/ viernes 13 de octubre de 2017

Resiliencia ante la vulnerabilidad

No hace mucho que una palabra se insertó en el vocabulario con más frecuencia en el contexto del cambio climático global y la construcción de escenarios de alta vulnerabilidad para una mejor adaptación ante situaciones ambientales adversas con mayor frecuencia y potencial destructivo.

Me refiero a la palabra resilencia que se define como la capacidad de lo seres vivos e incluso de comunidades y sociedades de afrentar la adversidad y recuperarse.

La resilencia de México se puso a prueba con un conjunto sucesivo de desastres naturales lluvias atípicas, inundaciones, sismos, tormentas tropicales y huracanes que se concentraron en el mes de septiembre, tanto en el México rico y moderno de su centralidad, como en el México profundo de identidad indígena con alta marginación, dispersión territorial y pobreza.

Uno de los elementos más notables de la resilencia mexicana ante la adversidad fue la notable solidaridad como respuesta inmediata ante la situación, la espontaneidad social con energía juvenil y las redes sociales contribuyeron a articular cadenas de suministros, centros de acopio, sistemas de clasificación y empaque, métodos creativos de ayudar de manera directa donde se necesita, la adhesión de empresas e instituciones para canalizar y multiplicar las ayudas.

Por otro lado, se cuentan las instituciones del estado mexicano que respondieron con todo y su ingeniería legal y burocrática, adaptando sus procesos, incursionando en innovaciones, para la respuesta inmediata, y así, vimos convergencia de los tres niveles de gobierno y coordinación institucional que aún hoy continúan trabajando para consolidar los proceso de reconstrucción.

La respuesta de la instituciones puso en evidencia la gobernanza multinivel y la coordinación articulada ante la emergencia. Los funcionarios salieron ala zona de desastre, se involucraron en la dinámica de la atención de la emergencia y prepararon diversas propuestas para ofertar soluciones adaptativas y sustanciales.

Por ejemplo, Infonavit lanzó un modelo integral de atención, la Secretaría de Desarrollo Económico de la CdMx institucionalizó otro apoyo oportuno a los pequeños negocios. El Consejo Coordinador Empresarial  participará con un fondo concentrador para la reconstrucción que abone tanto en la transparencia y en la neutralidad partidista y/o política de los apoyos, por citar sólo algunas muestras sistémicas de los actores sociales, público y privados.

Me refiero en plural a la reconstrucción por que se trata de un proceso complejo de resiliencia que articula distintas rutas de materialización, por un lado, se prevén cambios presupuestales en este ejercicio presupuestal y por otro, se programará la propuesta de presupuesto de 2018 para poder concentrar el esfuerzo, el impulso y la suficiencia presupuestal para ofrecer soluciones en los próximos 18 meses y atacar todos los frentes.

En esta discusión sobre la reasignación de recursos para la reconstrucción, los partidos políticos, en el contexto de la desgracia, encontraron oportunidad política para ofrecer con diversos enfoques como la renuncia o la resignación de sus recursos y prerrogativas para contribuir a los fondos para la reconstrucción.

La sociedad se hizo sentir, y de alguna manera, se transmitió el mensaje resilente de cambio, de un cambio participativo, de una exigencia de acción públicacon acompañamiento ciudadano para articular todos los recursos- públicos y privados- para censar viviendas, escuelas, negocios, puentes, oficinas públicas y el patrimonio cultural afectado y programar los proceso de reconstrucción.

Transparencia, visibilidad, entrega de recursos sin intermediarios, agilidad en las entregas de los apoyos, coordinación de instituciones para brindar mejores servicios, comunicación inmediata de cuellos de botella, o situaciones imprevistas, alta visibilidad y exposición en medios de comunicación y redes sociales, en fin, un contexto social, ciudadano o civil distinto. Las autoridades exhibidas y más comprometidas a dar soluciones y respuestas inmediatas.

Algunos de estos procesos de reconstrucción y resiliencia nos darán una nueva conciencia situacional y con ella, mayor compromiso de todos por un mejor futuro común.

