/ sábado 29 de septiembre de 2018

Puebla, su cosa nostra

Las elecciones del 1 de julio fueron sin duda la representación de la aspiración democrática nacional. Una elección en la que el triunfador ganó sin trampas y los que no salieron exitosos lo reconocieron con madurez y civilidad. Sin duda es uno de los avances democráticos más grandes de nuestra historia.Desafortunadamente Puebla es unaisla de ilegalidad, la anomalía de la democracia mexicana.

En estos momentos se realiza un recuento de los votos que no deja de ser extraño, lo que se pidió fue la nulidad de la elección y se otorgó un nuevo conteo cuando los votos no han seguido una cadena de custodia confiable.

La elección en Puebla fue un asunto mafioso en el cual participaron organismos electorales cínicos, con funcionarios que públicamente no sólo no limitaron las acciones ilegales, sino que participaron en ellas, y una policía que actuó como cómplice y mapache, en estricta comunión con grupos delictivos como los “huachicoleros”.

La elección fue mafiosa no por un adjetivo sino por que ésta busca “intronizar” a una familia, busca hacer de Puebla su cosa nostra, la cosa de ellos. Contra la intención del pueblo actuó una élite rapaz que ha generado grandes daños al estado.

El recuento no es lo deseable, lo conveniente es anular la elección, sin embargo, permitirá evidenciar las irregularidades e ilegalidades que rodearon la elección. Para ello se han instalado 60 mesas de trabajo, que deberán recontar más de 7 mil paquetes electorales de los 26 distritos que conforman la entidad.

En los próximos días se definirá no sólo un proceso jurídico, también el futuro del estado de Puebla. Se decidirá si se le entrega a una familia o si Puebla seguirá siendo de los poblanos. La elección estuvo manchada y cuestionada en tantos niveles que van desde el uso de recursos públicos, rebase de topes de campaña, violencia, uso faccioso de las instituciones, y el catálogo completo de prácticas “mapachiles”. ¿Quién con honestidad y civilidad puede afirmar que se trató de una elección limpia? Por lo menos nadie de manera honesta. La familia poblana, como se le puede conocer a este grupo delictivo político, se ha armado con grandes equipos de abogados, muchos de ellos ex funcionarios de organismos electorales, evangelistas del prevaricato. Todo lo que la decencia no alcanza, el dinero lo está comprando. Una defensa mercenaria pero que la democracia espera que sea ineficaz.

Frente a una duda tan grande, ¿qué se gana con mantener una elección en la que nadie cree? ¿qué se gana con mantener esta anomalía democrática? Por eso lo sensato, lo legal y lo conveniente es que se anule la elección y se realice una en condiciones de competencia justas, equitativas y legales. XXX TWITTER: @LuisHFernandez

Las elecciones del 1 de julio fueron sin duda la representación de la aspiración democrática nacional. Una elección en la que el triunfador ganó sin trampas y los que no salieron exitosos lo reconocieron con madurez y civilidad. Sin duda es uno de los avances democráticos más grandes de nuestra historia.Desafortunadamente Puebla es unaisla de ilegalidad, la anomalía de la democracia mexicana.

En estos momentos se realiza un recuento de los votos que no deja de ser extraño, lo que se pidió fue la nulidad de la elección y se otorgó un nuevo conteo cuando los votos no han seguido una cadena de custodia confiable.

La elección en Puebla fue un asunto mafioso en el cual participaron organismos electorales cínicos, con funcionarios que públicamente no sólo no limitaron las acciones ilegales, sino que participaron en ellas, y una policía que actuó como cómplice y mapache, en estricta comunión con grupos delictivos como los “huachicoleros”.

La elección fue mafiosa no por un adjetivo sino por que ésta busca “intronizar” a una familia, busca hacer de Puebla su cosa nostra, la cosa de ellos. Contra la intención del pueblo actuó una élite rapaz que ha generado grandes daños al estado.

El recuento no es lo deseable, lo conveniente es anular la elección, sin embargo, permitirá evidenciar las irregularidades e ilegalidades que rodearon la elección. Para ello se han instalado 60 mesas de trabajo, que deberán recontar más de 7 mil paquetes electorales de los 26 distritos que conforman la entidad.

En los próximos días se definirá no sólo un proceso jurídico, también el futuro del estado de Puebla. Se decidirá si se le entrega a una familia o si Puebla seguirá siendo de los poblanos. La elección estuvo manchada y cuestionada en tantos niveles que van desde el uso de recursos públicos, rebase de topes de campaña, violencia, uso faccioso de las instituciones, y el catálogo completo de prácticas “mapachiles”. ¿Quién con honestidad y civilidad puede afirmar que se trató de una elección limpia? Por lo menos nadie de manera honesta. La familia poblana, como se le puede conocer a este grupo delictivo político, se ha armado con grandes equipos de abogados, muchos de ellos ex funcionarios de organismos electorales, evangelistas del prevaricato. Todo lo que la decencia no alcanza, el dinero lo está comprando. Una defensa mercenaria pero que la democracia espera que sea ineficaz.

Frente a una duda tan grande, ¿qué se gana con mantener una elección en la que nadie cree? ¿qué se gana con mantener esta anomalía democrática? Por eso lo sensato, lo legal y lo conveniente es que se anule la elección y se realice una en condiciones de competencia justas, equitativas y legales. XXX TWITTER: @LuisHFernandez