/ lunes 3 de agosto de 2020

Resistencias a la paridad: NL y otros

Entre tanta política gubernamental errática, es una brisa fresca en este ambiente desolador, la histórica reforma constitucional aprobada por el Congreso Permanente y que desde las cámaras del Congreso de la Unión se emprendió para garantizar la presencia paritaria de mujeres y hombres en candidaturas, encargos en gabinetes en los tres órdenes de gobierno, en los organismos paraestatales; en los espacios que se van decidiendo en el poder judicial tanto federal como local, en los organismos autónomos de toda índole y ámbito: es la paridad en todo.

Los preceptos en materia de paridad están inscritos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a partir de que entraron en vigor el 6 de junio de 2019; se reconoce de manera igualitaria los derechos políticos y derechos electorales de las mujeres en las mismas condiciones que los hombres. Gran trabajo de articulación de voluntades de las legisladoras de todos los partidos quienes tuvieron el acompañamiento de los legisladores para materializar esta reforma trascendental que concreta el derecho de las mujeres a ser votadas, disposición inscrita en la Constitución desde el 17 de octubre de 1953 y que no podía ejercerse de manera plena sino hasta que la Constitución lo ordene de manera explícita.

Pero los coletazos del conservadurismo son atroces y quisieran retrasar su implementación en los congresos locales. Por ejemplo en el Congreso del Estado de Nuevo León las reformas que pretenden, establecen preceptos no acordes al espíritu de la CPEUM, sino que nos remontan a las primeras normas que se inscribieron en el COFIPE como aquella recomendación para procurar, observar cuotas de mujeres; además su propuesta de transitorios son un llamado a misa. Con estos preceptos mediocres que no garantizan la obligación constitucional de armonización, el Congreso local de uno de los estados más importantes económicamente del país, le está fallando a las mujeres neolonesas; incomprensible lo apoyen algunas Diputadas; necesitamos se animen a corregir ese dictamen para que sea afín al mandato constitucional del 6 de junio de 2019.

En el fondo, los señores congresistas locales de todo el país se resisten al cambio social, político y cultural que estamos impulsando. Siguen perpetuando los roles tradicionales sexistas y poniendo obstáculos al desarrollo de las mujeres porque quieren seguir conduciendo en su totalidad el ejercicio del poder. Y para seguir usufructuándolo usan la descalificación misógina que se basa en la animadversión a lo femenino y le dan vueltas a su obligación legislativa.

La política aún con presencia de mujeres no cambiará por sí misma, sobretodo cuando en los asuntos fundamentales siguen siendo los hombres los únicos en decidir incluso cuáles mujeres ocuparán las candidaturas o los espacios de poder. Ese sigue siendo un reto que debemos asumir nosotras a partir de nuestra propia organización y formación para no ser absorbidas por los tentáculos del sistema patriarcal, y por supuesto ser puntuales en la rendición de cuentas. Muchas Legisladoras en más de 25 congresos locales lo han hecho con inteligencia en este proceso. Son un ejemplo a seguir para cambiar la historia y dejar atrás las tradiciones que nos discriminan y los conservadurismos que nos quieren sumisas y obedientes; recordemos por lo tanto, que la Ley es nuestra aliada.


Defensora de derechos humanos



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Entre tanta política gubernamental errática, es una brisa fresca en este ambiente desolador, la histórica reforma constitucional aprobada por el Congreso Permanente y que desde las cámaras del Congreso de la Unión se emprendió para garantizar la presencia paritaria de mujeres y hombres en candidaturas, encargos en gabinetes en los tres órdenes de gobierno, en los organismos paraestatales; en los espacios que se van decidiendo en el poder judicial tanto federal como local, en los organismos autónomos de toda índole y ámbito: es la paridad en todo.

Los preceptos en materia de paridad están inscritos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a partir de que entraron en vigor el 6 de junio de 2019; se reconoce de manera igualitaria los derechos políticos y derechos electorales de las mujeres en las mismas condiciones que los hombres. Gran trabajo de articulación de voluntades de las legisladoras de todos los partidos quienes tuvieron el acompañamiento de los legisladores para materializar esta reforma trascendental que concreta el derecho de las mujeres a ser votadas, disposición inscrita en la Constitución desde el 17 de octubre de 1953 y que no podía ejercerse de manera plena sino hasta que la Constitución lo ordene de manera explícita.

Pero los coletazos del conservadurismo son atroces y quisieran retrasar su implementación en los congresos locales. Por ejemplo en el Congreso del Estado de Nuevo León las reformas que pretenden, establecen preceptos no acordes al espíritu de la CPEUM, sino que nos remontan a las primeras normas que se inscribieron en el COFIPE como aquella recomendación para procurar, observar cuotas de mujeres; además su propuesta de transitorios son un llamado a misa. Con estos preceptos mediocres que no garantizan la obligación constitucional de armonización, el Congreso local de uno de los estados más importantes económicamente del país, le está fallando a las mujeres neolonesas; incomprensible lo apoyen algunas Diputadas; necesitamos se animen a corregir ese dictamen para que sea afín al mandato constitucional del 6 de junio de 2019.

En el fondo, los señores congresistas locales de todo el país se resisten al cambio social, político y cultural que estamos impulsando. Siguen perpetuando los roles tradicionales sexistas y poniendo obstáculos al desarrollo de las mujeres porque quieren seguir conduciendo en su totalidad el ejercicio del poder. Y para seguir usufructuándolo usan la descalificación misógina que se basa en la animadversión a lo femenino y le dan vueltas a su obligación legislativa.

La política aún con presencia de mujeres no cambiará por sí misma, sobretodo cuando en los asuntos fundamentales siguen siendo los hombres los únicos en decidir incluso cuáles mujeres ocuparán las candidaturas o los espacios de poder. Ese sigue siendo un reto que debemos asumir nosotras a partir de nuestra propia organización y formación para no ser absorbidas por los tentáculos del sistema patriarcal, y por supuesto ser puntuales en la rendición de cuentas. Muchas Legisladoras en más de 25 congresos locales lo han hecho con inteligencia en este proceso. Son un ejemplo a seguir para cambiar la historia y dejar atrás las tradiciones que nos discriminan y los conservadurismos que nos quieren sumisas y obedientes; recordemos por lo tanto, que la Ley es nuestra aliada.


Defensora de derechos humanos



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