No hace mucho que una palabra se insertó en el vocabulario con más frecuencia en el contexto del cambio climático global y la construcción de escenarios de alta vulnerabilidad para una mejor adaptación ante situaciones ambientales adversas con mayor frecuencia y potencial destructivo.

Me refiero a la palabra resilencia que se define como la capacidad de lo seres vivos e incluso de comunidades y sociedades de afrentar la adversidad y recuperarse.

La resilencia de México se puso a prueba con un conjunto sucesivo de desastres naturales lluvias atípicas, inundaciones, sismos, tormentas tropicales y huracanes que se concentraron en el mes de septiembre, tanto en el México rico y moderno de su centralidad, como en el México profundo de identidad indígena con alta marginación, dispersión territorial y pobreza.

Uno de los elementos más notables de la resilencia mexicana ante la adversidad fue la notable solidaridad como respuesta inmediata ante la situación, la espontaneidad social con energía juvenil y las redes sociales contribuyeron a articular cadenas de suministros, centros de acopio, sistemas de clasificación y empaque, métodos creativos de ayudar de manera directa donde se necesita, la adhesión de empresas e instituciones para canalizar y multiplicar las ayudas.

Por otro lado, se cuentan las instituciones del estado mexicano que respondieron con todo y su ingeniería legal y burocrática, adaptando sus procesos, incursionando en innovaciones, para la respuesta inmediata, y así, vimos convergencia de los tres niveles de gobierno y coordinación institucional que aún hoy continúan trabajando para consolidar los proceso de reconstrucción.

La respuesta de la instituciones puso en evidencia la gobernanza multinivel y la coordinación articulada ante la emergencia. Los funcionarios salieron ala zona de desastre, se involucraron en la dinámica de la atención de la emergencia y prepararon diversas propuestas para ofertar soluciones adaptativas y sustanciales.

Por ejemplo, Infonavit lanzó un modelo integral de atención, la Secretaría de Desarrollo Económico de la CdMx institucionalizó otro apoyo oportuno a los pequeños negocios. El Consejo Coordinador Empresarial  participará con un fondo concentrador para la reconstrucción que abone tanto en la transparencia y en la neutralidad partidista y/o política de los apoyos, por citar sólo algunas muestras sistémicas de los actores sociales, público y privados.

Me refiero en plural a la reconstrucción por que se trata de un proceso complejo de resiliencia que articula distintas rutas de materialización, por un lado, se prevén cambios presupuestales en este ejercicio presupuestal y por otro, se programará la propuesta de presupuesto de 2018 para poder concentrar el esfuerzo, el impulso y la suficiencia presupuestal para ofrecer soluciones en los próximos 18 meses y atacar todos los frentes.

En esta discusión sobre la reasignación de recursos para la reconstrucción, los partidos políticos, en el contexto de la desgracia, encontraron oportunidad política para ofrecer con diversos enfoques como la renuncia o la resignación de sus recursos y prerrogativas para contribuir a los fondos para la reconstrucción.

La sociedad se hizo sentir, y de alguna manera, se transmitió el mensaje resilente de cambio, de un cambio participativo, de una exigencia de acción públicacon acompañamiento ciudadano para articular todos los recursos- públicos y privados- para censar viviendas, escuelas, negocios, puentes, oficinas públicas y el patrimonio cultural afectado y programar los proceso de reconstrucción.

Transparencia, visibilidad, entrega de recursos sin intermediarios, agilidad en las entregas de los apoyos, coordinación de instituciones para brindar mejores servicios, comunicación inmediata de cuellos de botella, o situaciones imprevistas, alta visibilidad y exposición en medios de comunicación y redes sociales, en fin, un contexto social, ciudadano o civil distinto. Las autoridades exhibidas y más comprometidas a dar soluciones y respuestas inmediatas.

Algunos de estos procesos de reconstrucción y resiliencia nos darán una nueva conciencia situacional y con ella, mayor compromiso de todos por un mejor futuro común.