El jueves 23 de abril el presidente López Obrador envió una iniciativa a la Cámara de Diputados que busca reformar la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad para que el Ejecutivo tenga la facultad de reasignar recursos en casos de emergencias económicas o de salubridad, atropellando una de las principales funciones del Poder Legislativo: la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).
La iniciativa, además de atentar contra la división de poderes y con ello abrir paso a que el Poder Ejecutivo se pudiera hacer un poder autoritario o incluso hasta dictatorial, tiene otros elementos que son sumamente preocupantes como el hecho de que está centrada en la emergencia económica y no en la emergencia de salubridad. La redacción dice claramente “mantener la ejecución de proyectos y acciones prioritarias de la Administración Pública Federal” y dentro de lo que ha definido el presidente López Obrador como prioritario son las obras faraónicas que deberían de ser lo menos prioritario en un momento como el que estamos pasando.
Por otro lado, la iniciativa define la emergencia económica si se advierte una variación negativa drástica e imprevista en el comportamiento de los principales indicadores económicos que sustentaron la construcción del PEF o si se presenta una tasa negativa de crecimiento del PIB respeto del mismo trimestre anterior; en otras palabras, desde antes de la emergencia sanitaria y de la crisis del COVID 19, según esta propuesta, ya estábamos en emergencia económica y por lo tanto ya hubiera podido el Ejecutivo reasignar recursos a su voluntad.
La iniciativa del presidente López Obrador no es para atender la crisis que estamos atravesando. No habla de reasignaciones en salud, ni de la necesidad de cancelar proyectos faraónicos para salvar vidas; la iniciativa es simplemente un atentado directo y perverso contra la democracia, la división de poderes y los contrapesos republicanos.
Hace unos días Mario Vargas Llosa, junto con intelectuales y políticos de todo el mundo, publicaron un manifiesto titulado “que la pandemia no sea un pretexto para el autoritarismo”, en donde explica que mientras los empleados de sanidad pública y privada se están jugando la vida para enfrentar la pandemia, algunos gobiernos han identificado la crisis sanitaria como una oportunidad para arrogarse un poder desmedido.
La prioridad es y debe ser primero atender la crisis de salud y salvar la mayor cantidad de vidas posible, y después atender las consecuencias económicas, sociales y de gobernanza que dejará a su paso. No se trata de si al presidente López Obrador le gustan o no los “moditos” de quienes buscan soluciones más allá de las limitadas respuestas que ha dado su administración y tampoco se trata de si viene “como anillo al dedo” para instaurar un gobierno autoritario.
Es momento de altura de miras y de gobernar sin oportunismo; tanto el PAN, como el PRI, el PRD y MC no vamos a permitir que se atente contra las facultades legislativas primordiales y contra los equilibrios republicanos bajo el pretexto falso de atender la crisis de salud.
@JCRomeroHicks
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