/ domingo 7 de octubre de 2018

Reprenda yo con dolor…

...para saber que he corregido, amando.

–Gabriela Mistral-

Aunque la frase de esta inolvidable poeta, diplomática y pedagoga chilena –cuyo nombre era Lucila Godoy Alcayaga-, se refiere a la formación, respeto y límites que han de marcar la educación de las nuevas generaciones, en esta ocasión la relaciono con la conmemoración del evento suscitado 50 años atrás, cuya fecha 2 de octubre, se dio el pasado martes, recordando el sangriento movimiento estudiantil suscitado en 1968, cuya consecuencia –entre otras muchas-, fue el despertar de la conciencia de esta sociedad ya entonces sumida en crisis; es más, muchos de los líderes estudiantiles se convirtieron en actores del cambio político en México: Reprendidos con dolor, corregidos sin amor pero alguna enseñanza dejaron…

Desde entonces, han cambiado muchas cosas: entre ellas, se suscitó un drástico avance en el proceso democrático con las reformas electorales, que han redundado en la ciudadanización de las elecciones, realizando procesos vigilados y confiables.

Igualmente, los cambios políticos y las alternancias partidistas –producto igualmente de la democracia y que iniciaron en los estados-, han venido ocurriendo con algunas discrepancias políticas y sociales que no han afectado a los mexicanos en materia económica ni –en general-, en la vida pública del país; y, por primera vez, hay legisladores locales y presidentes municipales producto de la reelección.

En las contiendas, se han logrado también avances en cuanto a equidad de género -al día de hoy, 50% de los cargos a elección es para las mujeres-, a la vez que habrá mayores oportunidades para las féminas en el gabinete presidencial.

Así las cosas, esta sociedad se ha dado cuenta de que, organizada, tiene mayor oportunidad para incidir en las políticas públicas: en comunión, podemos trabajar en pro de los derechos humanos, de la legalidad, transparencia y el combate a la corrupción, tema tan cobijado por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

No obstante, hoy siguen muriendo estudiantes; el reclamo de justicia, la impunidad, el crimen organizado, los feminicidios, los secuestros, los porros estudiantiles, la corrupción de la autoridad… son temas pendientes porque los impartidores de la justicia juegan con el castigo de los criminales, porque las procuradurías no han hecho bien su “chamba”, no investigan, no arman expedientes de manera adecuada, se desisten del caso; no encontramos quién nos brinde explicación sobre cientos de hechos sangrientos y se tienen que crear comisiones de la verdad para saber qué pasó.

50 años después persisten los reclamos por una mejor educación –y se piensa abolir la reciente reforma educativa-, permanece el grito desesperado por tener acceso a fuentes de trabajo con salarios dignos –y bajarán los sueldos a funcionarios gubernamentales-, la pobreza persiste con altos índices, el desarrollo del campo está pendiente.

Y en todo este esquema, la cereza en el pastel: la futura directora general de Conacyt, María Elena Álvarez- Buyllá Roces , deseosa ya por ejercer el nuevo puesto solicitó al actual director del Consejo, Enrique Cabrero Mendoza , suspender toda convocatoria abierta.

...para saber que he corregido, amando.

–Gabriela Mistral-

Aunque la frase de esta inolvidable poeta, diplomática y pedagoga chilena –cuyo nombre era Lucila Godoy Alcayaga-, se refiere a la formación, respeto y límites que han de marcar la educación de las nuevas generaciones, en esta ocasión la relaciono con la conmemoración del evento suscitado 50 años atrás, cuya fecha 2 de octubre, se dio el pasado martes, recordando el sangriento movimiento estudiantil suscitado en 1968, cuya consecuencia –entre otras muchas-, fue el despertar de la conciencia de esta sociedad ya entonces sumida en crisis; es más, muchos de los líderes estudiantiles se convirtieron en actores del cambio político en México: Reprendidos con dolor, corregidos sin amor pero alguna enseñanza dejaron…

Desde entonces, han cambiado muchas cosas: entre ellas, se suscitó un drástico avance en el proceso democrático con las reformas electorales, que han redundado en la ciudadanización de las elecciones, realizando procesos vigilados y confiables.

Igualmente, los cambios políticos y las alternancias partidistas –producto igualmente de la democracia y que iniciaron en los estados-, han venido ocurriendo con algunas discrepancias políticas y sociales que no han afectado a los mexicanos en materia económica ni –en general-, en la vida pública del país; y, por primera vez, hay legisladores locales y presidentes municipales producto de la reelección.

En las contiendas, se han logrado también avances en cuanto a equidad de género -al día de hoy, 50% de los cargos a elección es para las mujeres-, a la vez que habrá mayores oportunidades para las féminas en el gabinete presidencial.

Así las cosas, esta sociedad se ha dado cuenta de que, organizada, tiene mayor oportunidad para incidir en las políticas públicas: en comunión, podemos trabajar en pro de los derechos humanos, de la legalidad, transparencia y el combate a la corrupción, tema tan cobijado por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

No obstante, hoy siguen muriendo estudiantes; el reclamo de justicia, la impunidad, el crimen organizado, los feminicidios, los secuestros, los porros estudiantiles, la corrupción de la autoridad… son temas pendientes porque los impartidores de la justicia juegan con el castigo de los criminales, porque las procuradurías no han hecho bien su “chamba”, no investigan, no arman expedientes de manera adecuada, se desisten del caso; no encontramos quién nos brinde explicación sobre cientos de hechos sangrientos y se tienen que crear comisiones de la verdad para saber qué pasó.

50 años después persisten los reclamos por una mejor educación –y se piensa abolir la reciente reforma educativa-, permanece el grito desesperado por tener acceso a fuentes de trabajo con salarios dignos –y bajarán los sueldos a funcionarios gubernamentales-, la pobreza persiste con altos índices, el desarrollo del campo está pendiente.

Y en todo este esquema, la cereza en el pastel: la futura directora general de Conacyt, María Elena Álvarez- Buyllá Roces , deseosa ya por ejercer el nuevo puesto solicitó al actual director del Consejo, Enrique Cabrero Mendoza , suspender toda convocatoria abierta.

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