No hay duda, de que es un factor real, que incide en las principales decisiones en las materias de Defensa, Seguridad Nacional e Inteligencia. Por otra parte, las relaciones civiles militares de ese país, sobre todo por lo que hace a los Presidentes y sus respectivos Comandantes, ha sido objeto, de manera por completo justificada, de una larga serie de estudios, investigaciones biográficas, documentales y no pocas películas. Relaciones por ejemplo entre Harry S. Truman y Ike Eisenhower durante la presidencia del primero, como integrante del Partido Demócrata y será el legendario General, quien le suceda en el cargo, pero apoyado por el Partido Republicano.
Para acotar esta breve colaboración, como referente sustancial en esas complejas e interesantes reacciones, recordemos los varios desencuentros entre el entonces Presidente Donald Trump y el Jefe del Estado Mayor Conjunto (2019-2023), el General Mark Milley (Ejército de tierra o Army). Por ejemplo, el célebre discurso de éste último, pronunciado a propósito de la inauguración del Museo de la Constitución, en Washington, D.C., en donde señaló con toda claridad, que las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, estaban al servicio de las instituciones, los intereses de la Seguridad Nacional y de la población, enfático expresó: no estamos al servicio de ninguna persona, por importante que sea. Primero son los valores y principios de nuestra Nación.
El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, está compuesto por las respectivas Jefaturas de Estado Mayor del Ejército de tierra, la Armada, el Cuerpo de Marines, la Fuerza Aérea, la Guardia Nacional el Comando de Operaciones Espaciales. A lo largo de la historia de los Estados Unidos, después de una importante operación militar, la élite de dicho estamento, pasa a jugar un papel de primer orden en la política. Así, han sido entre otros, Presidentes de amplia trayectoria miliar Winfield Scott (invasión a México 1846-1848), Ulysses Grant (Guerra de Secesión o Civil), el mencionado Eisenhower (Segunda Guerra Mundial). En esta ocasión el candidato a la vicepresidencia del Partido Republica, James David Vance, se presenta en primer lugar, como veterano de la guerra en Afganistán. También es el caso de John F. Kennedy que en su hoja de servicios, da cuenta de su función como Comandante de una lancha torpedera en el Pacífico y que fue hundida por un destructor japonés.
La democracia de los Estados Unidos, junto con la de Francia y el Reino Unido, son la base y antecedente de la historia moderna y también, de la democracia liberal y plural que hoy vivimos en varias partes del mundo. El compromiso de las Fuerzas Armadas en esas condiciones, se vuelve un factor determinante para procurar la estabilidad del Estado y los sistemas social y político; de nueva cuenta en los Estados Unidos, se enfrentan a un serio dilema. En la tercera campaña presidencial consecutiva del Donald Trump (2015, 2020, 2024), la acechanza a la institucionalidad y al pacto social en ese país, se encuentra en riesgo. Es decir, además de la Casa Blanca, las posiciones en el Congreso y otros cargos que serán sometidos a la voluntad popular (en el complejo y anacrónico sistema electoral del país) esta en cuestión la viabilidad misma de las estructuras que han convertido a los Estados Unidos, en una potencia preponderante. Un recurso fundamental, es la preeminencia indiscutible en cuanto gasto e inversión militar. El desarrollo de la tecnología con aplicaciones para la guerra, es lo que ha permitido sin duda, mantener conflictos como la invasión de Rusia a Ucrania y las tensiones entre China y Taiwán.
La forma en que se procese en la élite militar la probables condiciones de la y el aspirante a Comandante de las Fuerzas Armadas, es decir Kamala Harris y Donald Trump, será un elemento decisivo para el siguiente capítulo en las relaciones civiles militares para dicho país. Continuaré.
@JOPso