/ viernes 22 de septiembre de 2017

Retroalimentación para crecer y evolucionar

Dicen que es más fácil dar consejos que recibirlos, aunque muchas veces sea con falta de tino por descuidar las formas, contexto o el momento. Parafraseando al periodista Renato Leduc: “Sabia virtud, de conocer el tiempo…. y la forma, para compartir una retroalimentación positiva al interesado. Es decir, cuando sea implícita o explícitamente requerida.

La retroalimentación es un momento necesario en el crecimiento, en el actuar, en el hacer cotidiano y componente importante en los procesos de control. Sin duda es fundamental al proporcionar la información necesaria para dar seguimiento a las decisiones que habrán de

tomarse.

En algunas organizaciones al propiciar la retroalimentación utilizan la conocida frase “sin noticias, buenas noticias”. Significa que no solo en contextos positivos, sino en todo momento, en las buenas y en las malas. Si queremos buenos resultados se requiere cultivar la retroalimentación. Es esencial para mantener la ruta hacia el objetivo deseado.

Analicemos la retroalimentación (feedback) en dos espacios idóneos de la vida cotidiana:

1. En el ámbito laboral. La mayor parte del tiempo la persona lo pasa en su trabajo -con frecuencia más de 40 horas por semana-, lo que permite la interacción en el grupo formal de trabajo y también en el informal entre los compañeros. Oportunidades y amenazas, para potenciar comunicaciones verbales y no verbales que procuren influir sobre las actitudes y comportamientos deseados en el grupo.

Claramente, es el espacio de interacción con mayor intensidad de la retroalimentación descendente, ascendente y horizontal. Veamos: en esta última es sana si se hace desde la camaradería, la construcción de cohesión, en la descendente, se maximiza el mensaje pertinente en las reuniones de evaluación, la ascendente, en donde el colaborador o subordinado da retroalimentación a su superior, y representa una zona de riesgo en ocasiones, para algunos y en donde no se siente muy cómodo aquél al expresarlas.

Los expertos dicen que toda retroalimentación debe ser cuidadosamente formulada. Por ejemplo, una herramienta en las organizaciones se conoce como “retroalimentación por encuestas”. Permite obtener de información oportuna de los motivos por los que una persona deja la institución. Entre sus aportaciones, establecer políticas para disminuir los costos que genera la rotación del personal y retener al considerado valioso.

2. Retroalimentación positiva a los amigos, a la familia y la pareja. En esta ruta “todos ganan” son personas que trabajan sus fuerzas y oportunidades, con estilos de vida propicios al grupo.

Abonemos a favor de la “retroalimentación positiva”. Bienvenidos quienes por su actividad laboral o por rasgos de su personalidad y al proteger a sus seres queridos dan recomendaciones con sanas intenciones y sin causar resentimientos.

Pero también acotar a manipuladores emocionales que dan retroalimentación solo para sentirse bien, pues practican el “Yo gano, tu pierdes”; “Yo pierdo, tu gana”; y en realidad “todos perdemos”. A ellos, en tiempo y forma expresarles: “Eres muy bueno aconsejando, pero es mejor que también escuches”.

Conclusión: Quien tiene conciencia con deseo de cambio debe ofrecer propuestas, testimonios y reflexión, pero también para recibir o modificar su actuar. Cultivemos esta práctica especialmente en espacios con potencial de conductas de riesgo o antisociales.

Reconocimiento: Gracias a la solidaridad, empatía y humanismo en la búsqueda y rescate vinculado a los recientes sismos.

 

hazael.ruiz@hotmail.com

Dicen que es más fácil dar consejos que recibirlos, aunque muchas veces sea con falta de tino por descuidar las formas, contexto o el momento. Parafraseando al periodista Renato Leduc: “Sabia virtud, de conocer el tiempo…. y la forma, para compartir una retroalimentación positiva al interesado. Es decir, cuando sea implícita o explícitamente requerida.

La retroalimentación es un momento necesario en el crecimiento, en el actuar, en el hacer cotidiano y componente importante en los procesos de control. Sin duda es fundamental al proporcionar la información necesaria para dar seguimiento a las decisiones que habrán de

tomarse.

En algunas organizaciones al propiciar la retroalimentación utilizan la conocida frase “sin noticias, buenas noticias”. Significa que no solo en contextos positivos, sino en todo momento, en las buenas y en las malas. Si queremos buenos resultados se requiere cultivar la retroalimentación. Es esencial para mantener la ruta hacia el objetivo deseado.

Analicemos la retroalimentación (feedback) en dos espacios idóneos de la vida cotidiana:

1. En el ámbito laboral. La mayor parte del tiempo la persona lo pasa en su trabajo -con frecuencia más de 40 horas por semana-, lo que permite la interacción en el grupo formal de trabajo y también en el informal entre los compañeros. Oportunidades y amenazas, para potenciar comunicaciones verbales y no verbales que procuren influir sobre las actitudes y comportamientos deseados en el grupo.

Claramente, es el espacio de interacción con mayor intensidad de la retroalimentación descendente, ascendente y horizontal. Veamos: en esta última es sana si se hace desde la camaradería, la construcción de cohesión, en la descendente, se maximiza el mensaje pertinente en las reuniones de evaluación, la ascendente, en donde el colaborador o subordinado da retroalimentación a su superior, y representa una zona de riesgo en ocasiones, para algunos y en donde no se siente muy cómodo aquél al expresarlas.

Los expertos dicen que toda retroalimentación debe ser cuidadosamente formulada. Por ejemplo, una herramienta en las organizaciones se conoce como “retroalimentación por encuestas”. Permite obtener de información oportuna de los motivos por los que una persona deja la institución. Entre sus aportaciones, establecer políticas para disminuir los costos que genera la rotación del personal y retener al considerado valioso.

2. Retroalimentación positiva a los amigos, a la familia y la pareja. En esta ruta “todos ganan” son personas que trabajan sus fuerzas y oportunidades, con estilos de vida propicios al grupo.

Abonemos a favor de la “retroalimentación positiva”. Bienvenidos quienes por su actividad laboral o por rasgos de su personalidad y al proteger a sus seres queridos dan recomendaciones con sanas intenciones y sin causar resentimientos.

Pero también acotar a manipuladores emocionales que dan retroalimentación solo para sentirse bien, pues practican el “Yo gano, tu pierdes”; “Yo pierdo, tu gana”; y en realidad “todos perdemos”. A ellos, en tiempo y forma expresarles: “Eres muy bueno aconsejando, pero es mejor que también escuches”.

Conclusión: Quien tiene conciencia con deseo de cambio debe ofrecer propuestas, testimonios y reflexión, pero también para recibir o modificar su actuar. Cultivemos esta práctica especialmente en espacios con potencial de conductas de riesgo o antisociales.

Reconocimiento: Gracias a la solidaridad, empatía y humanismo en la búsqueda y rescate vinculado a los recientes sismos.

 

hazael.ruiz@hotmail.com