/ lunes 23 de agosto de 2021

Por el rescate de la democracia

Los órganos electorales actuales y autónomos están totalmente disociados de la realidad del país y se han apartado de su premisa fundamental: alentar la participación democrática y la defensa del voto popular.

En un régimen corrupto como fue el neoliberal, que resolvía a balazos y no con votos los cargos de representación popular, tenía sentido que los sobrevivientes de una izquierda ferozmente reprimida pugnaran por elecciones libres y que el Ejecutivo dejara de ser juez y parte en el proceso electoral. Con este supuesto nació el órgano electoral. Pero el tamaño de la autocracia priista era atroz y se necesitaban condiciones para que no se repitiera el vergonzoso caso de 1976 de López Portillo, candidato único a la Presidencia. Por eso en 1994 se vio como un avance la transformación del IFE en un órgano de carácter más ciudadano; en 1996 se fortalece su autonomía con el fin de organizar y garantizar elecciones limpias y transparentes; y en 2014 se convierte en un órgano nacional, facultado para intervenir incluso en elecciones locales.

Sin embargo, no se previeron controles para impedir que el Instituto Nacional Electoral fuera cooptado por quienes lo integran. En estas malas decisiones nació el cáncer que hoy lo pudre. Sus autoridades, encabezadas por Lorenzo Córdoba, decidieron traicionar el ideal democrático y ser una facción más que sólo pretende legitimar a los partidos que puso en el poder hasta 2018. Ahí es donde empezó a verse desafiado por el verdadero espíritu democrático de esta transformación.

Hemos demostrado con pruebas el camino antidemocrático del INE: desde las elecciones de 2006, en donde avaló un gigantesco fraude reconocido con total cinismo por el propio Fox, hasta cuando Calderón –con su “haiga sido como haiga sido”– se burló del fraude que le permitió sumir al país en la más dolorosa guerra fratricida. Después, Peña Nieto y el caso Monex, pues aun cuando se reconoció un financiamiento ilícito en su campaña electoral y un descarado rebase en los topes de campaña, Peña llegó al gobierno legitimado por el INE.

Pero no se le ocurra a un aspirante a una candidatura por Morena salir en sus redes sociales, porque entonces sí todo el peso de una torcida ley usada en contra de nuestra causa, y de inmediato el retiro de las candidaturas a Morón y a Salgado; mientras se pasan por alto actos anticipados de campaña de otros candidatos, como el de MC en Nuevo León. El INE vio con benevolencia a sus protectores de antaño y sólo Morena fue brutalmente castigado por este árbitro vendido y corrupto.

Todas las ilegalidades del PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano fueron protegidas por el Tribunal Electoral, al ratificar el manto de impunidad sobre las conductas violatorias de la normatividad que acompañaron las injustas decisiones del INE. Ninguno quiso ver la perniciosa interferencia de los gobiernos locales en Coahuila, Jalisco, el Estado de México y otros tantos, donde se utilizaron programas sociales estatales para favorecer a sus candidatos. Mientras en el ámbito federal se cuidó al extremo este proceso, se encubrieron casos como el del candidato a diputado federal en Hidalgo, donde faltando de computar menos del 10% de las casillas, misteriosamente aparecieron 10 mil votos para la oposición.

En mi caso, en el Distrito 24 de Naucalpan de Juárez, el INE dejó de analizar el rebase de gastos de campaña en más del 60% de la candidata de la coalición Va por México, Gabriela Olvera; y el Tribunal Electoral decidió omitir la violación al estado laico por parte de esta candidata, al no analizar pruebas y testimonios notariales, así como videos en donde comprobamos que la hoy diputada usó recursos públicos para hacer campaña abierta en templos cristianos de Naucalpan. Con todo y un cúmulo de pruebas –determinantes en la elección–, el Tribunal decidió ignorarlas para mantener un triunfo espurio de la oposición.

Es evidente la fraudulenta alianza entre el INE de Lorenzo Córdova y el Tribunal Electoral con quienes representan a la oposición: 1) El INE creó su figura de “militancia efectiva” para asignar menos diputados plurinominales a la coalición de Morena, 2) las únicas tres anulaciones de diputaciones federales fueron contra Morena y ninguna de la oposición, 3) el recuento de una elección que sólo procedió en Campeche, donde ganó Morena.

En correspondencia, la oposición bloqueó un periodo extraordinario donde se discutiría la Ley Federal de Revocación de Mandato, a efecto de que nuevamente el INE usurpe las funciones del Congreso y norme el proceso de revocación de mandato, que –según el proyecto filtrado– está hecho para otra realidad que no es la nacional y sólo busca bloquear la participación ciudadana en este importante proceso de revocación/ratificación de un mandato.

Urge una profunda reforma a las instituciones electorales, a efecto de que vuelvan a ser garantes de la democracia y no burocracias doradas endogámicas que pactan para socavar la voluntad popular a favor de mezquinos intereses. Por ello considero que la primera y más viable solución es retirar por completo el presupuesto a todos los órganos autónomos, último reducto del proyecto impune y corrupto de nuestro pasado neoliberal.

https://www.facebook.com/angeleshuertadip/

@gelahuerta

Los órganos electorales actuales y autónomos están totalmente disociados de la realidad del país y se han apartado de su premisa fundamental: alentar la participación democrática y la defensa del voto popular.

