/ viernes 26 de julio de 2019

Recordando al emperador Nerón

Teniendo apenas 17 años de edad, Nerón tomó el trono, asesinando tiempo después a su madre, Agripina, por considerar que ella pretendía controlarlo. Agripina fue también conocida por haber sido hermana del emperador Calígula, aquel que hizo senador a su caballo.

Eso de asesinar, era algo que en definitiva se le daba a quien, como Nerón, gobernaba como tirano, haciendo matar tanto a opositores, como a cristianos, siendo él quien como emperador comenzó con su persecución a raíz del gran incendio.

El Gran Incendio de Roma, cuyo aniversario se acaba de conmemorar, arrasó buena parte de la llamada “ciudad eterna” en el verano del año 64 de nuestra era, comenzando en las primeras horas del 19 de julio y teniendo una duración de casi seis días, según los relatos del historiador Tácito. Durante este siniestro, fueron destruidos en su totalidad cuatro de los catorce distritos en que la antigua Roma se dividía. Otros siete quedaron severamente dañados.

Relatos que datan de esa época, de esos en los que no se deja del todo clara la frontera entre el mito y la realidad, dicen que buscando hacer su propia versión de Roma, Nerón le pagó a un grupo de hombres para que fingieran estar en estado de ebriedad para prender fuego a la ciudad. En teoría la intención del emperador era refundar la capital del imperio y llamarla “Nerópolis”, lo que deja claro que el pretender borrar el pasado, ha sido una costumbre de gobernantes de todo signo y época.

En contraste, según historiadores de la época, Nerón, tras el incendio, se mostró afligido y solidario por el dolor de su pueblo, por lo que dio asilo en el palacio imperial a quienes perdieron su hogar durante el siniestro.

Más allá de si fue o no responsable del incendio, hizo uso de éste para fortalecer el centralismo de su forma de gobernar, además de su populismo, además de valerse de éste para generar división entre los romanos y de tal forma consolidar su poder.

En versiones que difieren de lo narrado por historiadores, se dice que Nerón observó el fuego desde su palacio en la Colina Palatina, al tiempo en que cantaba y tocaba la lira, por lo que habría sido otro gobernante más que celebra mientras su pueblo sufría.

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre

Teniendo apenas 17 años de edad, Nerón tomó el trono, asesinando tiempo después a su madre, Agripina, por considerar que ella pretendía controlarlo. Agripina fue también conocida por haber sido hermana del emperador Calígula, aquel que hizo senador a su caballo.

Eso de asesinar, era algo que en definitiva se le daba a quien, como Nerón, gobernaba como tirano, haciendo matar tanto a opositores, como a cristianos, siendo él quien como emperador comenzó con su persecución a raíz del gran incendio.

El Gran Incendio de Roma, cuyo aniversario se acaba de conmemorar, arrasó buena parte de la llamada “ciudad eterna” en el verano del año 64 de nuestra era, comenzando en las primeras horas del 19 de julio y teniendo una duración de casi seis días, según los relatos del historiador Tácito. Durante este siniestro, fueron destruidos en su totalidad cuatro de los catorce distritos en que la antigua Roma se dividía. Otros siete quedaron severamente dañados.

Relatos que datan de esa época, de esos en los que no se deja del todo clara la frontera entre el mito y la realidad, dicen que buscando hacer su propia versión de Roma, Nerón le pagó a un grupo de hombres para que fingieran estar en estado de ebriedad para prender fuego a la ciudad. En teoría la intención del emperador era refundar la capital del imperio y llamarla “Nerópolis”, lo que deja claro que el pretender borrar el pasado, ha sido una costumbre de gobernantes de todo signo y época.

En contraste, según historiadores de la época, Nerón, tras el incendio, se mostró afligido y solidario por el dolor de su pueblo, por lo que dio asilo en el palacio imperial a quienes perdieron su hogar durante el siniestro.

Más allá de si fue o no responsable del incendio, hizo uso de éste para fortalecer el centralismo de su forma de gobernar, además de su populismo, además de valerse de éste para generar división entre los romanos y de tal forma consolidar su poder.

En versiones que difieren de lo narrado por historiadores, se dice que Nerón observó el fuego desde su palacio en la Colina Palatina, al tiempo en que cantaba y tocaba la lira, por lo que habría sido otro gobernante más que celebra mientras su pueblo sufría.

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre