/ viernes 10 de noviembre de 2017

Política, poder y elecciones en Estados Unidos

Durante generaciones de lectores, estudiosos y practicantes de la política, se ha hecho un limitara y tergiversada interpretación, respecto que cuando se habla de poder político (su disputa y ejercicio), ni la moral, ni la ética ni los principios cuentan. Sin embrago, basta con abrir las páginas de la sección internacional de El Sol de México, en su edición de ayer, para enterarnos de la triple derrota electoral del Partido Republicano, en Nueva York, Virginia y Nueva Jersey. Por supuesto que cada caso amerita un análisis detallado, empero, esos comicios, arrojan luces sobre aspectos que merecen nuestra atención.

En primer lugar, la actitud divisiva y polémica del Presidente de Estados Unidos, que si bien mantiene una amplía y sólida base electoral, la misma comienza a erosionarse rumbo a las así llamadas, elecciones de medio término, en noviembre del siguiente año. No basta con actuar de forma intempestiva e incluso, imprevisible, para garantizar la viabilidad de un proyecto de gobierno. Incluso, a juzgar por los resultados arriba mencionados, el ejercicio del poder político, demanda mucho más que intuición, astucia o un pretendido carácter fuerte. Meditar los pasos a seguir por el tomador de decisiones, incluso puede abrir una serie de opciones para sumar aliados y por tanto, consolidar acuerdos.

En segundo término, la capacitación, el conocimiento y las destrezas personales, resultan ser unos soportes insustituibles para hacer del ejercicio del poder político, un ambiente de al menos, convergencia interna. Claro que la acción política, al ser inherente al ser humano, esto no significa que cualquier persona pueda gobernar. Ese un lugar común, es decir, de que cualquier ciudadano puede gobernar, como podemos constatar en los Estados Unidos, lejos de fortalecer a los valores e instituciones de la democracia, los somete a presión y los puede debilitar. La emergencia de la intolerancia, el racismo, la xenofobia, entre otros “enemigos internos” como bien los llama Tzvan Tzdorov, crecen hasta convertirse en un verdadero antagonismo para el Estado y la sociedad.

El tercer supuesto y creído lugar común, es que basta la voluntad del líder, en este caso, del Presidente de los Estados Unidos, para modificar o transformar la realidad de una país. Nadie puede por sí solo, ajustar la inercia de la economía, la diplomacia, los mercados internacionales y hasta las expresiones de inconformidad social. Y justo cuando en nuestro país, en enfilamos al inicio formal de las elecciones federales y locales, debiéramos tomar nota de las experiencias que vive la principal potencia mundial, como resultado directo de un carácter intempestivo en el ejercicio del poder público desde la posición más alta, como es la Presidencia.

Semana a semana, nos encontramos o nos enteramos de una nueva fricción, de una nueva confrontación por parte del jefe de la Casa Blanca. Es deseable, que la lección de los comicios de este martes, tengan un efecto positivo para amainar lo que parece una fuente inagotable de generación de conflictos y desgaste para una de las democracias más importante del mundo.

javierolivaposada@gmail.com

Durante generaciones de lectores, estudiosos y practicantes de la política, se ha hecho un limitara y tergiversada interpretación, respecto que cuando se habla de poder político (su disputa y ejercicio), ni la moral, ni la ética ni los principios cuentan. Sin embrago, basta con abrir las páginas de la sección internacional de El Sol de México, en su edición de ayer, para enterarnos de la triple derrota electoral del Partido Republicano, en Nueva York, Virginia y Nueva Jersey. Por supuesto que cada caso amerita un análisis detallado, empero, esos comicios, arrojan luces sobre aspectos que merecen nuestra atención.

En primer lugar, la actitud divisiva y polémica del Presidente de Estados Unidos, que si bien mantiene una amplía y sólida base electoral, la misma comienza a erosionarse rumbo a las así llamadas, elecciones de medio término, en noviembre del siguiente año. No basta con actuar de forma intempestiva e incluso, imprevisible, para garantizar la viabilidad de un proyecto de gobierno. Incluso, a juzgar por los resultados arriba mencionados, el ejercicio del poder político, demanda mucho más que intuición, astucia o un pretendido carácter fuerte. Meditar los pasos a seguir por el tomador de decisiones, incluso puede abrir una serie de opciones para sumar aliados y por tanto, consolidar acuerdos.

En segundo término, la capacitación, el conocimiento y las destrezas personales, resultan ser unos soportes insustituibles para hacer del ejercicio del poder político, un ambiente de al menos, convergencia interna. Claro que la acción política, al ser inherente al ser humano, esto no significa que cualquier persona pueda gobernar. Ese un lugar común, es decir, de que cualquier ciudadano puede gobernar, como podemos constatar en los Estados Unidos, lejos de fortalecer a los valores e instituciones de la democracia, los somete a presión y los puede debilitar. La emergencia de la intolerancia, el racismo, la xenofobia, entre otros “enemigos internos” como bien los llama Tzvan Tzdorov, crecen hasta convertirse en un verdadero antagonismo para el Estado y la sociedad.

El tercer supuesto y creído lugar común, es que basta la voluntad del líder, en este caso, del Presidente de los Estados Unidos, para modificar o transformar la realidad de una país. Nadie puede por sí solo, ajustar la inercia de la economía, la diplomacia, los mercados internacionales y hasta las expresiones de inconformidad social. Y justo cuando en nuestro país, en enfilamos al inicio formal de las elecciones federales y locales, debiéramos tomar nota de las experiencias que vive la principal potencia mundial, como resultado directo de un carácter intempestivo en el ejercicio del poder público desde la posición más alta, como es la Presidencia.

Semana a semana, nos encontramos o nos enteramos de una nueva fricción, de una nueva confrontación por parte del jefe de la Casa Blanca. Es deseable, que la lección de los comicios de este martes, tengan un efecto positivo para amainar lo que parece una fuente inagotable de generación de conflictos y desgaste para una de las democracias más importante del mundo.

javierolivaposada@gmail.com