/ lunes 30 de mayo de 2022

Pulso CDMX | Conmemoración para la acción

Este domingo se conmemorará el Día Mundial del Medio Ambiente. Como cada 5 de junio desde 1974, millones de personas en el mundo recordaremos la importancia de cuidar y contribuir a la regeneración de “#UnaSolaTierra”, lema inspirado por la Conferencia de Estocolmo de 1972 durante la cual se instauró esta movilización. El sistema internacional no ha dejado de alertar sobre la gravedad de la situación del “cambio climático” promoviendo el concepto de “desarrollo sustentable/sostenible”, fijando plazos para el cumplimiento de objetivos incumplidos hasta ahora.

Frente a ello, una situación ya insostenible con conceptos ya insuficientes para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 grados este siglo. Ya no podemos esperar más para actuar contundentemente exigiendo a los Estados y a la iniciativa privada la reducción de la mitad de las emisiones de gases a efectos invernaderos como acordados en los compromisos globales. De seguir con las políticas actuales, de acuerdo con la ONU “la exposición a aire contaminado aumentará en un 50% en esta década, mientras que los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040”.

Detrás de China, India o Brasil, México ocupa el lugar 54 en el Green Future Index 2022: reporte realizado por el MIT que analiza el compromiso y progreso de 76 países en su desarrollo para un futuro bajo en carbono. México no solamente no ha cumplido con sus objetivos, sino que sus metas siguen siendo las mismas a pesar del aumento de la gravedad climática. Los proyectos prioritarios para el “desarrollo” de México están basados en un modelo extractivista que privilegia una matriz energética esencialmente proveniente de hidrocarburos altamente contaminantes; una visión depredadora imponiendo grandes proyectos que conjugan intereses económicos de una elite empresarial aliada con el poder político (neoliberalismo) dejando fuera la salud del pueblo y de la biodiversidad.

México está entre las naciones más diversas y por ende más vulnerables por el colapso climático, pero también por los delitos ambientales favorecidos por la impunidad. Es urgente detonar acciones focalizadas y coordinadas para robustecer la justicia ambiental, base de la justicia social. En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en México (UNODC), junto con el Gobierno de Yucatán y el Gobierno de México convocan este lunes y martes al Encuentro de Alto Nivel rumbo a un “Plan de Acción para prevenir y combatir los delitos que afectan al ambiente en la Península de Yucatán”: entidad federativa que concentra una gran parte de las especies protegidas del país. Este evento plural con participación de la sociedad civil crea un espacio de intercambio necesario para la toma de consciencia, el fortalecimiento de capacidades técnicas y la atención prioritaria de las problemáticas en materia de justicia ambiental.

Las sensibilizaciones no pueden ser solamente en días de conmemoraciones oficiales. Es fundamental plasmar un trabajo institucional permanente proactivo con los organismos internacionales y el tercer sector entre sociedad civil, academia y ciudadanía para hacer de la regeneración ambiental un eje transversal de la acción publica y legislativa.

Este domingo se conmemorará el Día Mundial del Medio Ambiente. Como cada 5 de junio desde 1974, millones de personas en el mundo recordaremos la importancia de cuidar y contribuir a la regeneración de “#UnaSolaTierra”, lema inspirado por la Conferencia de Estocolmo de 1972 durante la cual se instauró esta movilización. El sistema internacional no ha dejado de alertar sobre la gravedad de la situación del “cambio climático” promoviendo el concepto de “desarrollo sustentable/sostenible”, fijando plazos para el cumplimiento de objetivos incumplidos hasta ahora.

Frente a ello, una situación ya insostenible con conceptos ya insuficientes para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 grados este siglo. Ya no podemos esperar más para actuar contundentemente exigiendo a los Estados y a la iniciativa privada la reducción de la mitad de las emisiones de gases a efectos invernaderos como acordados en los compromisos globales. De seguir con las políticas actuales, de acuerdo con la ONU “la exposición a aire contaminado aumentará en un 50% en esta década, mientras que los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040”.

Detrás de China, India o Brasil, México ocupa el lugar 54 en el Green Future Index 2022: reporte realizado por el MIT que analiza el compromiso y progreso de 76 países en su desarrollo para un futuro bajo en carbono. México no solamente no ha cumplido con sus objetivos, sino que sus metas siguen siendo las mismas a pesar del aumento de la gravedad climática. Los proyectos prioritarios para el “desarrollo” de México están basados en un modelo extractivista que privilegia una matriz energética esencialmente proveniente de hidrocarburos altamente contaminantes; una visión depredadora imponiendo grandes proyectos que conjugan intereses económicos de una elite empresarial aliada con el poder político (neoliberalismo) dejando fuera la salud del pueblo y de la biodiversidad.

México está entre las naciones más diversas y por ende más vulnerables por el colapso climático, pero también por los delitos ambientales favorecidos por la impunidad. Es urgente detonar acciones focalizadas y coordinadas para robustecer la justicia ambiental, base de la justicia social. En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en México (UNODC), junto con el Gobierno de Yucatán y el Gobierno de México convocan este lunes y martes al Encuentro de Alto Nivel rumbo a un “Plan de Acción para prevenir y combatir los delitos que afectan al ambiente en la Península de Yucatán”: entidad federativa que concentra una gran parte de las especies protegidas del país. Este evento plural con participación de la sociedad civil crea un espacio de intercambio necesario para la toma de consciencia, el fortalecimiento de capacidades técnicas y la atención prioritaria de las problemáticas en materia de justicia ambiental.

Las sensibilizaciones no pueden ser solamente en días de conmemoraciones oficiales. Es fundamental plasmar un trabajo institucional permanente proactivo con los organismos internacionales y el tercer sector entre sociedad civil, academia y ciudadanía para hacer de la regeneración ambiental un eje transversal de la acción publica y legislativa.