/ viernes 4 de febrero de 2022

Planes y Programas

Hace unos días, la SEP convocó a una serie de asambleas en todo el país para revisar planes y programas de estudio. El ejercicio resulta más que interesante por varios elementos.

El primero es que es el siguiente paso para la transformación de la educación, que inició con la reforma constitucional que contó con gran consenso, después la aprobación de las leyes secundarias; y ahora estos conceptos se tienen que materializar en planes y programas de estudio, para que eso se exprese en los libros de texto y en la práctica pedagógica.

El segundo elemento es el método, en el que se hace protagonistas a las comunidades, en particular a maestras y maestros que tradicionalmente no habían sido tomados en cuenta, como lo plantea el trabajo de investigación de la doctorante Arleth Navarro“Representaciones sociales, de los docentes de una escuela primaria en Iztapalapa”, donde documenta la falta de participación de docentes en la revisión de planes y programas. Este método permite, no sólo un debate sobre los contenidos, sino también sobre cómo aprovechar los saberes de los docentes.

Construir una educación pertinente, adecuada y útil para los tiempos y necesidades que viven y vivirán nuestras niñas y niños es uno de los más grandes desafíos de la educación. Repensar en libertad y en colectivo podría llevar a contenidos sólidos y de largo plazo.

Los nuevos planes y programas deberán tener como foco lo que ya son los aprendizajes fundamentales que se han definido en estos tiempos de pandemia y que son armónicos con los requerimientos mínimos internacionales; pero el acento, sin duda, estará en cómo crear una mejor ciudadanía, con valores, integridad y pensamiento comunitario.

Este último es uno de los ejes principales. Pero eso no debe espantar a nadie, países como Finlandia tienen éste como parte de su cotidianidad y ha sido la base de su sistema educativo y su desarrollo social, al grado de que tienen la asignatura de estudios comunitarios en sus escuelas.

En estos momentos, derivado de los costos académicos de la pandemia ,los planes y programas de estudio deben tener en un papel privilegiadísimo el pensamiento lógico matemático; el uso de la tecnología desde una perspectiva humana, que nos permita ser creadores y no únicamente consumidores; y de manera muy especial, nuestra mayor urgencia, desarrollar la competencia lectora.

El diálogo sin duda tendrá una gran utilidad en la construcción de planes y programas, ya que con éste se recuperan los saberes de las y los maestros en beneficio de la educación de nuestras niñas y niños.

Hace unos días, la SEP convocó a una serie de asambleas en todo el país para revisar planes y programas de estudio. El ejercicio resulta más que interesante por varios elementos.

El primero es que es el siguiente paso para la transformación de la educación, que inició con la reforma constitucional que contó con gran consenso, después la aprobación de las leyes secundarias; y ahora estos conceptos se tienen que materializar en planes y programas de estudio, para que eso se exprese en los libros de texto y en la práctica pedagógica.

El segundo elemento es el método, en el que se hace protagonistas a las comunidades, en particular a maestras y maestros que tradicionalmente no habían sido tomados en cuenta, como lo plantea el trabajo de investigación de la doctorante Arleth Navarro“Representaciones sociales, de los docentes de una escuela primaria en Iztapalapa”, donde documenta la falta de participación de docentes en la revisión de planes y programas. Este método permite, no sólo un debate sobre los contenidos, sino también sobre cómo aprovechar los saberes de los docentes.

Construir una educación pertinente, adecuada y útil para los tiempos y necesidades que viven y vivirán nuestras niñas y niños es uno de los más grandes desafíos de la educación. Repensar en libertad y en colectivo podría llevar a contenidos sólidos y de largo plazo.

Los nuevos planes y programas deberán tener como foco lo que ya son los aprendizajes fundamentales que se han definido en estos tiempos de pandemia y que son armónicos con los requerimientos mínimos internacionales; pero el acento, sin duda, estará en cómo crear una mejor ciudadanía, con valores, integridad y pensamiento comunitario.

Este último es uno de los ejes principales. Pero eso no debe espantar a nadie, países como Finlandia tienen éste como parte de su cotidianidad y ha sido la base de su sistema educativo y su desarrollo social, al grado de que tienen la asignatura de estudios comunitarios en sus escuelas.

En estos momentos, derivado de los costos académicos de la pandemia ,los planes y programas de estudio deben tener en un papel privilegiadísimo el pensamiento lógico matemático; el uso de la tecnología desde una perspectiva humana, que nos permita ser creadores y no únicamente consumidores; y de manera muy especial, nuestra mayor urgencia, desarrollar la competencia lectora.

El diálogo sin duda tendrá una gran utilidad en la construcción de planes y programas, ya que con éste se recuperan los saberes de las y los maestros en beneficio de la educación de nuestras niñas y niños.