La Cuarta Transformación se comprometió con un cambio profundo y radical del Estado mexicano, para devolverle la dimensión ética que perdió desde la época neoliberal. La 4a Transformación surgió con el impostergable objetivo de construir un Estado eficiente, un verdadero protector y defensor del bienestar de todos los mexicanos.
Esta semana, el presidente se refirió a la necesidad de reducir la administración pública; concretamente, habló de la posible desaparición del Instituto Federal de Telecomunicaciones y del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
De inmediato surgieron muchas voces en contra, argumentando que la eliminación de los órganos autónomos significaría un grave retroceso en la política nacional. Nada más equivocado. Los organismos autónomos tuvieron su razón de ser en un sistema político cerrado, autoritario y profundamente corrupto. En algún momento se creyó que esas instancias podrían acotar la corrupción y el cohecho, que funcionarían como mecanismos para defender de manera adecuada los derechos de todos los mexicanos. Sin embargo, con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que el objetivo no se logró; y muy por el contrario, una burocracia dorada se apoderó de su operación.
Desde la gran revolución pacífica que se logró por medio de las urnas hace dos años, el país ha cambiado, la administración pública ha cambiado. Se está logrando el cometido de tener un gobierno que funciona, pero que sobre todo vela por los intereses de toda la población y no sólo de unos cuantos.
Hemos visto que el Instituto Federal de Telecomunicaciones, lejos de convertirse en el gran regulador de los medios y protector de los intereses ciudadanos, únicamente defiende los intereses de las grandes corporaciones. A todas luces hoy se puede afirmar que siguen existiendo grandes empresas preponderantes en el sector, sin que al parecer haya nadie que las regule.
Idéntica situación encontramos en el INAI, un organismo que nos cuesta mucho y cuyas funciones básicamente son las de fungir como una ventanilla de trámite, un intermediario entre la administración pública federal y diversas autoridades, en relación con los particulares. Creemos que ya es momento de que, de forma directa, la transparencia esté a cargo de la administración pública, sin intermediarios.
En este gobierno, hoy está probada la austeridad, la honestidad y la disposición para construir un gobierno eficiente y para todos. Hemos demostrado, caso por caso, que los ataques de la oposición son totalmente infundados. El ejemplo más palpable lo podemos tener en las vacunas contra el COVID; la oposición gritó y mintió diciendo que no había dinero para comprar las vacunas, y hoy se ha iniciado por fin el proceso de adquisición y aplicación de las vacunas para todos los ciudadanos. Ante el fracaso opositor, ahora se lanzan en contra del calendario de vacunación, es decir, un pretexto más para mentir, mal informar y tratar de ganar algunos votos, todos de manera muy lamentable y desde mi punto de vista de manera infructuosa, porque el pueblo de México está enterado y sabe de la honestidad y la eficiencia de la administración pública de esta administración.
En el Congreso nos tocará avanzar en las reformas constitucionales para tener un verdadero Estado de derecho, más justo, más eficiente y que no le cueste tanto a los mexicanos.
Adiós para siempre a las burocracias doradas, a la simulación de autonomía que sólo ha servido para cubrir la relación de intereses entre las grandes empresas y quienes, se supone, debían regularlas. Adiós a las simples ventanillas de trámite, cuando en las conferencias mañaneras se informa diariamente al pueblo de México. Esos organismos autónomos ya no le sirven al México de hoy, y lo estamos demostrando.
Diputada Federal Coordinadora Temática de Economía del Grupo Parlamentario de Morena
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