/ sábado 15 de mayo de 2021

¿Por qué AMLO insiste en hablar de reelección?

Al menos una vez a la semana, durante las conferencias mañaneras, el presidente Andrés Manuel López Obrador niega o se refiere a la reelección. Una posibilidad que, insiste, no está en sus intenciones.

Según la empresa Spin, dedicada a contar todo lo que contable en el discurso presidencial, estima que en las 607 conferencias matutinas realizadas hasta el pasado jueves, AMLO ha pronunciado la palabra “reelección” en 107 ocasiones, demasiadas si se considera su reiterada negativa.

Esta semana, López Obrador se refirió en dos ocasiones a la continuidad de su gobierno. Primero, el miércoles, lo hizo en tono de broma porque, a pesar de saber que le faltan poco más de tres años, dijo que le quedaban seis pues trabaja “al doble”.

Ese mismo día, el primer mandatario señaló que su permanencia en el cargo es un asunto de los mexicanos, porque en marzo del próximo año se realizará la consulta de revocación de mandato. “El pueblo pone, el pueblo quita”, ha insistido infinidad de veces, entonces ¿dónde quedan la Constitución y los votos ciudadanos?

Al día siguiente, o sea el jueves pasado, el Presidente de la República fue más allá al referirse al asunto. Aseguró que el fin de semana, durante un recorrido por Villahermosa, Tabasco, y en otro por la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Veracruz, los ciudadanos le pidieron repetir otro sexenio.

Y así pueden contarse las reiteradas ocasiones que el Presidente niega su reelección y se asume como un “maderista” en contra de esa práctica que evoca más al añejo, recalcitrante y reprobado gobierno de Porfirio Díaz quien, al concluir sus cuatro años de gobierno, decía que no había opositor y volvía a ocupar la silla.

Las advertencias que lanzan sus opositores a la posibilidad de que López Obrador intente modificar el artículo 83 de la Constitución, para buscar la reelección, han sido tan constantes en la carrera del político tabasqueño que el 25 de julio de 2019, desde Palacio Nacional, firmó ante notario público una carta para garantizar que se cumplirá su palabra.

“Soy maderista y creo en el sufragio efectivo y no reelección y por eso voy a durar el tiempo que el pueblo quiera, no me voy a aferrar a la Presidencia. Tengo que hacer esto porque no les voy a dejar pasar nada a los conservadores”, dijo esa ocasión.

Es importante resaltar que de manera reiterada, el Presidente de la República habla de no reelegirse y remata su discurso asegurando que durará en el cargo mientras el pueblo quiera.

EL FRACASO DE LAS CONSULTAS DE AMLO

Durante su carrera política, Andrés Manuel ha aplicado la llamada “democracia consultiva”, es decir para las decisiones más importantes recurre a la consulta ciudadana ya sea presencial o telefónica.

Como encargado del gobierno capitalino, AMLO organizó una consulta telefónica para definir si seguía o no en el cargo; en 2012 cuando él y Marcelo Ebrard, ahora secretario de Relaciones Exteriores, se disputaban la candidatura presidencial por el PRD, se decidió al aspirante mediante una encuesta organizada por la dirigencia perredista, en el que ambos militaban por aquellos días; además, como presidente electo, convocó a los mexiquenses afectados por el aeropuerto que se construía en Texcoco, para que definieran si continuaba la obra o la suspendía, lo que ocurrió a final de cuentas.

Esta práctica, que debería ser una de las más legítimas y transparentes, nunca ha sido la más acertada, los resultados siempre son severamente criticados, y sus procedimientos son poco claros. Aunque algo ocurre “en lo oscurito” que los involucrados salen “convencidos” de que la decisión fue la mejor.

Como en el viejo priismo, todo queda en el oscurantismo, tal y como ha ocurrido en Morena, el partido que el propio López Obrador fundó para llegar a la Presidencia. Así se las gasta la izquierda mexicana que pretende acabar los viejos vicios.

EL PUEBLO ESTÁ DESAMPARADO

Un hecho que llamó la atención esta semana fue el asesinato de Abel Murrieta, el candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Cajeme, Sonora y exfiscal estatal, ocurrido la tarde del jueves.

La tragedia humana que impacta a los mexicanos se puede advertir en un video que fue captado posterior al artero homicidio. Desde un auto, una pareja graba a una mujer ondear una bandera blanca con naranja, con el escudo del partido Movimiento Ciudadano, sola junto al cuerpo tendido en el piso, aún descubierto, del candidato.

En la trágica escena, la seguidora de Murrieta se observa impactada, desprotegida, sin saber qué hacer, como cualquier mexicano se queda ante la ola de violencia que ha bañado de sangre toda la nación durante más de dos décadas.

Del 7 de septiembre de 2020, cuando arrancaron las campañas electorales, al 13 de mayo la empresa Etellekt ha registrado el asesinato de 83 políticos, de los cuales 32 aspiraban o eran candidatos a un cargo de elección popular.

Empero, no sólo se mata a los candidatos, también se les amenaza, amedrenta, señala, acusa o descalifica sin el menor pudor, incluso en ocasiones desde Palacio Nacional.

Aún faltan tres semanas para que más de 95 millones de mexicanos acudan a las urnas a emitir su voto, hay que ver cuántos vencerán el miedo, no solo de contagiarse de covid 19, sino también de ser víctima de algún hecho violento, agresión o ataque.

