la primer reacción social fue pensar la extinción del Instituto, eliminando la posibilidad de planear la ciudad con un proceso democrático.
Después de poner al frente de la nueva Secretaria, a Alejandro Encinas, quien -dicho sea de paso- impulsó la creación del Instituto en la Asamblea Constituyente, Clara Brugada adelantó algunas actividades de la dependencia.
Lo que se ha dicho hasta el momento, es crear la oficina de atención a los desarrolladores, una promesa de su campaña.
Con la promesa de no desaparecer ni duplicar funciones con el Instituto de Planeación, Clara Brugada aún no comienza su gobierno, y ya tiene grandes retos por resolver en esta materia:
Recibe una Ciudad que después de haber invertido lo más valioso: tiempo, no cuenta con instrumentos de Planeación, hay un Instituto a medio integrar, sin oficina de participación ciudadana y sin titular, cuyo comité de selección languidece junto con este gobierno morenista.