/ lunes 10 de enero de 2022

Pulso CDMX | Espacio público ciudadano

La acción del Gobierno en materia de recuperación y mantenimiento del espacio público puede ser una de las políticas más redistributivas y de lucha contra las desigualdades. El acceso a espacios públicos de calidad y de proximidad mejora sensiblemente el desarrollo humano y el bienestar de la población, además de provocar efectos positivos sobre la actividad social, cultural y económica de la zona.

Sin embargo, existe una correlación entre la disponibilidad de espacios públicos dignos y el nivel socioeconómico. A mayor ingreso mayor acceso a espacios públicos de calidad. Es de reconocer el recién enfoque del Gobierno de la Ciudad de México, especialmente a través de la Secretaría de Obras, por priorizar en la recuperación urbana espacios en territorios de mayor densidad poblacional y con más necesidades como en el oriente de la Ciudad. Pero aún existen desigualdades entre alcaldías y entre colonias en la materia.

Dedicarle presupuesto al espacio público no es un gasto. Es una inversión en materia de inclusión, de salud pública, de cultura, de participación social, de seguridad ciudadana, de desarrollo económico o de regeneración ambiental. El plan de desarrollo y de ordenamiento territorial, aún pendiente de consultarse, terminarse y publicarse, debería incluir un eje transversal en estos instrumentos fundamentales para la garantía de nuestro Derecho a la Ciudad.

Justamente con base en este derecho, la participación social es indispensable para la recuperación de espacios públicos. La Constitución creó el Consejo Asesor en materia de Espacio Público de la Ciudad de México que reúne a personas expertas desde una visión plural y multidisciplinaria. Este Consejo debe fortalecerse y tener mayor incidencia, no solamente en la definición e implementación de la acción pública del Gobierno, sino también con las y los diputados del Congreso de la Ciudad quienes tienen pendientes la elaboración de varias iniciativas legislativas en materia de espacio público, publicidad exterior o para el cableado subterráneo en la Capital.

El espacio público debe jugar un papel determinante en la atención de la emergencia climática, que sigue sin declararse en nuestra Ciudad de México, a pesar de estar entre las más contaminadas del mundo. Desde la ciudadanía debemos exigir mejores espacios públicos que sirvan de infraestructura regeneradora en materia ambiental y biosocial como bien lo impulsan varios colectivos de la sociedad civil ya de prestigio internacional, como por ejemplo el Huerto Roma Verde o la Fundación Placemaking. El uso de ecotecnias, del reciclaje o de procesos regenerativos como la composta en espacios públicos y cerca de espacios comunitarios a una escala muy local genera un cambio de paradigma determinante rumbo a una Ciudad más sustentable. El cambio inicia desde nuestra propia cuadra ubicando oportunidades de acción comunitaria y buscando a los aliados pertinentes gubernamentales y de la iniciativa privada. Este tipo de proyectos de recuperación de espacios públicos pueden también surgir de los presupuestos participativos o del programa de mejoramiento barrial, rechazando cualquier cooptación institucional o clientelar en la materia. Desde la cuadra, desde la comunidad así se empieza el espacio público ciudadano.

La acción del Gobierno en materia de recuperación y mantenimiento del espacio público puede ser una de las políticas más redistributivas y de lucha contra las desigualdades. El acceso a espacios públicos de calidad y de proximidad mejora sensiblemente el desarrollo humano y el bienestar de la población, además de provocar efectos positivos sobre la actividad social, cultural y económica de la zona.

Sin embargo, existe una correlación entre la disponibilidad de espacios públicos dignos y el nivel socioeconómico. A mayor ingreso mayor acceso a espacios públicos de calidad. Es de reconocer el recién enfoque del Gobierno de la Ciudad de México, especialmente a través de la Secretaría de Obras, por priorizar en la recuperación urbana espacios en territorios de mayor densidad poblacional y con más necesidades como en el oriente de la Ciudad. Pero aún existen desigualdades entre alcaldías y entre colonias en la materia.

Dedicarle presupuesto al espacio público no es un gasto. Es una inversión en materia de inclusión, de salud pública, de cultura, de participación social, de seguridad ciudadana, de desarrollo económico o de regeneración ambiental. El plan de desarrollo y de ordenamiento territorial, aún pendiente de consultarse, terminarse y publicarse, debería incluir un eje transversal en estos instrumentos fundamentales para la garantía de nuestro Derecho a la Ciudad.

Justamente con base en este derecho, la participación social es indispensable para la recuperación de espacios públicos. La Constitución creó el Consejo Asesor en materia de Espacio Público de la Ciudad de México que reúne a personas expertas desde una visión plural y multidisciplinaria. Este Consejo debe fortalecerse y tener mayor incidencia, no solamente en la definición e implementación de la acción pública del Gobierno, sino también con las y los diputados del Congreso de la Ciudad quienes tienen pendientes la elaboración de varias iniciativas legislativas en materia de espacio público, publicidad exterior o para el cableado subterráneo en la Capital.

El espacio público debe jugar un papel determinante en la atención de la emergencia climática, que sigue sin declararse en nuestra Ciudad de México, a pesar de estar entre las más contaminadas del mundo. Desde la ciudadanía debemos exigir mejores espacios públicos que sirvan de infraestructura regeneradora en materia ambiental y biosocial como bien lo impulsan varios colectivos de la sociedad civil ya de prestigio internacional, como por ejemplo el Huerto Roma Verde o la Fundación Placemaking. El uso de ecotecnias, del reciclaje o de procesos regenerativos como la composta en espacios públicos y cerca de espacios comunitarios a una escala muy local genera un cambio de paradigma determinante rumbo a una Ciudad más sustentable. El cambio inicia desde nuestra propia cuadra ubicando oportunidades de acción comunitaria y buscando a los aliados pertinentes gubernamentales y de la iniciativa privada. Este tipo de proyectos de recuperación de espacios públicos pueden también surgir de los presupuestos participativos o del programa de mejoramiento barrial, rechazando cualquier cooptación institucional o clientelar en la materia. Desde la cuadra, desde la comunidad así se empieza el espacio público ciudadano.