Conforme transcurren los días, los conflictos electorales suben de tono y nadie parece tener la intención de frenarlos, sino al contrario los incentivas con discursos y acusaciones incendiarias.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com

Al menos una vez a la semana, durante las conferencias mañaneras, el presidente Andrés Manuel López Obrador niega o se refiere a la reelección. Una posibilidad que, insiste, no está en sus intenciones.

Según la empresa Spin, dedicada a contar todo lo que contable en el discurso presidencial, estima que en las 607 conferencias matutinas realizadas hasta el pasado jueves, AMLO ha pronunciado la palabra “reelección” en 107 ocasiones, demasiadas si se considera su reiterada negativa.

Esta semana, López Obrador se refirió en dos ocasiones a la continuidad de su gobierno. Primero, el miércoles, lo hizo en tono de broma porque, a pesar de saber que le faltan poco más de tres años, dijo que le quedaban seis pues trabaja “al doble”.

Ese mismo día, el primer mandatario señaló que su permanencia en el cargo es un asunto de los mexicanos, porque en marzo del próximo año se realizará la consulta de revocación de mandato. “El pueblo pone, el pueblo quita”, ha insistido infinidad de veces, entonces ¿dónde quedan la Constitución y los votos ciudadanos?

Al día siguiente, o sea el jueves pasado, el Presidente de la República fue más allá al referirse al asunto. Aseguró que el fin de semana, durante un recorrido por Villahermosa, Tabasco, y en otro por la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Veracruz, los ciudadanos le pidieron repetir otro sexenio.

Y así pueden contarse las reiteradas ocasiones que el Presidente niega su reelección y se asume como un “maderista” en contra de esa práctica que evoca más al añejo, recalcitrante y reprobado gobierno de Porfirio Díaz quien, al concluir sus cuatro años de gobierno, decía que no había opositor y volvía a ocupar la silla.

Las advertencias que lanzan sus opositores a la posibilidad de que López Obrador intente modificar el artículo 83 de la Constitución, para buscar la reelección, han sido tan constantes en la carrera del político tabasqueño que el 25 de julio de 2019, desde Palacio Nacional, firmó ante notario público una carta para garantizar que se cumplirá su palabra.

“Soy maderista y creo en el sufragio efectivo y no reelección y por eso voy a durar el tiempo que el pueblo quiera, no me voy a aferrar a la Presidencia. Tengo que hacer esto porque no les voy a dejar pasar nada a los conservadores”, dijo esa ocasión.

Es importante resaltar que de manera reiterada, el Presidente de la República habla de no reelegirse y remata su discurso asegurando que durará en el cargo mientras el pueblo quiera.

EL FRACASO DE LAS CONSULTAS DE AMLO

Durante su carrera política, Andrés Manuel ha aplicado la llamada “democracia consultiva”, es decir para las decisiones más importantes recurre a la consulta ciudadana ya sea presencial o telefónica.

Como encargado del gobierno capitalino, AMLO organizó una consulta telefónica para definir si seguía o no en el cargo; en 2012 cuando él y Marcelo Ebrard, ahora secretario de Relaciones Exteriores, se disputaban la candidatura presidencial por el PRD, se decidió al aspirante mediante una encuesta organizada por la dirigencia perredista, en el que ambos militaban por aquellos días; además, como presidente electo, convocó a los mexiquenses afectados por el aeropuerto que se construía en Texcoco, para que definieran si continuaba la obra o la suspendía, lo que ocurrió a final de cuentas.

Esta práctica, que debería ser una de las más legítimas y transparentes, nunca ha sido la más acertada, los resultados siempre son severamente criticados, y sus procedimientos son poco claros. Aunque algo ocurre “en lo oscurito” que los involucrados salen “convencidos” de que la decisión fue la mejor.

Como en el viejo priismo, todo queda en el oscurantismo, tal y como ha ocurrido en Morena, el partido que el propio López Obrador fundó para llegar a la Presidencia. Así se las gasta la izquierda mexicana que pretende acabar los viejos vicios.

EL PUEBLO ESTÁ DESAMPARADO

Un hecho que llamó la atención esta semana fue el asesinato de Abel Murrieta, el candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Cajeme, Sonora y exfiscal estatal, ocurrido la tarde del jueves.

La tragedia humana que impacta a los mexicanos se puede advertir en un video que fue captado posterior al artero homicidio. Desde un auto, una pareja graba a una mujer ondear una bandera blanca con naranja, con el escudo del partido Movimiento Ciudadano, sola junto al cuerpo tendido en el piso, aún descubierto, del candidato.

En la trágica escena, la seguidora de Murrieta se observa impactada, desprotegida, sin saber qué hacer, como cualquier mexicano se queda ante la ola de violencia que ha bañado de sangre toda la nación durante más de dos décadas.

Del 7 de septiembre de 2020, cuando arrancaron las campañas electorales, al 13 de mayo la empresa Etellekt ha registrado el asesinato de 83 políticos, de los cuales 32 aspiraban o eran candidatos a un cargo de elección popular.

Empero, no sólo se mata a los candidatos, también se les amenaza, amedrenta, señala, acusa o descalifica sin el menor pudor, incluso en ocasiones desde Palacio Nacional.

Aún faltan tres semanas para que más de 95 millones de mexicanos acudan a las urnas a emitir su voto, hay que ver cuántos vencerán el miedo, no solo de contagiarse de covid 19, sino también de ser víctima de algún hecho violento, agresión o ataque.

Conforme transcurren los días, los conflictos electorales suben de tono y nadie parece tener la intención de frenarlos, sino al contrario los incentivas con discursos y acusaciones incendiarias.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com