La campaña presidencial en Estados Unidos entró en la recta final y el último debate entre Donald Trump y Joe Biden no alteró significativamente las encuestas que ubican al candidato demócrata todavía a la delantera y con amplias posibilidades de llegar a la Casa Blanca, cuando faltan 10 días para la crucial jornada electoral.
A pesar de que el encuentro fluyó de mejor manera, el mandatario estadunidense tendrá que aplicarse a fondo para remontar la desventaja en la última etapa de actividades proselitistas, sobre todo en los llamados “estados bisagra” que serán decisivos para el resultado de las elecciones del próximo 3 de noviembre.
Las últimas encuestas ubican a Trump como favorito en 22 estados, mientras que a Biden en 20, así como en Washington DC. Los otros siete estados en los que no se perfila claramente el ganador se disputarán otros 137 votos del Colegio Electoral, que se consideran los que podrían inclinar la balanza para definir al próximo presidente de la nación más poderosa.
Estados Unidos utiliza el sistema de Colegio Electoral para elegir al Presidente, en el que cada estado recibe un número de votos según su población. De un total de 538 sufragios, el candidato que aspire al cargo necesita obtener al menos 270.
En las elecciones de 2016 Trump obtuvo tres millones de votos menos que Hillary Clinton, pero logró ganar en una treintena de estados, para un total de 304 votos, con importantes triunfos en Florida, Pensylvania, Ohio, Michigan y Wisconsin, que aportan 119 sufragios, considerados como clave, y en los que Biden ahora mantiene –en su mayoría- una ligera ventaja. Otros estados considerados vitales son Carolina del Norte y Arizona.
En estas elecciones también se elegirán a los 435 miembros de la Cámara de Representantes, que están en su cargo por períodos de dos años, y 34 senadores en igual número de estados, que cumplen períodos de seis años, y también se votará para gobernador en Delaware, Indiana, Missouri, New Hampshire, Carolina del Norte, Dakota, Vermont, Virginia, Montana, Utah y Washington.
Sin duda, la pandemia alteró el proceso electoral y se ha convertido en un tema en el que el presidente Trump ha cargado con un costo político por el manejo de su estrategia, que ha llevado a su país a ser el de mayor número de contagios y muertos en el mundo y que se podría reflejar en las urnas.
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