/ lunes 22 de julio de 2019

¿Por qué las elecciones cuestan tanto?

La democracia en México ha atravesado por diferentes etapas. De los años 20 y hasta los años 40 las elecciones estuvieron marcadas por los conflictos armados que aun persistían después de la Revolución. A partir de los años 50, México experimentó un sistema político en donde regía un único partido político y por mucho tiempo las reglas del juego por el poder eran impuestas a favor de este partido. A pesar de la rigidez del sistema surgieron partidos y actores de oposición que durante las elecciones enfrentaban actos de violencia, sus representantes eran expulsados de las casillas por fuerzas armadas y había robo de urnas, o bien, otras que, antes de empezar la votación o una vez que ésta concluía, se llenaban con boletas sufragadas.

Para 1988, las voces que declaraban un fraude por parte del gobierno en turno y los antecedentes de elecciones amañadas fueron un parteaguas en el sistema electoral, marcando un momento de ruptura al evidenciar la consolidación de los partidos de oposición como fuerzas políticas y como muestra del interés de la ciudadanía en los asuntos político-electorales. Más que nunca, se hicieron visibles la inequidad y la falta de transparencia en las elecciones.

Resultado de una historia política sinuosa y procesos electorales complejos, se ha señalado que el sistema electoral mexicano se basa en la desconfianza de los actores políticos, partidos políticos y ciudadanía, por tal motivo las reformas electorales han tenido como fin consolidar la confianza de todos y todas en las instituciones electorales y en las elecciones, además de garantizar procesos electorales transparentes. Para ello el INE ha creado diferentes mecanismos que permiten asegurar que el voto ciudadano sea respetado y resguardado, así como que las condiciones de la competencia entre los partidos y actores políticos sean equitativas, sin embargo, para este fin se ha requerido invertir gran cantidad de personal y materiales y, por ende, de presupuesto.

Tales medidas reciben el nombre de cadena de confianza, la cual consta de 8 elementos: padrón electoral, credencial para votar, requisitos para votar en el extranjero, documentos y materiales electorales, resultados preliminares y cómputos distritales y fiscalización, además de las y los ciudadanos que vigilan el Proceso Electoral como representantes de partidos, observadores/as o visitantes extranjeros; así como la ciudadanía que es parte de la organización Estos elementos parten de la necesidad de ciudadanizar los procesos electorales y contar con herramientas y materiales que eliminen o aminoren la desconfianza en las elecciones.

Las y los ciudadanos que participan en la organización de las elecciones como Consejeras/os distritales, como Supervisoras/es, Capacitadoras/es y Asistentes electorales y principalmente como Funcionarios/as de Mesa Directiva de Casilla son un eje fundamental de la cadena de confianza, puesto que la Jornada Electoral se lleva a cabo gracias a nuestros vecinos y vecinas. Por ello resultan valiosas las cifras del Proceso Electoral Federal 2017-2018, que nos dan cuenta de que, entre 45,044 CAE y SE capacitaron a 1,397,380 personas que fungieron como integrantes de MDC. En tanto que, para los Procesos Locales de 2019, 163,834 funcionarios y funcionarias de MDC fueron capacitados por 6,248 CAE y SE.

Para evitar prácticas ilegales que alteren el resultado de los votos, se han diseñado documentos electorales con medidas de seguridad como las boletas electorales impresas en papel seguridad, entregadas en talones foliados y con el número correspondiente a la Lista Nominal en cada casilla y el respectivo distrito; también la autenticidad de las boletas y las actas de escrutinio y cómputo es verificada por un procedimiento de muestras aleatorias. Referente a los materiales electorales, las urnas son transparentes; además, el líquido indeleble que se utiliza para marcar el dedo pulgar de las personas que votaron se ha consolidado como un producto de alta seguridad para garantizar el principio de un voto por persona.

Así, nuestro sistema electoral es resultado de la labor conjunta entre la ciudadanía, los partidos políticos, legisladores y autoridades electorales; gracias a eso hemos logrado incrementar los índices de confianza y certeza de los resultados electorales. En los últimos meses hemos conocido diferentes propuestas de reforma electoral, las cuales abogan por una reducción en el presupuesto destinado a la realización de las elecciones, sin embargo, los candados de seguridad, aunque costosos, son un instrumento necesario para blindar el voto de la ciudadanía y brindar certeza a la elección. Para reducir los costos que estas acciones implican, es necesario que los actores políticos y la ciudadanía confíen plenamente en la imparcialidad y en la limpieza de los procesos electorales, por ello, las propuestas de reforma deben responder a las demandas de austeridad sin que éstas representen un retroceso en los avances en materia de confianza en las elecciones.

Consejera electoral del INE

@DaniaRavel

La democracia en México ha atravesado por diferentes etapas. De los años 20 y hasta los años 40 las elecciones estuvieron marcadas por los conflictos armados que aun persistían después de la Revolución. A partir de los años 50, México experimentó un sistema político en donde regía un único partido político y por mucho tiempo las reglas del juego por el poder eran impuestas a favor de este partido. A pesar de la rigidez del sistema surgieron partidos y actores de oposición que durante las elecciones enfrentaban actos de violencia, sus representantes eran expulsados de las casillas por fuerzas armadas y había robo de urnas, o bien, otras que, antes de empezar la votación o una vez que ésta concluía, se llenaban con boletas sufragadas.

Para 1988, las voces que declaraban un fraude por parte del gobierno en turno y los antecedentes de elecciones amañadas fueron un parteaguas en el sistema electoral, marcando un momento de ruptura al evidenciar la consolidación de los partidos de oposición como fuerzas políticas y como muestra del interés de la ciudadanía en los asuntos político-electorales. Más que nunca, se hicieron visibles la inequidad y la falta de transparencia en las elecciones.

Resultado de una historia política sinuosa y procesos electorales complejos, se ha señalado que el sistema electoral mexicano se basa en la desconfianza de los actores políticos, partidos políticos y ciudadanía, por tal motivo las reformas electorales han tenido como fin consolidar la confianza de todos y todas en las instituciones electorales y en las elecciones, además de garantizar procesos electorales transparentes. Para ello el INE ha creado diferentes mecanismos que permiten asegurar que el voto ciudadano sea respetado y resguardado, así como que las condiciones de la competencia entre los partidos y actores políticos sean equitativas, sin embargo, para este fin se ha requerido invertir gran cantidad de personal y materiales y, por ende, de presupuesto.

Tales medidas reciben el nombre de cadena de confianza, la cual consta de 8 elementos: padrón electoral, credencial para votar, requisitos para votar en el extranjero, documentos y materiales electorales, resultados preliminares y cómputos distritales y fiscalización, además de las y los ciudadanos que vigilan el Proceso Electoral como representantes de partidos, observadores/as o visitantes extranjeros; así como la ciudadanía que es parte de la organización Estos elementos parten de la necesidad de ciudadanizar los procesos electorales y contar con herramientas y materiales que eliminen o aminoren la desconfianza en las elecciones.

Las y los ciudadanos que participan en la organización de las elecciones como Consejeras/os distritales, como Supervisoras/es, Capacitadoras/es y Asistentes electorales y principalmente como Funcionarios/as de Mesa Directiva de Casilla son un eje fundamental de la cadena de confianza, puesto que la Jornada Electoral se lleva a cabo gracias a nuestros vecinos y vecinas. Por ello resultan valiosas las cifras del Proceso Electoral Federal 2017-2018, que nos dan cuenta de que, entre 45,044 CAE y SE capacitaron a 1,397,380 personas que fungieron como integrantes de MDC. En tanto que, para los Procesos Locales de 2019, 163,834 funcionarios y funcionarias de MDC fueron capacitados por 6,248 CAE y SE.

Para evitar prácticas ilegales que alteren el resultado de los votos, se han diseñado documentos electorales con medidas de seguridad como las boletas electorales impresas en papel seguridad, entregadas en talones foliados y con el número correspondiente a la Lista Nominal en cada casilla y el respectivo distrito; también la autenticidad de las boletas y las actas de escrutinio y cómputo es verificada por un procedimiento de muestras aleatorias. Referente a los materiales electorales, las urnas son transparentes; además, el líquido indeleble que se utiliza para marcar el dedo pulgar de las personas que votaron se ha consolidado como un producto de alta seguridad para garantizar el principio de un voto por persona.

Así, nuestro sistema electoral es resultado de la labor conjunta entre la ciudadanía, los partidos políticos, legisladores y autoridades electorales; gracias a eso hemos logrado incrementar los índices de confianza y certeza de los resultados electorales. En los últimos meses hemos conocido diferentes propuestas de reforma electoral, las cuales abogan por una reducción en el presupuesto destinado a la realización de las elecciones, sin embargo, los candados de seguridad, aunque costosos, son un instrumento necesario para blindar el voto de la ciudadanía y brindar certeza a la elección. Para reducir los costos que estas acciones implican, es necesario que los actores políticos y la ciudadanía confíen plenamente en la imparcialidad y en la limpieza de los procesos electorales, por ello, las propuestas de reforma deben responder a las demandas de austeridad sin que éstas representen un retroceso en los avances en materia de confianza en las elecciones.

Consejera electoral del INE

@DaniaRavel