Hace unos meses –a finales de noviembre y con motivo del Día de Acción de Gracias para ser específica-, cuestionaba el motivo de la celebración puesto que nuestra gratitud debe ser permanente a lo largo de nuestras vidas “al apreciar el valor de quienes nos rodean, las acciones productivas que, gozando de salud, podemos realizar, los bienes y valores que poseemos, en resumen, VIVIR!!!... No olvidemos, sin embargo, la esencia de esta festividad que, más allá de las creencias, por algo dispone a la unión, el entusiasmo, la reflexión y un alto para valorar lecturas y enseñanzas de este 2019”.
No sabía entonces el inmenso valor que luego de unos meses tendrían mis palabras, cuando suman ya más de un millón de portadores de Covid-19 en el planeta e igualmente más del 5% -más de 50 mil muertos-, según el mapa de la Universidad Johns Hopkins.
Sin embargo, nuestra realidad nacional es diferente ante la inminente llegada de los tiempos más difíciles de la pandemia en el país, se hace necesario confiar en buenas decisiones en bien de los mexicanos y no únicamente en términos de salud, sino el aspecto económico, segunda preocupación de gran parte de los mexicanos derivado de esta crisis.
Parece que Andrés López –a decir del mundo el Presidente que peor ha manejado esta situación-, no ha comprendido la magnitud del reto; desprecia las medidas que la sociedad mexicana entera ha aceptado y tomado en la lucha contra el coronavirus; se ha negado a seguir las recomendaciones del sector salud como lo son no saludar, guardar distancia social y quedarse en casa, lo que no quiere decir no trabajar.
No obstante, hemos visto a un Dr. López Gatell claro, conciso y elocuente en sus explicaciones; Marcelo Ebrard, por su parte, ha hecho su parte en cuanto a la repatriación de mexicanos varados por semanas y que con la ayuda y valentía de funcionarios de la Cancillería y de las fuerzas armadas han regresado a casa.
Aunado a lo anterior, la tardanza de la administración Lopezobradorista para dar a conocer un plan económico con el que se habrá de enfrentar la recesión económica mundial, lo exhibe como un hombre ajeno a la realidad de México y del mundo: minimiza la tormenta y pretende salvar al país otorgando a las empresas créditos de 25 mil pesos.
Por lo pronto, esto “nos cayó como anillo al dedo” dice un López convencido de la sinrazón... Lo cierto es que los mexicanos estamos angustiados, ante un panorama incierto, atormentados por los factores físicos, económicos y emocionales, ante un líder ausente y fiel a sus preceptos e ideología, necio por naturaleza.
Sólo un momento –y ahora tenemos muchos-, para pensar y valorar los bienes y fortunas que, sin mayor valor económico, disfrutamos en el día a día.
Tenemos tiempo, un virus nos da la lección, sin elección, de elegir entre nuestra capacidad para enfrentar situaciones traumáticas –resiliencia-; resistir este aislamiento en bien de todos, y retomar roles que habíamos perdido, como el de ser padres y estar con nuestros “niños”.
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