/ martes 6 de abril de 2021

Poco que rescatar y mucho por mejorar

La Selección de México regresó al buen camino gracias a la victoria que obtuvo la semana pasada frente a Costa Rica, sin embargo, volvió a quedar en evidencia que al combinado dirigido por Gerardo Martino aún le falta definir su estilo de juego; algo que, penosamente, no conseguirá al enfrentarse con rivales del área de la Concacaf.

Entiendo que el partido que México disputó la semana pasada contra Costa Rica se haya buscado con la intención de darse una vaga idea de cómo podría ser el partido que en junio volverá a enfrentar a ambos combinados, en las semifinales de la Liga de Naciones de la Concacaf. Sin embargo, salvo el aporte de Hirving Lozano y Jesús Corona, a quienes he resaltado no ahora, si no desde hace ya varios meses, fue muy poco lo que se rescató de este amistoso en la primera Fecha FIFA del año.

Contrario a la derrota sufrida frente a Gales, apenas un par de días antes, México ya no jugó con solo un delantero en punta, algo que cuestioné la semana pasada en este espacio, pues en la actualidad son contados los equipos que pueden darse ese lujo, a menos que la intención sea defender la ventaja en el marcador, para lo que, obviamente, primero se deben meter los goles.

En esta ocasión, Hirving Lozano estuvo acompañado tanto por Rodolfo Pizarro como por el propio Jesús Corona, y la diferencia fue evidente.

Héctor Moreno, quien frente a Gales se quedó en el banco de suplentes pese a su largo viaje desde Qatar, jugó en el centro de la defensiva junto a Carlos Salcedo, quien se vio mejor acompañado.

Hasta este punto, todo fue benéfico para la Selección Mexicana, pero insisto en que no podemos ni debemos engañarnos, porque así como se cuestiona a los jugadores dentro de la cancha, también se les debe exigir a los dirigentes.

Está claro que aún queda mucho por demostrar y hasta por probar, pero el tiempo ya no está a nuestro favor, por lo que enfrentar a rivales del área de la Concacaf es desfavorable.

A estas alturas y de cara a las eliminatorias rumbo al Mundial de Qatar 2022, los equipos rivales deberían ser, de preferencia, europeos; y si no se puede, caería mucho mejor que fueran africanos, asiáticos o sudamericanos.

Lo digo con conocimiento de causa; tanto en mi etapa de jugador, como de técnico y de seleccionador nacional.

Eso fue precisamente algo que exigí a los dirigentes mientras estuve al frente de la Selección Mexicana; y el crecimiento fue evidente. Dejamos de ser aquel representativo nacional que sentía miedo cuando se enfrentaba a rivales como Brasil, Alemania, Argentina e Italia.

Independientemente del bajo nivel que existe en la Concacaf, los rivales de esta área suelen acabar, a base de patadas, con cualquier estilo de juego.

Y si hablamos de que México aún está en la búsqueda del suyo, resulta todavía más contraproducente, sobre todo porque el partido contra Costa Rica se disputó en Europa, concretamente en Austria.

Esperemos que en futuras ocasiones los rivales ya no sean del área de la Concacaf, y ojalá también podamos ver a Carlos Vela de vuelta con la Selección Nacional, porque, en mi opinión, es justo lo que le hace falta a Martino para definir su cuadro titular.

Difícil será, porque mientras los dirigentes mantengan la mentalidad de querer condicionar y obligar a los jugadores a someterse a condiciones injustas, el delantero de Los Ángeles FC tampoco dará su brazo a torcer.

Se lo pierde él, es cierto, pero también lo es que nos lo perdemos todos, incluso la Selección Nacional Sub-23, que recientemente consiguió su clasificación a los Juegos Olímpicos que este año se disputarán en Tokio, si así lo permite la pandemia del Covid-19.

¿Se imaginan a Vela, campeón del Mundo con la Selección Sub-17, al frente de un puñado de jóvenes talentosos? Yo sí, porque la mentalidad que tiene es justo lo que hace falta.

