Las personas, en general, tenemos ambiciones en la vida. La mayoría de nuestros intereses o anhelos están relacionados con cuestiones económicas, trabajo, estabilidad, educación, bienestar personal, objetivos políticos entre otros.
Los problemas de pesos y centavos, educativos, sociales y culturales han inmovilizado el norte de nuestra brújula de anhelos, al parecer, la mayoría de estos están relacionados con puntos económicos o de poder, ya sea, en instituciones formales o informales, por ejemplo: dentro de las instituciones formales están los partidos políticos para obtener un poquito de poder, y dentro de las instituciones informales se encuentra el hacer dinero a través de la delincuencia organizada a cualquier costo. El binomio de poder y dinero es un anhelo constante; y mientras sea de forma totalmente regular y lícita no debería de estar sujeto a ningún juicio de valor. El drama es cuando las instituciones informales, como el crimen organizado o los sindicatos charros, empiezan a captar la atención de muchísimas personas, y se aparecen como la única solución para obtener estos objetivos. Esto es claramente preocupante. Incluso algunos personajes de las instituciones informales se aparecen como héroes contemporáneos, cuando nuestras guías deberían ser personas como Greta Thunberg.
Thunberg tiene propósitos más complejos y mucho más trascendentes. Greta nació en el año 2003, y sus ideales están mucho más allá de los tradicionales, sus propósitos están vinculados al cambio climático mundial, un tema que la humanidad no acaba de tomar en serio y, sin embargo, se empieza a notar en nuestra vida cotidiana todos los días. Greta habla con claridad y contundencia, además, hace eco de la voz del conocimiento. Ella ha señalado que: “…no espera que la escuchen a ella, sino, a la ciencia…”. Ojalá que muchos de nuestros políticos voltearan a ver a la ciencia más seguido, tal y como lo sugiere Greta.
Thunberg no tiene la intención de congraciarse con el poder o con el dinero. En el año 2019, ella les hizo notar a una serie de políticos internacionales que: “…sus palabras estaban vacías…”. Cuestión que sucede con la mayoría del discurso político y, que la mayoría de nosotros no nos atrevemos a decir. Sobre este punto, ella fue más allá y les dijo “… todo de lo que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas sobre el eterno crecimiento económico…” La claridad de este argumento nos deja sin palabras. Podemos estar de acuerdo o no con Greta en muchas cosas, pero no podemos regatearle ni una letra de honestidad y de valor. Ella sale de la comodidad, de la burbuja de cristal para decir cosas más íntegras. Thunberg se ha confrontado con Donald Trump a través de redes sociales, cuestión que pocos políticos han hecho.
No todos tenemos ni debemos sostener los ideales de Greta, sin embargo, ella nos debe de llevar a reflexionar sobre el deber de pensar en cosas más amplias, en dejar clichés, en expresarnos con más sinceridad, y ver más allá de nuestros propios intereses.