/ sábado 14 de abril de 2018

Por un manejo sustentable de pilas y baterias

Las pilas y baterías son algunos de los artículos más consumidos en nuestra sociedad. Pese a la existencia de nuevas fuentes de obtención de energía, estos productos continúan siendo fundamentales en nuestra vida diaria.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en promedio, los mexicanos consumimos 13 pilas alcalinas por persona cada año.

Sin embargo, a pesar de su utilidad, estos objetos representan una importante fuente de contaminación para el medio ambiente, así como un riesgo para nuestra salud.

Regularmente, las pilas y baterías pueden estar hechas con materiales altamente tóxicos y contaminantes, como el mercurio, plomo, cadmio y magnesio, por lo que su manejo, una vez agotada su vida útil, debe realizarse teniendo en cuenta ciertos criterios.

Este tipo de materiales suelen estar asociados con enfermedades como el cáncer, problemas en los pulmones, riñones, así como afectaciones al sistema nervioso central.

De acuerdo con especialistas del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV), una sola pila alcalina desechada puede llegar a contaminar hasta 100 mil litros de agua si se llegasen a desprender sus componentes, pudiendo también afectar el suelo y los mantos acuíferos.

En México desde el año 2001 se suspendió la producción de pilas, por lo que todas las que se comercializan son importadas. Asimismo, nuestro país ratificó el Convenio de Minamata sobre Mercurio, que establece que a partir del año 2020 no podrá producir, importar ni exportar pilas con mercurio añadido, sin embargo, es posible que una gran cantidad de pilas entren por contrabando en las fronteras, siendo de dudosa calidad.

Debido a que este constituye un problema de relevante importancia ambiental, la SEMARNAT ha publicado la “Guía para el Consumo y Manejo Sustentable de Pilas”, la cual está disponible para la consulta de todo el público en su portal electrónico.

En dicho documento se detallan la situación de las baterías en México así como los diversos marcos legales en la materia y las facultades de los diferentes niveles de Gobierno para el manejo de estos residuos.

Es importante que todos los ciudadanos revisemos este documento, ya que también contiene las acciones que deben realizarse por parte del consumidor final para desechar las pilas de una forma sustentable y evitar que puedan convertirse en una fuente de contaminación.

Algunas de estas medidas son:

  • Comprar pilas en el mercado formal.
  • Si es posible, adquirir pilas recargables, de preferencia con tecnologías amigables con el medio ambiente.
  • Retirar las pilas de los aparatos electrónicos cuando no se estén utilizando a fin de conservarlas por más tiempo.
  • Reducir el uso de aparatos que utilicen baterías.
  • No desecharlas en tiraderos a cielo abierto, lotes baldíos y cuerpos de agua.
  • No quemarlas ni desarmarlas.
  • No mezclar con otros tipos de residuos.

Asimismo, es necesario que advirtamos a los recolectores al momento de desechar nuestras pilas o depositarlas en los contenedores emplazados para ello en diversas entidades de la República.

Todos podemos contribuir para reducir el impacto y el riesgo asociado con el residuo de pilas y baterías, seamos y enseñemos a los nuestros a ser consumidores responsables con el medio ambiente.


Senador del PRI por Sinaloa

Twitter: @AaronIrizar

Facebook.com/aaron.irizarlopez


Las pilas y baterías son algunos de los artículos más consumidos en nuestra sociedad. Pese a la existencia de nuevas fuentes de obtención de energía, estos productos continúan siendo fundamentales en nuestra vida diaria.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en promedio, los mexicanos consumimos 13 pilas alcalinas por persona cada año.

Sin embargo, a pesar de su utilidad, estos objetos representan una importante fuente de contaminación para el medio ambiente, así como un riesgo para nuestra salud.

Regularmente, las pilas y baterías pueden estar hechas con materiales altamente tóxicos y contaminantes, como el mercurio, plomo, cadmio y magnesio, por lo que su manejo, una vez agotada su vida útil, debe realizarse teniendo en cuenta ciertos criterios.

Este tipo de materiales suelen estar asociados con enfermedades como el cáncer, problemas en los pulmones, riñones, así como afectaciones al sistema nervioso central.

De acuerdo con especialistas del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV), una sola pila alcalina desechada puede llegar a contaminar hasta 100 mil litros de agua si se llegasen a desprender sus componentes, pudiendo también afectar el suelo y los mantos acuíferos.

En México desde el año 2001 se suspendió la producción de pilas, por lo que todas las que se comercializan son importadas. Asimismo, nuestro país ratificó el Convenio de Minamata sobre Mercurio, que establece que a partir del año 2020 no podrá producir, importar ni exportar pilas con mercurio añadido, sin embargo, es posible que una gran cantidad de pilas entren por contrabando en las fronteras, siendo de dudosa calidad.

Debido a que este constituye un problema de relevante importancia ambiental, la SEMARNAT ha publicado la “Guía para el Consumo y Manejo Sustentable de Pilas”, la cual está disponible para la consulta de todo el público en su portal electrónico.

En dicho documento se detallan la situación de las baterías en México así como los diversos marcos legales en la materia y las facultades de los diferentes niveles de Gobierno para el manejo de estos residuos.

Es importante que todos los ciudadanos revisemos este documento, ya que también contiene las acciones que deben realizarse por parte del consumidor final para desechar las pilas de una forma sustentable y evitar que puedan convertirse en una fuente de contaminación.

Algunas de estas medidas son:

  • Comprar pilas en el mercado formal.
  • Si es posible, adquirir pilas recargables, de preferencia con tecnologías amigables con el medio ambiente.
  • Retirar las pilas de los aparatos electrónicos cuando no se estén utilizando a fin de conservarlas por más tiempo.
  • Reducir el uso de aparatos que utilicen baterías.
  • No desecharlas en tiraderos a cielo abierto, lotes baldíos y cuerpos de agua.
  • No quemarlas ni desarmarlas.
  • No mezclar con otros tipos de residuos.

Asimismo, es necesario que advirtamos a los recolectores al momento de desechar nuestras pilas o depositarlas en los contenedores emplazados para ello en diversas entidades de la República.

Todos podemos contribuir para reducir el impacto y el riesgo asociado con el residuo de pilas y baterías, seamos y enseñemos a los nuestros a ser consumidores responsables con el medio ambiente.


Senador del PRI por Sinaloa

Twitter: @AaronIrizar

Facebook.com/aaron.irizarlopez