¡Que te lo digo yo!

La Selección de México regresó al buen camino gracias a la victoria que obtuvo la semana pasada frente a Costa Rica, sin embargo, volvió a quedar en evidencia que al combinado dirigido por Gerardo Martino aún le falta definir su estilo de juego; algo que, penosamente, no conseguirá al enfrentarse con rivales del área de la Concacaf.

Entiendo que el partido que México disputó la semana pasada contra Costa Rica se haya buscado con la intención de darse una vaga idea de cómo podría ser el partido que en junio volverá a enfrentar a ambos combinados, en las semifinales de la Liga de Naciones de la Concacaf. Sin embargo, salvo el aporte de Hirving Lozano y Jesús Corona, a quienes he resaltado no ahora, si no desde hace ya varios meses, fue muy poco lo que se rescató de este amistoso en la primera Fecha FIFA del año.

Contrario a la derrota sufrida frente a Gales, apenas un par de días antes, México ya no jugó con solo un delantero en punta, algo que cuestioné la semana pasada en este espacio, pues en la actualidad son contados los equipos que pueden darse ese lujo, a menos que la intención sea defender la ventaja en el marcador, para lo que, obviamente, primero se deben meter los goles.

En esta ocasión, Hirving Lozano estuvo acompañado tanto por Rodolfo Pizarro como por el propio Jesús Corona, y la diferencia fue evidente.

Héctor Moreno, quien frente a Gales se quedó en el banco de suplentes pese a su largo viaje desde Qatar, jugó en el centro de la defensiva junto a Carlos Salcedo, quien se vio mejor acompañado.

Hasta este punto, todo fue benéfico para la Selección Mexicana, pero insisto en que no podemos ni debemos engañarnos, porque así como se cuestiona a los jugadores dentro de la cancha, también se les debe exigir a los dirigentes.

Está claro que aún queda mucho por demostrar y hasta por probar, pero el tiempo ya no está a nuestro favor, por lo que enfrentar a rivales del área de la Concacaf es desfavorable.

A estas alturas y de cara a las eliminatorias rumbo al Mundial de Qatar 2022, los equipos rivales deberían ser, de preferencia, europeos; y si no se puede, caería mucho mejor que fueran africanos, asiáticos o sudamericanos.

Lo digo con conocimiento de causa; tanto en mi etapa de jugador, como de técnico y de seleccionador nacional.

Eso fue precisamente algo que exigí a los dirigentes mientras estuve al frente de la Selección Mexicana; y el crecimiento fue evidente. Dejamos de ser aquel representativo nacional que sentía miedo cuando se enfrentaba a rivales como Brasil, Alemania, Argentina e Italia.

Independientemente del bajo nivel que existe en la Concacaf, los rivales de esta área suelen acabar, a base de patadas, con cualquier estilo de juego.

Y si hablamos de que México aún está en la búsqueda del suyo, resulta todavía más contraproducente, sobre todo porque el partido contra Costa Rica se disputó en Europa, concretamente en Austria.

Esperemos que en futuras ocasiones los rivales ya no sean del área de la Concacaf, y ojalá también podamos ver a Carlos Vela de vuelta con la Selección Nacional, porque, en mi opinión, es justo lo que le hace falta a Martino para definir su cuadro titular.

Difícil será, porque mientras los dirigentes mantengan la mentalidad de querer condicionar y obligar a los jugadores a someterse a condiciones injustas, el delantero de Los Ángeles FC tampoco dará su brazo a torcer.

Se lo pierde él, es cierto, pero también lo es que nos lo perdemos todos, incluso la Selección Nacional Sub-23, que recientemente consiguió su clasificación a los Juegos Olímpicos que este año se disputarán en Tokio, si así lo permite la pandemia del Covid-19.

¿Se imaginan a Vela, campeón del Mundo con la Selección Sub-17, al frente de un puñado de jóvenes talentosos? Yo sí, porque la mentalidad que tiene es justo lo que hace falta.

¡Que te lo digo yo!