/ jueves 12 de diciembre de 2019

Postergación temporal

Ese es el punto, lo que dijo el Secretario de Relaciones Exteriores de que el Presidente de la República no hizo ofrecimiento alguno a su homólogo estadounidense, después de que Trump anunciara su decisión de “postergar” de manera temporal la designación de grupos terroristas a cárteles que operan en México; añadiendo: “necesitamos que reduzcan el tráfico de armas hasta México, los flujos financieros, que son enormes. Allí tienen el caso de “El Chapo” Guzmán que está preso en los Estados Unidos sin un dólar confiscado”.

Ese es el punto que por nuestra parte venimos sosteniendo desde hace tiempo, al reiterar que las penas privativas o suspensivas de la libertad no sirven de nada o de casi nada -la cárcel-; con el añadido de que es de vital importancia que los Estados Unidos reduzcan el tráfico de armas y los flujos financieros a los narcotraficantes mexicanos. Las palabras del Secretario de Relaciones Exteriores implican, pues, un cambio radical de política en materia de seguridad. Lo que también hemos repetido hasta el cansancio. Pero hay algo más. Yo entiendo la cortesía del Presidente López Obrador al agradecer su decisión a Trump, aunque es imposible omitir que la misma es “temporal” y no definitiva.

Levanta su cuchillo del cuello, pero no lo retira. Por lo tanto, la amenaza sigue en pie. ¿Levantamiento condicionado a qué? ¿A los resultados del juicio político que Trump tiene encima? No obstante y si no lo quitan del cargo el movimiento de las fichas políticas será diferente, con muy posibles y negativas repercusiones en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Pero la amenaza sigue. Por lo mismo hay que insistir en un aspecto neurálgico del asunto, en que en casos de narcotráfico las penas sean pecuniarias.

Lo que es o sería imposible sin una sólida reforma constitucional y legal, precedida de una igualmente sólida doctrina; es decir, con un planteamiento doctrinal que no se imponga sin convencer. Una ley es necesaria siempre y cuando convenza argumentándose con razones, y probándose éstas de manera que racionalmente no se pueda negar aquélla necesidad. Y aquí la academia es el eje. El Presidente de la República ha insistido en la trascendencia de consultar al pueblo antes de llevar a cabo una determinada obra. Es la llamada consulta popular.

¿Por qué entonces no recurrir a una especie de foro académico -consulta académica- en que se determinen los alcances de la procedencia de las penas pecuniarias de que hablo? Siempre he creído y creo que la Universidad -la UNAM- debe jugar aquí un papel de excepcional relevancia e importancia. Un cambio radical de estrategia y política en seguridad no es poca cosa. Pero si el pueblo sabe y conoce de distintas materias, sobre todo por su experiencia, la Universidad y sus académicos saben más de las suyas. No hay que olvidar quién es Trump y los intereses que lo impulsan y sostienen. Las palabras no engañan y es muy claro eso de “postergar de manera temporal”. Hay muchas cosas en juego y la inseguridad, la violencia, siguen siendo de forma constante y alarmante la noticia y el horror diarios, cotidianos.

Horror y error de una política y estrategia insuficientes; lo que ha permitido la improvisación de muchos, ávidos de publicidad, sin importarles la frivolidad que hiere al país. Reformas constitucionales y legales pero con razón de ser, no al vapor y manipuladas por la conveniencia propia. Al respecto evoco una frase memorable del gran jurista y juez norteamericano Oliver Wendell Holmes, en uno de sus más famosos discursos: “Una ley dictada para que habitual y abiertamente sea conculcada, es un gran agente desmoralizador de la sociedad”.

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Y Facebook: www.facebook.com/despacho.raulcarranca

Ese es el punto, lo que dijo el Secretario de Relaciones Exteriores de que el Presidente de la República no hizo ofrecimiento alguno a su homólogo estadounidense, después de que Trump anunciara su decisión de “postergar” de manera temporal la designación de grupos terroristas a cárteles que operan en México; añadiendo: “necesitamos que reduzcan el tráfico de armas hasta México, los flujos financieros, que son enormes. Allí tienen el caso de “El Chapo” Guzmán que está preso en los Estados Unidos sin un dólar confiscado”.

Ese es el punto que por nuestra parte venimos sosteniendo desde hace tiempo, al reiterar que las penas privativas o suspensivas de la libertad no sirven de nada o de casi nada -la cárcel-; con el añadido de que es de vital importancia que los Estados Unidos reduzcan el tráfico de armas y los flujos financieros a los narcotraficantes mexicanos. Las palabras del Secretario de Relaciones Exteriores implican, pues, un cambio radical de política en materia de seguridad. Lo que también hemos repetido hasta el cansancio. Pero hay algo más. Yo entiendo la cortesía del Presidente López Obrador al agradecer su decisión a Trump, aunque es imposible omitir que la misma es “temporal” y no definitiva.

Levanta su cuchillo del cuello, pero no lo retira. Por lo tanto, la amenaza sigue en pie. ¿Levantamiento condicionado a qué? ¿A los resultados del juicio político que Trump tiene encima? No obstante y si no lo quitan del cargo el movimiento de las fichas políticas será diferente, con muy posibles y negativas repercusiones en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Pero la amenaza sigue. Por lo mismo hay que insistir en un aspecto neurálgico del asunto, en que en casos de narcotráfico las penas sean pecuniarias.

Lo que es o sería imposible sin una sólida reforma constitucional y legal, precedida de una igualmente sólida doctrina; es decir, con un planteamiento doctrinal que no se imponga sin convencer. Una ley es necesaria siempre y cuando convenza argumentándose con razones, y probándose éstas de manera que racionalmente no se pueda negar aquélla necesidad. Y aquí la academia es el eje. El Presidente de la República ha insistido en la trascendencia de consultar al pueblo antes de llevar a cabo una determinada obra. Es la llamada consulta popular.

¿Por qué entonces no recurrir a una especie de foro académico -consulta académica- en que se determinen los alcances de la procedencia de las penas pecuniarias de que hablo? Siempre he creído y creo que la Universidad -la UNAM- debe jugar aquí un papel de excepcional relevancia e importancia. Un cambio radical de estrategia y política en seguridad no es poca cosa. Pero si el pueblo sabe y conoce de distintas materias, sobre todo por su experiencia, la Universidad y sus académicos saben más de las suyas. No hay que olvidar quién es Trump y los intereses que lo impulsan y sostienen. Las palabras no engañan y es muy claro eso de “postergar de manera temporal”. Hay muchas cosas en juego y la inseguridad, la violencia, siguen siendo de forma constante y alarmante la noticia y el horror diarios, cotidianos.

Horror y error de una política y estrategia insuficientes; lo que ha permitido la improvisación de muchos, ávidos de publicidad, sin importarles la frivolidad que hiere al país. Reformas constitucionales y legales pero con razón de ser, no al vapor y manipuladas por la conveniencia propia. Al respecto evoco una frase memorable del gran jurista y juez norteamericano Oliver Wendell Holmes, en uno de sus más famosos discursos: “Una ley dictada para que habitual y abiertamente sea conculcada, es un gran agente desmoralizador de la sociedad”.

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