/ viernes 16 de noviembre de 2018

Retos y Agenda Nacional

En las últimas semanas el país ha enfrentado situaciones de inestabilidad financiera que han sido entendidas como reacciones a decisiones que se ejecutarán al inicio de la administración entrante. En el marco de la coyuntura compleja es necesario revisar los temas centrales que deberían articular el diálogo y la articulación de propuestas en beneficio del país. En este sentido es innegable que la incertidumbre presente obligue a ver que el tema económico es prioritario y que dentro de éste hay que atender el tema del crecimiento. Las estimnaciones recientes de instituciones privadas y de organismos internacionales ponen en un rango cercano al 2.3% el crecimiento de la economía mexicana en 2018 y de 2.5% para 2019, son cifras optimistas. Pero si bien en un mundo globalizado en el que se crece poco, los datos son positivos, también es cierto que México lleva décadas con un crecimiento que no se iguala al crecimiento de la población.

El país necesita crecer entre cuatro y seis por ciento como promedio anual de manera continua y estable para poder atender las necesidades de la población, pero para ello se requiere el motor de la inversión. Sin duda la inversión provada es fundamental pero la pública es la que debe marcar la pauta y promover la ampliación de la inversión privada.

Con crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) las relaciones deuda/PIB y déficit/PIB mejorarán.

Por otra parte, el crecimiento debe adquirir otra calidad, es decir, debe acompañarse de mejores empleos y salarios y, al mismo tiempo, debe dar márgenes a la política pública para atacar las condiciones de pobreza y reducir las brechas de desigualdad.

Llama la atención que el Fondo Monetario Internacional (FMI) sea una de las entidades financieras internacionales que señala la necesidad de revisar las políticas y de invertir más en la erradicación de la pobreza y la desigualdad. Así señala: “La pobreza,(en México) afecta a más del 43 por ciento de la población, y la desigualdad, reflejada en un índice de Gini de prácticamente 50, se mantienen elevadas en México. Una razón por la cual las tasas de pobreza continúan siendo altas es el escaso crecimiento per cápita que México ha registrado en las últimas décadas. Otra es que las políticas sociales no han estado suficientemente focalizadas. Aunque los programas de transferencia condicional de efectivo han sido muy eficaces a la hora de reducir la desigualdad, otros programas sociales han beneficiado a personas que están en la parte superior, no inferior, de la escala de distribución del ingreso. Además, el papel redistributivo de la política fiscal —gasto público focalizado para contribuir a reducir la desigualdad del ingreso— es en términos generales más débil en México que en otros miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y podría ampliarse”. Junto a ello el FMI también señala que: “Es crítico mejorar la seguridad y fortalecer el Estado de derecho para reducir el delito y promover la actividad económica.”

Estas citas da una idea de que hay cuestiones que están en la agenda nacional y que ahora son parte de recomendaciones internacionales y que --sin que por ello tengan que ser válidas sus recomendaciones-- si es relevante que marquen como centrales un conjunto de temas y retos de agenda nacional.


En las últimas semanas el país ha enfrentado situaciones de inestabilidad financiera que han sido entendidas como reacciones a decisiones que se ejecutarán al inicio de la administración entrante. En el marco de la coyuntura compleja es necesario revisar los temas centrales que deberían articular el diálogo y la articulación de propuestas en beneficio del país. En este sentido es innegable que la incertidumbre presente obligue a ver que el tema económico es prioritario y que dentro de éste hay que atender el tema del crecimiento. Las estimnaciones recientes de instituciones privadas y de organismos internacionales ponen en un rango cercano al 2.3% el crecimiento de la economía mexicana en 2018 y de 2.5% para 2019, son cifras optimistas. Pero si bien en un mundo globalizado en el que se crece poco, los datos son positivos, también es cierto que México lleva décadas con un crecimiento que no se iguala al crecimiento de la población.

El país necesita crecer entre cuatro y seis por ciento como promedio anual de manera continua y estable para poder atender las necesidades de la población, pero para ello se requiere el motor de la inversión. Sin duda la inversión provada es fundamental pero la pública es la que debe marcar la pauta y promover la ampliación de la inversión privada.

Con crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) las relaciones deuda/PIB y déficit/PIB mejorarán.

Por otra parte, el crecimiento debe adquirir otra calidad, es decir, debe acompañarse de mejores empleos y salarios y, al mismo tiempo, debe dar márgenes a la política pública para atacar las condiciones de pobreza y reducir las brechas de desigualdad.

Llama la atención que el Fondo Monetario Internacional (FMI) sea una de las entidades financieras internacionales que señala la necesidad de revisar las políticas y de invertir más en la erradicación de la pobreza y la desigualdad. Así señala: “La pobreza,(en México) afecta a más del 43 por ciento de la población, y la desigualdad, reflejada en un índice de Gini de prácticamente 50, se mantienen elevadas en México. Una razón por la cual las tasas de pobreza continúan siendo altas es el escaso crecimiento per cápita que México ha registrado en las últimas décadas. Otra es que las políticas sociales no han estado suficientemente focalizadas. Aunque los programas de transferencia condicional de efectivo han sido muy eficaces a la hora de reducir la desigualdad, otros programas sociales han beneficiado a personas que están en la parte superior, no inferior, de la escala de distribución del ingreso. Además, el papel redistributivo de la política fiscal —gasto público focalizado para contribuir a reducir la desigualdad del ingreso— es en términos generales más débil en México que en otros miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y podría ampliarse”. Junto a ello el FMI también señala que: “Es crítico mejorar la seguridad y fortalecer el Estado de derecho para reducir el delito y promover la actividad económica.”

Estas citas da una idea de que hay cuestiones que están en la agenda nacional y que ahora son parte de recomendaciones internacionales y que --sin que por ello tengan que ser válidas sus recomendaciones-- si es relevante que marquen como centrales un conjunto de temas y retos de agenda nacional.