/ lunes 16 de agosto de 2021

Reformas al sistema de partidos políticos

Los resultados del pasado proceso electoral incidirán en el futuro inmediato de la vida política del país, y debiese obligar a una reflexión que necesaria en dos sentidos: de manera principal los partidos políticos de oposición analicen porqué no lograron el resultado que esperaban, y a partir de este resultado, quienes ganaron, hacia dónde se encaminarán sus decisiones. Cuando ganó López Obrador hace tres años, también dio como resultado que su partido Morena y sus aliados obtuvieran más de dos tercios en la Cámara de Diputados, y en el Senado casi los dos tercios, como consecuencia un control casi total por parte del Presidente con una influencia determinante en la elección en cada una de las Cámaras de los nombramientos de quienes han concluido su encargo, tanto en el Poder Judicial, como en los organismos autónomos.


Si López Obrador no fuese prejuicioso, rencoroso y sobretodo nostálgico del echeverrismo, y fuese más objetivo y abierto a escuchar a las y los especialistas de cada materia de la administración pública, seguramente el país no estaría en los predicamentos que hoy enfrenta. Pero comienza su sexenio tirando a la basura casi el 40% de la construcción del NAICM en Texcoco aduciendo corrupción. Nunca acusó a nadie formalmente como era su obligación y hoy el gobierno sigue pagando, o sea nosotros, para evitar demandas de quienes se vieron afectados por su arbitraria decisión; pero lo peor fue provocar la desconfianza de la inversión privada en otros rubros. Todas las decisiones del Presidente tienen esa misma característica y el argumento de cada decisión siempre comienza con la misma cantaleta prejuiciosa: son obras del neoliberalismo y por lo tanto corruptas.


El resultado de la elección pasada le quitó los dos tercios en la Cámara de Diputados, sin embargo la oposición debe reconocer que no logró voltear su integración, es decir, dejar en un tercio las diputaciones del lopezobradorismo y mantener las Gubernaturas que tenía. Por eso es obligado que la oposición reflexione sin autocomplacencias, pero no hacerlo solos, sino junto a la sociedad civil que está preocupada por el desarrollo humano del país.


La organización plural Futuro 21, ha lanzado un llamado a los partidos políticos para que lean en el resultado de su votación, un poderoso reclamo ciudadano que derive en una transformación profunda. Si los partidos son vigentes en función de los votos que obtienen, entonces habría que analizar el desdén ciudadano. F21 señala que los partidos se han alejado de los reclamos de la gente y dedican mayor parte de sus recursos y esfuerzos en favor de sus intereses internos. Hay un distanciamiento de la realidad social; hubo candidaturas que no reunieron los requisitos éticos de honorabilidad y alerta los partidos se conviertan en instrumentos de grupos oligárquicos, o peor, escudos de protección de la delincuencia organizada.


F21 señala también que las alianzas electorales llegaron para quedarse y es un instrumento valioso que debe mantenerse a partir de la voluntad política de los dirigentes de los partidos quienes deben sobreponerse a presiones de todo tipo. El llamado que propone F21 alerta sobre el regreso al pasado, el restablecimiento de un régimen de partido único de Estado cuya pretensión sea controlar las elecciones, se acote la pluralidad y México sufra una dictadura, lo cual sería terrible. Debemos impedirlo, partidos y sociedad civil.

Los resultados del pasado proceso electoral incidirán en el futuro inmediato de la vida política del país, y debiese obligar a una reflexión que necesaria en dos sentidos: de manera principal los partidos políticos de oposición analicen porqué no lograron el resultado que esperaban, y a partir de este resultado, quienes ganaron, hacia dónde se encaminarán sus decisiones. Cuando ganó López Obrador hace tres años, también dio como resultado que su partido Morena y sus aliados obtuvieran más de dos tercios en la Cámara de Diputados, y en el Senado casi los dos tercios, como consecuencia un control casi total por parte del Presidente con una influencia determinante en la elección en cada una de las Cámaras de los nombramientos de quienes han concluido su encargo, tanto en el Poder Judicial, como en los organismos autónomos.


Si López Obrador no fuese prejuicioso, rencoroso y sobretodo nostálgico del echeverrismo, y fuese más objetivo y abierto a escuchar a las y los especialistas de cada materia de la administración pública, seguramente el país no estaría en los predicamentos que hoy enfrenta. Pero comienza su sexenio tirando a la basura casi el 40% de la construcción del NAICM en Texcoco aduciendo corrupción. Nunca acusó a nadie formalmente como era su obligación y hoy el gobierno sigue pagando, o sea nosotros, para evitar demandas de quienes se vieron afectados por su arbitraria decisión; pero lo peor fue provocar la desconfianza de la inversión privada en otros rubros. Todas las decisiones del Presidente tienen esa misma característica y el argumento de cada decisión siempre comienza con la misma cantaleta prejuiciosa: son obras del neoliberalismo y por lo tanto corruptas.


El resultado de la elección pasada le quitó los dos tercios en la Cámara de Diputados, sin embargo la oposición debe reconocer que no logró voltear su integración, es decir, dejar en un tercio las diputaciones del lopezobradorismo y mantener las Gubernaturas que tenía. Por eso es obligado que la oposición reflexione sin autocomplacencias, pero no hacerlo solos, sino junto a la sociedad civil que está preocupada por el desarrollo humano del país.


La organización plural Futuro 21, ha lanzado un llamado a los partidos políticos para que lean en el resultado de su votación, un poderoso reclamo ciudadano que derive en una transformación profunda. Si los partidos son vigentes en función de los votos que obtienen, entonces habría que analizar el desdén ciudadano. F21 señala que los partidos se han alejado de los reclamos de la gente y dedican mayor parte de sus recursos y esfuerzos en favor de sus intereses internos. Hay un distanciamiento de la realidad social; hubo candidaturas que no reunieron los requisitos éticos de honorabilidad y alerta los partidos se conviertan en instrumentos de grupos oligárquicos, o peor, escudos de protección de la delincuencia organizada.


F21 señala también que las alianzas electorales llegaron para quedarse y es un instrumento valioso que debe mantenerse a partir de la voluntad política de los dirigentes de los partidos quienes deben sobreponerse a presiones de todo tipo. El llamado que propone F21 alerta sobre el regreso al pasado, el restablecimiento de un régimen de partido único de Estado cuya pretensión sea controlar las elecciones, se acote la pluralidad y México sufra una dictadura, lo cual sería terrible. Debemos impedirlo, partidos y sociedad civil.