/ lunes 16 de diciembre de 2019

Pulso CDMX | Urgencia emocional

“Primer día en Harvard: todos aquí van a terminar el programa con éxito. Primer día en el @ITAM_mx: volteen a ver a sus compañeros a la derecha y a la izquierda, únicamente uno de ustedes va a terminar la carrera” señala una estudiante en redes sociales tras el suicidio de una alumna. #ITAMDateCuenta posicionaron en redes sociales las y los estudiantes de esta escuela en respuesta a la tragedia. De manera organizada, respetuosa, sensible, solidaria y responsable la comunidad estudiantil no solamente conmemoró a su compañera con altura, sino que denunció públicamente prácticas tóxicas que padecen por “estudiar”.

Mediante un pliego petitorio concreto, difundido por El Supuesto, el periódico del ITAM, las y los estudiantes no solamente alertan sobre la problemática del hostigamiento escolar, la pedagogía violenta, la falta de prevención y atención en materia de salud emocional, sino también delinean propuestas indispensables al bienestar estudiantil. También se denunciaron prácticas comunes de venta y consumo de sustancias para “aguantar la presión” o el periodo de exámenes, como el Ritalin en la biblioteca u otros espacios de la universidad sin que se reciba ninguna información certera sobre los componentes y riesgos al respecto.

El proceso de educación no debe limitarse al conocimiento y validación de materias. Debe ampliarse y contribuir a la transmisión de saberes y competencias para la vida para fortalecerse ante los retos de la vida laboral. Pero no se enseña a lidiar con el estrés, hundiendo a las personas jóvenes con más presión psicológica. La prevención y atención en todos los rubros deben ser ejes transversales del ciclo escolar y del enriquecimiento del conocimiento. La exigencia académica no tiene que confundirse con el maltrato psicológico, la humillación, las cuotas de reprobados, el fomento al individualismo frente a la solidaridad y cohesión, valores tan necesarios para una sociedad en paz.

Si bien México forma parte de los países con tasa de suicidio más baja del mundo, las tasas de suicidio especialmente entre las poblaciones jóvenes no han dejado de aumentar paulatinamente en los últimos años para alcanzar un nivel histórico recientemente. Entre 1990 y 2017 la tasa de suicidios se duplicó en el país al pasar de 2.4 por cada 100 mil habitantes a 5.2 según datos del INEGI. A esta cifra se tienen que comentar también los intentos de suicidio que no están documentados de manera acertada y exhaustiva.

La salud mental y emocional se está convirtiendo en una problemática cada vez más importante y muy poca atendida. Los estigmas y prejuicios en cuanto a la atención o consulta psicológica siguen muy presentes. A pesar de la alerta reiterada sobre las consecuencias del aumento de la depresión, los gobiernos y demás entidades no están tomando medidas prioritarias y serias al respecto. Promover la empatía, la solidaridad, la apertura, el diálogo es fundamental para romper los tabúes relativos a la salud mental y emocional. Los entornos educativos y laborales pueden convertirse en aliados del bienestar emocional. Ojalá nazcan muchos proyectos estudiantiles propositivos en la materia antes de esperar que otra tragedia ocurra.

“Primer día en Harvard: todos aquí van a terminar el programa con éxito. Primer día en el @ITAM_mx: volteen a ver a sus compañeros a la derecha y a la izquierda, únicamente uno de ustedes va a terminar la carrera” señala una estudiante en redes sociales tras el suicidio de una alumna. #ITAMDateCuenta posicionaron en redes sociales las y los estudiantes de esta escuela en respuesta a la tragedia. De manera organizada, respetuosa, sensible, solidaria y responsable la comunidad estudiantil no solamente conmemoró a su compañera con altura, sino que denunció públicamente prácticas tóxicas que padecen por “estudiar”.

Mediante un pliego petitorio concreto, difundido por El Supuesto, el periódico del ITAM, las y los estudiantes no solamente alertan sobre la problemática del hostigamiento escolar, la pedagogía violenta, la falta de prevención y atención en materia de salud emocional, sino también delinean propuestas indispensables al bienestar estudiantil. También se denunciaron prácticas comunes de venta y consumo de sustancias para “aguantar la presión” o el periodo de exámenes, como el Ritalin en la biblioteca u otros espacios de la universidad sin que se reciba ninguna información certera sobre los componentes y riesgos al respecto.

El proceso de educación no debe limitarse al conocimiento y validación de materias. Debe ampliarse y contribuir a la transmisión de saberes y competencias para la vida para fortalecerse ante los retos de la vida laboral. Pero no se enseña a lidiar con el estrés, hundiendo a las personas jóvenes con más presión psicológica. La prevención y atención en todos los rubros deben ser ejes transversales del ciclo escolar y del enriquecimiento del conocimiento. La exigencia académica no tiene que confundirse con el maltrato psicológico, la humillación, las cuotas de reprobados, el fomento al individualismo frente a la solidaridad y cohesión, valores tan necesarios para una sociedad en paz.

Si bien México forma parte de los países con tasa de suicidio más baja del mundo, las tasas de suicidio especialmente entre las poblaciones jóvenes no han dejado de aumentar paulatinamente en los últimos años para alcanzar un nivel histórico recientemente. Entre 1990 y 2017 la tasa de suicidios se duplicó en el país al pasar de 2.4 por cada 100 mil habitantes a 5.2 según datos del INEGI. A esta cifra se tienen que comentar también los intentos de suicidio que no están documentados de manera acertada y exhaustiva.

La salud mental y emocional se está convirtiendo en una problemática cada vez más importante y muy poca atendida. Los estigmas y prejuicios en cuanto a la atención o consulta psicológica siguen muy presentes. A pesar de la alerta reiterada sobre las consecuencias del aumento de la depresión, los gobiernos y demás entidades no están tomando medidas prioritarias y serias al respecto. Promover la empatía, la solidaridad, la apertura, el diálogo es fundamental para romper los tabúes relativos a la salud mental y emocional. Los entornos educativos y laborales pueden convertirse en aliados del bienestar emocional. Ojalá nazcan muchos proyectos estudiantiles propositivos en la materia antes de esperar que otra tragedia ocurra.