“Que la Soberanía dimana directamente del pueblo”.
V Sentimiento de la Nación
Con motivo de este 212 aniversario del Grito de Independencia, en nombre del Gobierno de México, me permití rememorar los históricos lazos que unen a Francia con México desde aquellos días en los que, en la casa cural de Hidalgo en San Felipe Torresmochas, en la llamada “La Francia Chiquita”, se discutían las ideas de los Enciclopedistas o se representaban las obras de Molière.
Los ideales libertarios de la Revolución francesa son el puente fraternal que nos iguala ante la historia universal, y ello es digno de rememoración entre nuestros pueblos.
La vasta cultura del sacerdote Hidalgo fue producto de sus años como rector de la Universidad de San Nicolás de Valladolid, espacio académico en el que tuvo la oportunidad de educar a José María Morelos y Pavón y a otros sacerdotes que se sumarían a la causa independentista.
El 20 de octubre de 1810, Morelos se encontró con Hidalgo en el camino de Charo a Indaparapeo y allí el líder de la insurrección convocó a Morelos a continuar la lucha para emancipar a la Nueva España de una monarquía ausente; Hidalgo supo que mientras la familia real de Portugal aceptaba residir y gobernar desde Brasil, Fernando VII rechazaba la hospitalidad de la Ciudad de México, una actitud que nunca sería olvidada por los "insurgentes".
Hidalgo, Aldama, Allende y Abasolo fueron fusilados en 1811; Francisco López Rayón recibió la Instrucción de Allende para continuar la lucha militar. Morelos y el sacerdote Matamoros continuarían su lucha para que el Bajío ocupara cada día más lugares y mantuviera comunicación con el líder militar López Rayón.
En 1812, Morelos logró romper con el férreo asedio impuesto por Calleja a la Plaza de Cuautla, sitio que tuvo lugar del 19 de febrero al 2 de mayo: 91 días de campaña bélica que el estratega Morelos logró evadir para continuar la guerra contra el ejército realista.
Mientras que en España la Constitución liberal de Cádiz se jura el 19 de febrero de 1812, López Rayón y Morelos acordaron a finales de noviembre de 1812 convocar un congreso constituyente con el fin de contar con un instrumento similar al de Cádiz para la América mexicana. Así, el 9 de febrero de 1813, acordaron convocar para el 14 de septiembre a la apertura del llamado Congreso de Anáhuac, fijando como sede la ciudad de Chilpancingo.
Morelos, por su parte, junto al padre Matamoros, Andrés Quinta Roo y Leona Vicario, -todos ellos alimentados por la Francia de la Ilustración-, concibe un documento, inspirado en la Carta de los Derechos Humanos y Ciudadanos, que leerá el 14 de septiembre de 1813 y que pasará a la historia como los "Sentimientos de la Nación", cuyo contenido, luego, se transformará en los principios fundacionales de la Constitución de Apatzingán.
El 6 de noviembre del mismo año, en Chilpancingo, el Congreso de Anáhuac decretó solemnemente la Declaración de Independencia de la América Septentrional, firmada por los Señores: Andrés Quintana Roo, Ignacio López Rayón, José Manuel de Herrera, el Sr Carlos María Bustamante, José María Liceaga, Cornelio Ortiz de Zárate, y por el Dr. Sixto Verduzco.
Pocos tiempo después, el 22 de octubre de 1814, en la ciudad de Apatzingán se sancionó el Decreto Constitucional por la Libertad de la América Mexicana, cuyos Capítulos III de Ciudadanos, V de Igualdad, Seguridad, Propiedad y Libertad de los Ciudadanos y VI de Obligaciones de los Ciudadanos, se inspiran fundamentalmente en las Declaraciones de derechos humanos en la Constitución francesa (1789) y en la Constitución de Cádiz (1812), a sus vez inspirada en el mismo ideario de la Revolución Francesa.
Puedo asegurarles que el espíritu libertario de Francia, entre los mexicanos se mantuvo y aún permanece ahí en nuestra historia, y que ha encendido fuertemente las ideas liberales que forman parte de las grandes transformaciones de México: desde la Francia Chiquita de Hidalgo hasta la actual República de México hoy podemos asegurar que nuestra amistad con la República Francesa está muy viva...
