/ sábado 24 de febrero de 2018

Reconstrucción: Dineros perdidos

De vergüenza, lo que sucede con los fondos para la reconstrucción (Sismo del 19 de septiembre) en la Ciudad de México. En el resto de las entidades afectadas en la República, el cinismo también galopa.

La diferencia de los estados con la capital, es que en ésta, el jefe de gobierno –Miguel Ángel Mancera- se levantó el cuello cacareando que se daría ayuda a todos los damnificados. Se nombró a un Comisionado para la Reconstrucción y a un grupo de especialistas e intelectuales, de probada trayectoria (Comisión para la Reconstrucción).

A cinco meses de la tragedia, desolados. Miles de personas sin casa, viviendo en condiciones deplorables y sin esperanza de obtener la ayuda prometida. Nueve adultos mayores, murieron. A los vecinos de los edificios de Tlalpan los enviaron a albergues inhóspitos, helados, lo que propició que se agravaran los males de estas personas.

Los sobrevivientes pasan los días como pueden. Pagan por ir al baño a una gasolinera y 400 pesos al mes, por utilizar las regaderas de un gimnasio cercano.

Están en el centro de la trifulca generada por el manejo de los fondos que, en pleno año de Hidalgo y de Carranza, acabarán haciéndose ojo de hormiga, sin que les permitan la mínima injerencia.

La cantidad es fuerte. Ocho mil millones de pesos, que ya tendrían que haber dado fruto y resuelto el problema de quienes sufrieron daños parciales.

Si bien la tarea de realizar el censo e identificar las pérdidas totales y las construcciones salvables, toma tiempo, una vez hecho el listado se resolvería a corto plazo, la problemática de quienes, tras los arreglos, pueden volver a sus hogares.

Hicieron la ley de reconstrucción y vino el Waterloo: se puso el dinero en manos de la Asamblea Legislativa, para que distribuyera el presupuesto. La encomienda quedó en manos de tres asambleístas, a cual de más pillo.

Mauricio Toledo, cacique de Coyoacán reconocido por sus horrores cuando fue delegado de esa demarcación y por seguir incidiendo en ella. Leonel Luna, (Ex Álvaro Obregón), igual de ducho para sacar pesos de donde se le ocurría, e igual de reprobado por sus desgobernados, aunque hábil grillo. Un panista, Jorge Romero,ex Benito Juárez, con una lista de denuncias en su contra(Licencias de construcción), interminable.

El triduo determinó a quienes se destinarían, los siete mil millones restantes (Cerca de mil se invirtieron en ayuda para renta) y Luna se los marcó a diez dependencias oficiales, sin la anuencia del Comisionado ni la comisión y sin especificar ni respaldar para qué proyectos irían.

Los tejemanejes de estos personajes provocaron la renuncia del Comisionado, Ricardo Becerra y de quienes eran miembros destacados de la comisión, Mauricio Merino y Katia D´Artigues. Argumentaron la imposibilidad de colaborar bajo esas condiciones. Habían aconsejado que se hiciera un fideicomiso para transparentar las cuentas. Becerra solicitó cien millones para las primeras necesidades; le dieron once, mientras ellos llevan dilapidados quinientos y pico, con absoluta opacidad.

¿Y el miniMancera? Se larga más fresco que una lechuga, como candidato senatorial, plurinominal, por el Frente por México. ¡Representará a Chiapas y contenderá por el PAN!¿Se vale tanto descaro? A Chiapas la debe conocer en plan turístico, cuando mucho.

Inconcebible a lo que llegan estas castas divinas, mientras los damnificados pierden la esperanza de recuperar su techo.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

De vergüenza, lo que sucede con los fondos para la reconstrucción (Sismo del 19 de septiembre) en la Ciudad de México. En el resto de las entidades afectadas en la República, el cinismo también galopa.

La diferencia de los estados con la capital, es que en ésta, el jefe de gobierno –Miguel Ángel Mancera- se levantó el cuello cacareando que se daría ayuda a todos los damnificados. Se nombró a un Comisionado para la Reconstrucción y a un grupo de especialistas e intelectuales, de probada trayectoria (Comisión para la Reconstrucción).

A cinco meses de la tragedia, desolados. Miles de personas sin casa, viviendo en condiciones deplorables y sin esperanza de obtener la ayuda prometida. Nueve adultos mayores, murieron. A los vecinos de los edificios de Tlalpan los enviaron a albergues inhóspitos, helados, lo que propició que se agravaran los males de estas personas.

Los sobrevivientes pasan los días como pueden. Pagan por ir al baño a una gasolinera y 400 pesos al mes, por utilizar las regaderas de un gimnasio cercano.

Están en el centro de la trifulca generada por el manejo de los fondos que, en pleno año de Hidalgo y de Carranza, acabarán haciéndose ojo de hormiga, sin que les permitan la mínima injerencia.

La cantidad es fuerte. Ocho mil millones de pesos, que ya tendrían que haber dado fruto y resuelto el problema de quienes sufrieron daños parciales.

Si bien la tarea de realizar el censo e identificar las pérdidas totales y las construcciones salvables, toma tiempo, una vez hecho el listado se resolvería a corto plazo, la problemática de quienes, tras los arreglos, pueden volver a sus hogares.

Hicieron la ley de reconstrucción y vino el Waterloo: se puso el dinero en manos de la Asamblea Legislativa, para que distribuyera el presupuesto. La encomienda quedó en manos de tres asambleístas, a cual de más pillo.

Mauricio Toledo, cacique de Coyoacán reconocido por sus horrores cuando fue delegado de esa demarcación y por seguir incidiendo en ella. Leonel Luna, (Ex Álvaro Obregón), igual de ducho para sacar pesos de donde se le ocurría, e igual de reprobado por sus desgobernados, aunque hábil grillo. Un panista, Jorge Romero,ex Benito Juárez, con una lista de denuncias en su contra(Licencias de construcción), interminable.

El triduo determinó a quienes se destinarían, los siete mil millones restantes (Cerca de mil se invirtieron en ayuda para renta) y Luna se los marcó a diez dependencias oficiales, sin la anuencia del Comisionado ni la comisión y sin especificar ni respaldar para qué proyectos irían.

Los tejemanejes de estos personajes provocaron la renuncia del Comisionado, Ricardo Becerra y de quienes eran miembros destacados de la comisión, Mauricio Merino y Katia D´Artigues. Argumentaron la imposibilidad de colaborar bajo esas condiciones. Habían aconsejado que se hiciera un fideicomiso para transparentar las cuentas. Becerra solicitó cien millones para las primeras necesidades; le dieron once, mientras ellos llevan dilapidados quinientos y pico, con absoluta opacidad.

¿Y el miniMancera? Se larga más fresco que una lechuga, como candidato senatorial, plurinominal, por el Frente por México. ¡Representará a Chiapas y contenderá por el PAN!¿Se vale tanto descaro? A Chiapas la debe conocer en plan turístico, cuando mucho.

Inconcebible a lo que llegan estas castas divinas, mientras los damnificados pierden la esperanza de recuperar su techo.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq