Desde luego que al mismo tiempo, se debe identificar/asimilar las misiones de las Fuerzas Armadas y secretarías correspondientes. No es un mero juego de palabras, precisiones conceptuales o detalles jurídicos. Se trata, es eso sí, de estar en condiciones para un análisis preciso, respecto de las funciones de las dependencias del gobierno federal, a propósito de la profesión militar. Así ha sido y es, en las democracias liberales contemporáneas. La administración pública en México, considera en su principal estructura (secretarías de Estado) la distribución de las responsabilidades: Salud, Educación, Relaciones Exteriores, Trabajo, Gobernación, Comunicaciones, entre otras además, desde luego, de Defensa Nacional y Marina Armada de México.
Así, sus respectivos titulares, aunque sea una obviedad pero debe recordarse, forman parte de un gabinete y por tanto, del equipo de la Presidenta de la República. Tal y como lo fueron sus predecesores. El General de División Diplomado de Estado Mayor, Ricardo Trevilla Trejo y el Almirante Cuerpo General Diplomado de Estado Mayor Pedro Raymundo Morales Ángeles, también son al mismo tiempo, Altos mandos del Ejército y Fuerza Aérea; y de la Armada de México, respectivamente. Esta dualidad/simultaneidad jurídica y militar, implica para la opinión pública y la comunidad de analistas, una precisión que permite la adecuada comprensión respecto de las asignaciones que cada Presidencia de la República en su momento, les asigna.
Desde luego que el sexenio que acaba de iniciar no será la excepción. Qué va. Desde el discurso de inauguración y aún antes, la Presidenta Sheinbaum Pardo, comenzó a perfilar algunas de las prioridades tanto para las Secretarías de Defensa y Marina, como para las Fuerzas Armadas. Para las primeras, ya han sido señaladas tareas específicas para seguir contribuyendo al desarrollo nacional, tal y como los indican las respectivas Leyes Orgánicas. Para las segundas, las actividades sustanciales para el apoyo a la Seguridad Pública –destacando la Guardia Nacional, así como lo que corresponde a la preservación/fortalecimiento de las Seguridades Interior y Nacionales.
De esa manera, desde el primer día del sexenio, resulta indispensable el establecimiento de líneas de comunicación que sean mucho más profundas que la mera difusión de actividades, logro de metas y éxitos. Se requiere, en primer lugar, acercar a la población respecto de la relevancia de los valores e identidades nacionales que a su vez, implican las bases de las prácticas cívicas que crean ciudadanía. Las Seguridades Interior y Nacional, tienen como basamento las actividades cotidianas de las personas, orientadas para el adecuado funcionamiento de los sistemas sociales. Esa dinámica propicia los sentidos de identidad y pertenencia.
En esas condiciones, las Secretarías y las Fuerzas Armadas, procesarán tres enormes desafíos, a saber: uno, contribuir al desarrollo nacional; dos, el restablecimiento de la Seguridad Pública; tres, sobre todo, preservar y aún, consolidar, la permanente exigencia del adiestramiento, equipamiento, educación y adoctrinamiento militares, pues este último, es el que ha sido el principal promotor de su aceptación social, prestigio institucional y reconocimiento internacional. Se tratan de metas que al mismo tiempo, se van conquistando en la actividad que día con día sus miles de mujeres y hombres, logran mediante el patriotismo y vocación de servicio.
A los anteriores tres desafíos, debe agregarse el intenso y dinámico contexto internacional. A partir de la condición Geopolítica de México, los conflictos en curso, sobre todo en Ucrania y Medio Oriente, también influyen de manera sustancial en el establecimiento de los criterios y políticas, para garantizar nuestra Seguridad Nacional.
@JOP