/ martes 23 de junio de 2020

Por un ingreso durante la emergencia

Por: Armando Sobrino

Según CONEVAL, hasta 10 millones de personas podrían caer en la pobreza como consecuencia de la emergencia sanitaria de COVID-19 ¿La principal razón? El desempleo. La Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) 2020 realizada por INEGI encontró que 12.5 millones de personas perdieron su trabajo en abril. Una gran mayoría no buscaron empleo debido a la cuarentena o a que su situación laboral es ambigua —su lugar de trabajo cerró y no saben si volverá a abrir— por lo que no se les considera población desempleada. Sin embargo, si les contáramos como tal, la tasa de desempleo ascendería hasta 25%. Es decir, una de cada cuatro personas en México está desempleada.

En teoría estos trabajos podrán recuperarse una vez que la emergencia termine, sin embargo, como ha explicado el Subsecretario López-Gatell, la epidemia de COVID-19 durará hasta octubre y podría haber nuevas cuarentenas hasta que no se produzca y distribuya una vacuna. Por esta razón, es de esperar que la economía continúe su deterioro a lo largo de todo 2020 y, por tanto, es probable que la gran mayoría de personas desempleadas, no cuenten con un ingreso fijo.

La pérdida temporal de ingresos puede obligarles a endeudarse o pasar a la economía informal y perder su acceso a la seguridad social, lo cual les dejaría aún más vulnerables en un contexto nacional y global de decrecimiento económico y fragilidad social.

Afortunadamente existen muchas propuestas para disminuir los efectos negativos de las actuales crisis (sanitaria, económica y social). Particularmente, para el ámbito económico, Organizaciones de la Sociedad Civil como: Nosotrxs y Oxfam México han propuesto al presidente, integrantes de gabinete del gobierno federal, legisladores y gobernadores la implementación de un Ingreso Vital temporal y no condicionado para que quienes pierdan su trabajo durante la emergencia, puedan satisfacer sus necesidades básicas y no caigan en pobreza. Esta medida es especialmente importante en nuestro país pues casi la mitad de las personas ya viven en pobreza y, como lo ha demostrado Oxfam México, los programas sociales más importantes atienden principalmente a las personas en edad no laboral. Es necesaria una política específica como el Ingreso Vital para apoyar a millones de mujeres, hombres, niñas y niños que podrían pasar de tener un problema temporal a uno permanente.

El costo aproximado del Ingreso Vital sería de entre 0.8 y 1.2 por ciento del PIB. Es cierto, es un costo alto, pero este debe ser financiado colectivamente. Hoy, México recauda en impuestos el 16.1% del PIB, una reforma fiscal ambiciosa y progresiva, nos situaría en el 23.1%, el promedio de Latinoamérica, y no solo bastaría para pagar la política sino también para robustecer nuestro sistema púbico de salud, seguridad social y cuidados en beneficio de todas las personas y así prevenir las crisis del futuro.


Coordinador de incidencia en Oxfam México

Por: Armando Sobrino

Según CONEVAL, hasta 10 millones de personas podrían caer en la pobreza como consecuencia de la emergencia sanitaria de COVID-19 ¿La principal razón? El desempleo. La Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) 2020 realizada por INEGI encontró que 12.5 millones de personas perdieron su trabajo en abril. Una gran mayoría no buscaron empleo debido a la cuarentena o a que su situación laboral es ambigua —su lugar de trabajo cerró y no saben si volverá a abrir— por lo que no se les considera población desempleada. Sin embargo, si les contáramos como tal, la tasa de desempleo ascendería hasta 25%. Es decir, una de cada cuatro personas en México está desempleada.

En teoría estos trabajos podrán recuperarse una vez que la emergencia termine, sin embargo, como ha explicado el Subsecretario López-Gatell, la epidemia de COVID-19 durará hasta octubre y podría haber nuevas cuarentenas hasta que no se produzca y distribuya una vacuna. Por esta razón, es de esperar que la economía continúe su deterioro a lo largo de todo 2020 y, por tanto, es probable que la gran mayoría de personas desempleadas, no cuenten con un ingreso fijo.

La pérdida temporal de ingresos puede obligarles a endeudarse o pasar a la economía informal y perder su acceso a la seguridad social, lo cual les dejaría aún más vulnerables en un contexto nacional y global de decrecimiento económico y fragilidad social.

Afortunadamente existen muchas propuestas para disminuir los efectos negativos de las actuales crisis (sanitaria, económica y social). Particularmente, para el ámbito económico, Organizaciones de la Sociedad Civil como: Nosotrxs y Oxfam México han propuesto al presidente, integrantes de gabinete del gobierno federal, legisladores y gobernadores la implementación de un Ingreso Vital temporal y no condicionado para que quienes pierdan su trabajo durante la emergencia, puedan satisfacer sus necesidades básicas y no caigan en pobreza. Esta medida es especialmente importante en nuestro país pues casi la mitad de las personas ya viven en pobreza y, como lo ha demostrado Oxfam México, los programas sociales más importantes atienden principalmente a las personas en edad no laboral. Es necesaria una política específica como el Ingreso Vital para apoyar a millones de mujeres, hombres, niñas y niños que podrían pasar de tener un problema temporal a uno permanente.

El costo aproximado del Ingreso Vital sería de entre 0.8 y 1.2 por ciento del PIB. Es cierto, es un costo alto, pero este debe ser financiado colectivamente. Hoy, México recauda en impuestos el 16.1% del PIB, una reforma fiscal ambiciosa y progresiva, nos situaría en el 23.1%, el promedio de Latinoamérica, y no solo bastaría para pagar la política sino también para robustecer nuestro sistema púbico de salud, seguridad social y cuidados en beneficio de todas las personas y así prevenir las crisis del futuro.


Coordinador de incidencia en Oxfam México