/ martes 28 de enero de 2020

¿Quién es el juez Daniel Urrutia?

Los jueces y juezas son el último dique en contra de la arbitrariedad. Cuando las personas escuchamos esa frase nos imaginamos que es la Suprema Corte de Justicia quien detendrá la arbitrariedad del poder público. Lo anterior no es cierto. Los jueces y juezas que están en la primera fila son los verdaderos encargados de frenar los atropellos del poder público.

Mire usted, nuestro Tribunal Constitucional hace muy poca justicia para los ciudadanos. La mayoría de su tiempo está dedicado a resolver los conflictos entre las minorías parlamentarias, los problemas del federalismo o la revisión abstracta de problemas jurídicos. Ese es el diseño de los Tribunales Constitucionales en México, y en la mayoría del mundo.

Las juezas y jueces que reciben por primera vez un asunto tienen responsabilidad increíble, y no todos están dispuestos a asumirla. Algunos dicen que no pueden conocer del asunto, otros siempre ven un detalle en la demanda, unos más se sienten presionados por las condiciones políticas, y pocos entran a la defensa de los derechos humanos, entre estos últimos jueces está Daniel Urrutia Laubreaux. Un trabajo bastante difícil, sin embargo, alguien lo tiene que hacer.

Daniel Urrutia Laubreaux nació un 27 de agosto de 1974. En el año de 2000 entró a trabajar al poder judicial de Chile como oficial cuarto con trata, al igual que en México, los oficiales hacen una parte del trabajo de los jueces. En el año del 2001, fue nombrado juez en algún lugar en el inicio de algún desierto. Los problemas del juez Urrutia comenzaron en el año 2005 cuando hizo un trabajo académico sobre justicia transicional, en el cual, se tocaba el tema del Poder Judicial y el Régimen Militar de 1973 a 1990 en Chile. Imagínese usted que tiene problemas en su trabajo por un documento escolar. En aquel tiempo, le llamaron la atención sus superiores y después la Suprema Corte de aquel país. A partir del 2005, empezó una campaña de hostigamiento judicial en contra hasta el día de hoy. La persecución no cesa.

El juez Daniel Urrutia no cejó en su defensa de los derechos humanos, tiene resoluciones sobre derechos electorales de los presos, libertad de expresión y derecho a la protesta. Todo esto desde el juzgado 7o de garantía. Todo tiene un costo, así que cada resolución polémica sobre derechos humanos le ha traído un proceso disciplinario. Su caso está ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y tiene audiencia el día 30 de enero del año en curso, el asunto gravita sobre libertad de expresión de jueces, garantías e independencia judicial y hostigamiento a través de la disciplina judicial. Este tipo de casos, están por llegar a México pronto.

El buen gobierno de los jueces es fundamental para una democracia. Las normas que los rigen son importantes, pero es todavía más relevante que los propios juzgadores tengan las condiciones y la confianza para hacer su labor cuando se requiere. Ello también implica hacerlo al margen de la opinión de los políticos o de los medios. Detrás de cada berrinche político tiene que haber un juez. Esto es particularmente importante cuando hay de por medio violaciones a los derechos humanos. Es en beneficio de cualquier sociedad hacer lo necesario por contar con juzgadores independientes y dispuestos a hacer su trabajo sin miedo. Cuando los jueces son perseguidos por los jueces se pierden las democracias.

Los jueces y juezas son el último dique en contra de la arbitrariedad. Cuando las personas escuchamos esa frase nos imaginamos que es la Suprema Corte de Justicia quien detendrá la arbitrariedad del poder público. Lo anterior no es cierto. Los jueces y juezas que están en la primera fila son los verdaderos encargados de frenar los atropellos del poder público.

Mire usted, nuestro Tribunal Constitucional hace muy poca justicia para los ciudadanos. La mayoría de su tiempo está dedicado a resolver los conflictos entre las minorías parlamentarias, los problemas del federalismo o la revisión abstracta de problemas jurídicos. Ese es el diseño de los Tribunales Constitucionales en México, y en la mayoría del mundo.

Las juezas y jueces que reciben por primera vez un asunto tienen responsabilidad increíble, y no todos están dispuestos a asumirla. Algunos dicen que no pueden conocer del asunto, otros siempre ven un detalle en la demanda, unos más se sienten presionados por las condiciones políticas, y pocos entran a la defensa de los derechos humanos, entre estos últimos jueces está Daniel Urrutia Laubreaux. Un trabajo bastante difícil, sin embargo, alguien lo tiene que hacer.

Daniel Urrutia Laubreaux nació un 27 de agosto de 1974. En el año de 2000 entró a trabajar al poder judicial de Chile como oficial cuarto con trata, al igual que en México, los oficiales hacen una parte del trabajo de los jueces. En el año del 2001, fue nombrado juez en algún lugar en el inicio de algún desierto. Los problemas del juez Urrutia comenzaron en el año 2005 cuando hizo un trabajo académico sobre justicia transicional, en el cual, se tocaba el tema del Poder Judicial y el Régimen Militar de 1973 a 1990 en Chile. Imagínese usted que tiene problemas en su trabajo por un documento escolar. En aquel tiempo, le llamaron la atención sus superiores y después la Suprema Corte de aquel país. A partir del 2005, empezó una campaña de hostigamiento judicial en contra hasta el día de hoy. La persecución no cesa.

El juez Daniel Urrutia no cejó en su defensa de los derechos humanos, tiene resoluciones sobre derechos electorales de los presos, libertad de expresión y derecho a la protesta. Todo esto desde el juzgado 7o de garantía. Todo tiene un costo, así que cada resolución polémica sobre derechos humanos le ha traído un proceso disciplinario. Su caso está ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y tiene audiencia el día 30 de enero del año en curso, el asunto gravita sobre libertad de expresión de jueces, garantías e independencia judicial y hostigamiento a través de la disciplina judicial. Este tipo de casos, están por llegar a México pronto.

El buen gobierno de los jueces es fundamental para una democracia. Las normas que los rigen son importantes, pero es todavía más relevante que los propios juzgadores tengan las condiciones y la confianza para hacer su labor cuando se requiere. Ello también implica hacerlo al margen de la opinión de los políticos o de los medios. Detrás de cada berrinche político tiene que haber un juez. Esto es particularmente importante cuando hay de por medio violaciones a los derechos humanos. Es en beneficio de cualquier sociedad hacer lo necesario por contar con juzgadores independientes y dispuestos a hacer su trabajo sin miedo. Cuando los jueces son perseguidos por los jueces se pierden las democracias.

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