/ jueves 24 de septiembre de 2020

Ruth Bader Ginsburg, la lucha por la equidad

“Lucha por las cosas que importan, pero hazlo de modo tal que lleve a que otros se te unan”.

Ruth Bader Ginsburg



Con el gusto que suelen mostrar los estadounidenses por las abreviaturas prácticamente para todo, así como a John Fitzgerald Kennedy, se le conocía como JFK, a la recién fallecida, Ruth Bader Ginsburg, segunda mujer en la historia que llega a la Corte Suprema de Estados Unidos, se referían como RBG.


Generalmente a los ministros de la Corte Suprema, no suelen distinguirlos tanto en lo individual, menos mostrarles cariño, pero el caso de esta defensora de los derechos de la mujer, fue tema aparte.


Hace algunos meses, cuando la pandemia comenzaba y se exigía a la población en Washington D.C., hacer uso del cubrebocas, un cartel se distribuyó por toda la capital de Estados Unidos y decía: “RBG trabaja a menos de cinco millas de este lugar. Si no usas cubrebocas para protegerte y proteger a tus amigos, hazlo para brindar protección a RBG”. De esa dimensión era el cariño que inspiraba.


Ruth Bader Ginsburg llegó a la Corte Suprema en 1993, por designio de quien entonces era el recién arribado presidente de Estados Unidos, Bill Clinton y tras 27 años de estar en el máximo tribunal, perdió la vida a los 87 años, víctima de complicaciones en el cáncer de páncreas que padecía.


RBG llegó al Supremo Tribunal con 93 votos a favor y solo 3 en contra, lo que constituyó una votación histórica.


Además de ser profundamente querida, llegó a ser toda una suerte de estrella, quedando inmortalizada como ícono de la justicia, la cultura política y la equidad de género, lo que hizo de ella toda una estrella, plasmando su trascendencia en fallos y opiniones judiciales que gestaron cambios en la vida de la gente y en el rumbo del país más poderoso del mundo.


Su emblemático rostro y figura, quedaron plasmados también en murales, playeras muñecas con su toga y emblemático collarín blanco y hasta en libros para niños y niñas, a los que se ha sensibilizado con su ejemplo, lo que fue todo un homenaje en vida.


Nacida en 1933 en el seno de una familia de inmigrantes judíos rusos, hizo carrera enteramente dedicada a la lucha por la equidad de género y la igualdad de derechos, dando poder a la mujer desde el ámbito legal, lo que la condujo hasta el máximo tribunal estadounidense.


Su profunda sensibilidad, hacía de ella toda una amante de la ópera, pero en su lucha, la llevó desde los años 70’s a formar parte del equipo de abogados de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), siendo desde 1972 la primera directora del Proyecto de Derechos de las Mujeres.


En 1974, un proyecto que ella lideró, había dado cauce a más de 300 casos de discriminación sexual y entre 1969 y 1980, la ACLU participó en el 66 por ciento de los casos de discriminación de género que llegaron hasta la Corte Suprema.


En 1996 logró un fallo que ordenó al Instituto Militar de Virginia admitir mujeres, con lo que se eliminó una tradición de 157 años de educación exclusivamente para hombres, algo que se consideró como punto culminante de un esfuerzo que comenzó en los 70’s para abrir puertas para que las mujeres tuvieran la posibilidad de aspirar y conseguir éxitos sin restricciones artificiales.


RBG fue líder en las batallas dentro de la Ley para dar garantía constitucional a favor de la igualdad, eliminando discriminaciones contra minorías y las mujeres, impulsando fallos históricos como la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo en 2015.


El magistrado Antonin Scalia, quien fue un ícono conservador de la Corte Suprema, murió en 2016, causando similar conmoción a la que hoy genera la partida de Ruth Bader Ginsburg, aunque ella en el ala liberal. Ambos fueron grandes amigos y compartían el amor por la ópera y demostrando que, con respeto, se puede discernir y acordar aun partiendo desde extremos distintos de la vida pública.



FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @yoladelatorre

“Lucha por las cosas que importan, pero hazlo de modo tal que lleve a que otros se te unan”.

Ruth Bader Ginsburg



Con el gusto que suelen mostrar los estadounidenses por las abreviaturas prácticamente para todo, así como a John Fitzgerald Kennedy, se le conocía como JFK, a la recién fallecida, Ruth Bader Ginsburg, segunda mujer en la historia que llega a la Corte Suprema de Estados Unidos, se referían como RBG.


Generalmente a los ministros de la Corte Suprema, no suelen distinguirlos tanto en lo individual, menos mostrarles cariño, pero el caso de esta defensora de los derechos de la mujer, fue tema aparte.


Hace algunos meses, cuando la pandemia comenzaba y se exigía a la población en Washington D.C., hacer uso del cubrebocas, un cartel se distribuyó por toda la capital de Estados Unidos y decía: “RBG trabaja a menos de cinco millas de este lugar. Si no usas cubrebocas para protegerte y proteger a tus amigos, hazlo para brindar protección a RBG”. De esa dimensión era el cariño que inspiraba.


Ruth Bader Ginsburg llegó a la Corte Suprema en 1993, por designio de quien entonces era el recién arribado presidente de Estados Unidos, Bill Clinton y tras 27 años de estar en el máximo tribunal, perdió la vida a los 87 años, víctima de complicaciones en el cáncer de páncreas que padecía.


RBG llegó al Supremo Tribunal con 93 votos a favor y solo 3 en contra, lo que constituyó una votación histórica.


Además de ser profundamente querida, llegó a ser toda una suerte de estrella, quedando inmortalizada como ícono de la justicia, la cultura política y la equidad de género, lo que hizo de ella toda una estrella, plasmando su trascendencia en fallos y opiniones judiciales que gestaron cambios en la vida de la gente y en el rumbo del país más poderoso del mundo.


Su emblemático rostro y figura, quedaron plasmados también en murales, playeras muñecas con su toga y emblemático collarín blanco y hasta en libros para niños y niñas, a los que se ha sensibilizado con su ejemplo, lo que fue todo un homenaje en vida.


Nacida en 1933 en el seno de una familia de inmigrantes judíos rusos, hizo carrera enteramente dedicada a la lucha por la equidad de género y la igualdad de derechos, dando poder a la mujer desde el ámbito legal, lo que la condujo hasta el máximo tribunal estadounidense.


Su profunda sensibilidad, hacía de ella toda una amante de la ópera, pero en su lucha, la llevó desde los años 70’s a formar parte del equipo de abogados de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), siendo desde 1972 la primera directora del Proyecto de Derechos de las Mujeres.


En 1974, un proyecto que ella lideró, había dado cauce a más de 300 casos de discriminación sexual y entre 1969 y 1980, la ACLU participó en el 66 por ciento de los casos de discriminación de género que llegaron hasta la Corte Suprema.


En 1996 logró un fallo que ordenó al Instituto Militar de Virginia admitir mujeres, con lo que se eliminó una tradición de 157 años de educación exclusivamente para hombres, algo que se consideró como punto culminante de un esfuerzo que comenzó en los 70’s para abrir puertas para que las mujeres tuvieran la posibilidad de aspirar y conseguir éxitos sin restricciones artificiales.


RBG fue líder en las batallas dentro de la Ley para dar garantía constitucional a favor de la igualdad, eliminando discriminaciones contra minorías y las mujeres, impulsando fallos históricos como la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo en 2015.


El magistrado Antonin Scalia, quien fue un ícono conservador de la Corte Suprema, murió en 2016, causando similar conmoción a la que hoy genera la partida de Ruth Bader Ginsburg, aunque ella en el ala liberal. Ambos fueron grandes amigos y compartían el amor por la ópera y demostrando que, con respeto, se puede discernir y acordar aun partiendo desde extremos distintos de la vida pública.



FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @yoladelatorre