En un régimen corrupto como fue el neoliberal, que resolvía a balazos y no con votos los cargos de representación popular, tenía sentido que los sobrevivientes de una izquierda ferozmente reprimida pugnaran por elecciones libres y que el Ejecutivo dejara de ser juez y parte en el proceso electoral. Con este supuesto nació el órgano electoral. Pero el tamaño de la autocracia priista era atroz y se necesitaban condiciones para que no se repitiera el vergonzoso caso de 1976 de López Portillo, candidato único a la Presidencia. Por eso en 1994 se vio como un avance la transformación del IFE en un órgano de carácter más ciudadano; en 1996 se fortalece su autonomía con el fin de organizar y garantizar elecciones limpias y transparentes; y en 2014 se convierte en un órgano nacional, facultado para intervenir incluso en elecciones locales.

Sin embargo, no se previeron controles para impedir que el Instituto Nacional Electoral fuera cooptado por quienes lo integran. En estas malas decisiones nació el cáncer que hoy lo pudre. Sus autoridades, encabezadas por Lorenzo Córdoba, decidieron traicionar el ideal democrático y ser una facción más que sólo pretende legitimar a los partidos que puso en el poder hasta 2018. Ahí es donde empezó a verse desafiado por el verdadero espíritu democrático de esta transformación.

Hemos demostrado con pruebas el camino antidemocrático del INE: desde las elecciones de 2006, en donde avaló un gigantesco fraude reconocido con total cinismo por el propio Fox, hasta cuando Calderón –con su “haiga sido como haiga sido”– se burló del fraude que le permitió sumir al país en la más dolorosa guerra fratricida. Después, Peña Nieto y el caso Monex, pues aun cuando se reconoció un financiamiento ilícito en su campaña electoral y un descarado rebase en los topes de campaña, Peña llegó al gobierno legitimado por el INE.

Pero no se le ocurra a un aspirante a una candidatura por Morena salir en sus redes sociales, porque entonces sí todo el peso de una torcida ley usada en contra de nuestra causa, y de inmediato el retiro de las candidaturas a Morón y a Salgado; mientras se pasan por alto actos anticipados de campaña de otros candidatos, como el de MC en Nuevo León. El INE vio con benevolencia a sus protectores de antaño y sólo Morena fue brutalmente castigado por este árbitro vendido y corrupto.

Todas las ilegalidades del PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano fueron protegidas por el Tribunal Electoral, al ratificar el manto de impunidad sobre las conductas violatorias de la normatividad que acompañaron las injustas decisiones del INE. Ninguno quiso ver la perniciosa interferencia de los gobiernos locales en Coahuila, Jalisco, el Estado de México y otros tantos, donde se utilizaron programas sociales estatales para favorecer a sus candidatos. Mientras en el ámbito federal se cuidó al extremo este proceso, se encubrieron casos como el del candidato a diputado federal en Hidalgo, donde faltando de computar menos del 10% de las casillas, misteriosamente aparecieron 10 mil votos para la oposición.

En mi caso, en el Distrito 24 de Naucalpan de Juárez, el INE dejó de analizar el rebase de gastos de campaña en más del 60% de la candidata de la coalición Va por México, Gabriela Olvera; y el Tribunal Electoral decidió omitir la violación al estado laico por parte de esta candidata, al no analizar pruebas y testimonios notariales, así como videos en donde comprobamos que la hoy diputada usó recursos públicos para hacer campaña abierta en templos cristianos de Naucalpan. Con todo y un cúmulo de pruebas –determinantes en la elección–, el Tribunal decidió ignorarlas para mantener un triunfo espurio de la oposición.

Es evidente la fraudulenta alianza entre el INE de Lorenzo Córdova y el Tribunal Electoral con quienes representan a la oposición: 1) El INE creó su figura de “militancia efectiva” para asignar menos diputados plurinominales a la coalición de Morena, 2) las únicas tres anulaciones de diputaciones federales fueron contra Morena y ninguna de la oposición, 3) el recuento de una elección que sólo procedió en Campeche, donde ganó Morena.

En correspondencia, la oposición bloqueó un periodo extraordinario donde se discutiría la Ley Federal de Revocación de Mandato, a efecto de que nuevamente el INE usurpe las funciones del Congreso y norme el proceso de revocación de mandato, que –según el proyecto filtrado– está hecho para otra realidad que no es la nacional y sólo busca bloquear la participación ciudadana en este importante proceso de revocación/ratificación de un mandato.

Urge una profunda reforma a las instituciones electorales, a efecto de que vuelvan a ser garantes de la democracia y no burocracias doradas endogámicas que pactan para socavar la voluntad popular a favor de mezquinos intereses. Por ello considero que la primera y más viable solución es retirar por completo el presupuesto a todos los órganos autónomos, último reducto del proyecto impune y corrupto de nuestro pasado neoliberal.

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@gelahuerta

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