Por: Ricardo Gallegos
Baja California Sur y Campeche son entidades que cambiarán de gobernador este año, ambas con cambio de partido y con retos interesantes; uno de los principales está relacionado con cómo seguir creciendo y diversificando su economía, ya que la especialización en el sector turístico en el primero y la actividad industrial petrolera en el segundo parecieran no ser suficientes para enfrentar el reto de contar con menos recursos en el corto plazo.
La última calificación de Baja California fue la ratificación en HR A+ con perspectiva positiva, realizada en agosto del 2020; la entidad ha mantenido esta misma nota desde 2016, lo cual no es trabajo menor. Uno de los retos más importantes que se presenta para el estado es diversificar su economía, que tradicionalmente se basa en el sector servicios, comercio y turismo. Por esta condición, Baja California fue una de las entidades que más resintió el efecto de la pandemia en términos de crecimiento; a nivel del Indicador Trimestral de Actividad Económica Estatal (ITAEE) al cuarto trimestre (4T), la entidad registró un decrecimiento del -15.4%, el cual fue uno de los más altos sólo después de Quintana Roo, con un -20.3% y el más alto de los 15 estados que tendrán cambio de gobierno.
Las autoridades entrantes, desde el punto de vista del espacio fiscal, tendrán oportunidad de evaluar cómo financiar infraestructura y desarrollo económico. El nivel de endeudamiento neto a ingresos de libre disposición es del 26%, un nivel relativamente moderado, lo cual podría dar la oportunidad de financiamiento a largo plazo; otro aspecto que también debería favorecer la toma de decisiones es que el gobernador electo, Víctor Manuel Castro, contará con mayoría en el congreso de su partido, por lo cual, de inicio, las iniciativas propuestas por parte del ejecutivo podrían aprobarse con mayor facilidad. Reactivar la economía sudcaliforniana será probablemente uno de los retos más importantes, sobre todo en la fiscalización de impuestos como por ejemplo, el impuesto a la nómina (ISN), una tarea nada fácil para una economía que apenas se está recuperando.
En el caso de Campeche los fundamentales económicos parecerían lo suficientemente sólidos para que las nuevas autoridades encabezadas por la gobernadora electa Layda Sansores encuentre unas finanzas públicas en términos generales estables. Campeche ha logrado estabilizar su ritmo de endeudamiento, por lo que la deuda neta a libre disposición roza apenas el 12%, una métrica muy superior al promedio nacional. También destaca que, a pesar de que es una entidad que a lo largo de los últimos años ha sufrido por la baja en la actividad petrolera de la región, ha logrado revertir este efecto gracias a estrictos programas de control presupuestal.
Otro aspecto favorecedor para la entidad es que no utiliza créditos de corto plazo, lo cual favorece su perfil de riesgo y prueba su espacio fiscal; de hecho, Campeche es de los pocos estados que estimamos tengan un incremento en su calificación, como ya se dio este 2021, en donde pasó de una calificación de HR AA- a HR AA con perspectiva estable. El nuevo gobierno de Campeche tendrá la oportunidad de reevaluar cómo seguir creciendo, quizás diversificando su economía e integrando de una mejor manera la economía regional de sus municipios como un eje transversal que lleve a un crecimiento equilibrado en el Estado.
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Ricardo Gallegos es Director Ejecutivo Senior de Finanzas Públicas & Deuda Soberana en HR Ratings. Economista por el ITESM y estudios de Maestría en Políticas Públicas por el ITAM.
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