/ martes 15 de marzo de 2022

Preguntas incómodas

Juan Arellanes*

Los seres humanos no nacemos con la capacidad de comprender situaciones complejas. Ello requiere años de entrenamiento en pensamiento crítico y científico. También necesitamos años de entrenamiento emocional para aceptar la verdad, siempre incómoda y, frecuentemente, dolorosa. No es sorprendente que la mayoría de las personas prefiera narrativas simples y falsas acerca de la realidad. La posverdad es condición humana.

No intentaré explicar por qué se produjo la invasión de Rusia a Ucrania. Tomaré como válida la narrativa asumida por los líderes y cientos de millones de personas en Occidente: “Putin está desquiciado, quiere restaurar el imperio soviético y, probablemente, invadir Europa”. Esta narrativa tiene tres características: 1) es simple de entender; 2) es fácil de procesar emocionalmente, pues no invita a reflexionar sobre la responsabilidad propia; y 3) genera rechazo inmediato hacia Rusia y fortalece la unión de Occidente. Sobre esta base, esbozaré algunas preguntas incómodas para vislumbrar lo que puede deparar el futuro inmediato.

¿Cree que las sanciones tendrán efecto y Rusia sufrirá una derrota estratégica? ¿Imagina a Putin pidiendo disculpas y retirándose humillado de Ucrania?

¿Cree que Occidente, si decidiera hacerlo, podría establecer una zona de exclusión aérea en Ucrania cual si Rusia fuera Irak? ¿Cree que las armas que Europa está proporcionando a Ucrania servirán para otra cosa que no sea que los civiles ucranianos, sin entrenamiento militar y reclutados forzosamente por su gobierno, mueran enfrentándose con los invasores rusos?

¿Sabe que, aunque la UE ha desbloqueado 450 millones de euros para dotar de armas al ejército ucraniano, la misma UE paga cada día 260 millones de euros a Rusia por compras de gas y petróleo? ¿Sabe que, a pesar del conflicto, las exportaciones energéticas rusas a Europa se han incrementado?

Ahora, lo verdaderamente doloroso.

¿Sabe que Europa depende de Rusia para su abastecimiento de gas en 45%, de petróleo en 30%, y de carbón en 50%? ¿Sabe que Rusia exporta un tercio de todo el uranio enriquecido que permite el funcionamiento de las plantas nucleares y es uno de los mayores productores y exportadores de metales, incluyendo muchos de los clasificados como críticos y estratégicos por la UE y EU?

No hablemos de las exportaciones de fertilizantes y cereales que, junto con las de Ucrania, alimentan a Medio Oriente y el norte de África.

Así las cosas. ¿Cree que Rusia (que enfrenta sanciones de Occidente desde 2014 y lleva años anunciando que abandonará el SWIFT, desdolarizando su economía, orientando sus exportaciones hacia Asia y acumulando oro) va a detener su operación militar por las sanciones económicas de Occidente?

No estoy diciendo que las sanciones no harán mucho daño a Rusia. Pero, a medida que las sanciones se incrementen, Occidente también sufrirá (ya está ocurriendo) en forma de inflación y escasez de materiales esenciales.

Rusia no es Cuba. Si Occidente fuese capaz de aislar a Rusia (lo cual implicaría que Rusia deje de abastecer de recursos naturales a China), la economía mundial colapsaría. ¿Y si Occidente cayó en la trampa y está destruyendo su propia economía?

Profesor de Geopolítica en la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México.

Juan Arellanes*

Los seres humanos no nacemos con la capacidad de comprender situaciones complejas. Ello requiere años de entrenamiento en pensamiento crítico y científico. También necesitamos años de entrenamiento emocional para aceptar la verdad, siempre incómoda y, frecuentemente, dolorosa. No es sorprendente que la mayoría de las personas prefiera narrativas simples y falsas acerca de la realidad. La posverdad es condición humana.

No intentaré explicar por qué se produjo la invasión de Rusia a Ucrania. Tomaré como válida la narrativa asumida por los líderes y cientos de millones de personas en Occidente: “Putin está desquiciado, quiere restaurar el imperio soviético y, probablemente, invadir Europa”. Esta narrativa tiene tres características: 1) es simple de entender; 2) es fácil de procesar emocionalmente, pues no invita a reflexionar sobre la responsabilidad propia; y 3) genera rechazo inmediato hacia Rusia y fortalece la unión de Occidente. Sobre esta base, esbozaré algunas preguntas incómodas para vislumbrar lo que puede deparar el futuro inmediato.

¿Cree que las sanciones tendrán efecto y Rusia sufrirá una derrota estratégica? ¿Imagina a Putin pidiendo disculpas y retirándose humillado de Ucrania?

¿Cree que Occidente, si decidiera hacerlo, podría establecer una zona de exclusión aérea en Ucrania cual si Rusia fuera Irak? ¿Cree que las armas que Europa está proporcionando a Ucrania servirán para otra cosa que no sea que los civiles ucranianos, sin entrenamiento militar y reclutados forzosamente por su gobierno, mueran enfrentándose con los invasores rusos?

¿Sabe que, aunque la UE ha desbloqueado 450 millones de euros para dotar de armas al ejército ucraniano, la misma UE paga cada día 260 millones de euros a Rusia por compras de gas y petróleo? ¿Sabe que, a pesar del conflicto, las exportaciones energéticas rusas a Europa se han incrementado?

Ahora, lo verdaderamente doloroso.

¿Sabe que Europa depende de Rusia para su abastecimiento de gas en 45%, de petróleo en 30%, y de carbón en 50%? ¿Sabe que Rusia exporta un tercio de todo el uranio enriquecido que permite el funcionamiento de las plantas nucleares y es uno de los mayores productores y exportadores de metales, incluyendo muchos de los clasificados como críticos y estratégicos por la UE y EU?

No hablemos de las exportaciones de fertilizantes y cereales que, junto con las de Ucrania, alimentan a Medio Oriente y el norte de África.

Así las cosas. ¿Cree que Rusia (que enfrenta sanciones de Occidente desde 2014 y lleva años anunciando que abandonará el SWIFT, desdolarizando su economía, orientando sus exportaciones hacia Asia y acumulando oro) va a detener su operación militar por las sanciones económicas de Occidente?

No estoy diciendo que las sanciones no harán mucho daño a Rusia. Pero, a medida que las sanciones se incrementen, Occidente también sufrirá (ya está ocurriendo) en forma de inflación y escasez de materiales esenciales.

Rusia no es Cuba. Si Occidente fuese capaz de aislar a Rusia (lo cual implicaría que Rusia deje de abastecer de recursos naturales a China), la economía mundial colapsaría. ¿Y si Occidente cayó en la trampa y está destruyendo su propia economía?

Profesor de Geopolítica en la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México.