/ lunes 10 de diciembre de 2018

Presupuesto 2019: oportunidades y desafíos

El presidente Andrés Manuel López Obrador fue contundente al señalar el agotamiento del “modelo neoliberal”: bajo crecimiento, elevada pobreza, endeudamiento al alza, baja inversión y corrupción. Representan sólo algunos de los elementos que inhiben el correcto desarrollo socioeconómico de México.

La presentación del paquete económico para 2019 tendrá la oportunidad de revertir tanto algunos de los aspectos antes citados como los riesgos económicos que fueron señalados por parte del Banco de México.

Para la Junta de Gobierno del banco central se han gestado desafíos que podrían tener efectos adversos y profundos sobre la manera en que opera la economía. Uno de los fundamentales es un posible choque sobre el PIB potencial: existe un escenario en donde la capacidad productiva estructural puede caer aún más.

Banxico ya había expuesto que la estabilidad macroeconómica no era suficiente y que la baja inversión productiva no mantiene una dinámica que permita estimar un mejor desempeño futuro de la economía.

Sin lugar a duda que lo descrito abona argumentos a favor de modificar la política económica. La pregunta es: ¿Cómo revertir la senda de bajo crecimiento?

Considerando el planteamiento del Ejecutivo y del Banco de México, parece necesario que el presupuesto para 2019 prevea aumentar la inversión y el gasto público que tienen mayor impacto positivo en el crecimiento.

Se ha mencionado en otro momento: se debe tener una Obsesión por el Crecimiento Económico. Como lo indicó el presidente, el país se encuentra anclado a un PIB que sólo crece 2.0 por ciento en promedio anual. Dicha trampa no podrá superarse sin mayores niveles de inversión pública y privada: los planes del gobierno requieren de la confianza de los empresarios.

Es oportuno que el próximo Presupuesto de Egresos revierta la tendencia a la baja de la inversión pública, al mismo tiempo que la iniciativa de Ley de Ingresos genera un escenario más favorable para la inversión privada.

Esto tiene una implicación directa: en el ajuste al presupuesto se debe priorizar la conservación de los fondos y partidas presupuestales que permiten las inversiones productivas. Además se deben preservar las medidas fiscales que generan incentivos a una mayor inversión.

La presentación del Paquete Económico dará vida a las primeras estrategias de la nueva administración. Para asegurar su éxito, y con ello el de todo México, es prioritario que se encuentren alineadas a resolver los problemas nacionales: bajo crecimiento, inequidad, pobreza, inseguridad, baja productividad, entre otros.

Para que sea sostenible se deben crear las condiciones para fortalecer el único mecanismo para el desarrollo social y económico, empleo formal bien remunerado: en México el sector privado genera más de 90 por ciento.

Sólo a través del diálogo y la certidumbre se puede garantizar que la inversión fluya a los sectores estratégicos que pueden contribuir a que el crecimiento pase de 2.0 a 5.0 por ciento. Únicamente el crecimiento puede contribuir al desarrollo sostenible.

La mejor lección la dio el Desarrollo Estabilizador: su éxito se gestó gracias al fortalecimiento del sector privado nacional y a la industrialización. Se debetener presente para alcanzar metas más ambiciosas de desarrollo.

El presidente Andrés Manuel López Obrador fue contundente al señalar el agotamiento del “modelo neoliberal”: bajo crecimiento, elevada pobreza, endeudamiento al alza, baja inversión y corrupción. Representan sólo algunos de los elementos que inhiben el correcto desarrollo socioeconómico de México.

La presentación del paquete económico para 2019 tendrá la oportunidad de revertir tanto algunos de los aspectos antes citados como los riesgos económicos que fueron señalados por parte del Banco de México.

Para la Junta de Gobierno del banco central se han gestado desafíos que podrían tener efectos adversos y profundos sobre la manera en que opera la economía. Uno de los fundamentales es un posible choque sobre el PIB potencial: existe un escenario en donde la capacidad productiva estructural puede caer aún más.

Banxico ya había expuesto que la estabilidad macroeconómica no era suficiente y que la baja inversión productiva no mantiene una dinámica que permita estimar un mejor desempeño futuro de la economía.

Sin lugar a duda que lo descrito abona argumentos a favor de modificar la política económica. La pregunta es: ¿Cómo revertir la senda de bajo crecimiento?

Considerando el planteamiento del Ejecutivo y del Banco de México, parece necesario que el presupuesto para 2019 prevea aumentar la inversión y el gasto público que tienen mayor impacto positivo en el crecimiento.

Se ha mencionado en otro momento: se debe tener una Obsesión por el Crecimiento Económico. Como lo indicó el presidente, el país se encuentra anclado a un PIB que sólo crece 2.0 por ciento en promedio anual. Dicha trampa no podrá superarse sin mayores niveles de inversión pública y privada: los planes del gobierno requieren de la confianza de los empresarios.

Es oportuno que el próximo Presupuesto de Egresos revierta la tendencia a la baja de la inversión pública, al mismo tiempo que la iniciativa de Ley de Ingresos genera un escenario más favorable para la inversión privada.

Esto tiene una implicación directa: en el ajuste al presupuesto se debe priorizar la conservación de los fondos y partidas presupuestales que permiten las inversiones productivas. Además se deben preservar las medidas fiscales que generan incentivos a una mayor inversión.

La presentación del Paquete Económico dará vida a las primeras estrategias de la nueva administración. Para asegurar su éxito, y con ello el de todo México, es prioritario que se encuentren alineadas a resolver los problemas nacionales: bajo crecimiento, inequidad, pobreza, inseguridad, baja productividad, entre otros.

Para que sea sostenible se deben crear las condiciones para fortalecer el único mecanismo para el desarrollo social y económico, empleo formal bien remunerado: en México el sector privado genera más de 90 por ciento.

Sólo a través del diálogo y la certidumbre se puede garantizar que la inversión fluya a los sectores estratégicos que pueden contribuir a que el crecimiento pase de 2.0 a 5.0 por ciento. Únicamente el crecimiento puede contribuir al desarrollo sostenible.

La mejor lección la dio el Desarrollo Estabilizador: su éxito se gestó gracias al fortalecimiento del sector privado nacional y a la industrialización. Se debetener presente para alcanzar metas más ambiciosas de desarrollo.