/ sábado 22 de agosto de 2020

Saldos politicos del caso Lozoya

Los panistas, que han sido los principales afectados, lo comprenden perfectamente: más allá de las consecuencias judiciales de la denuncia de Emilio Lozoya en la Fiscalía General de la República, el golpe electoral al Partido Acción Nacional (PAN) ha sido demoledor. O, dicho de otro modo, el golpe ha sido demoledor para las posibilidades de los panistas de regresar al poder. Y lo mismo, más o menos, podría decirse del PRI, el otro gran partido político de la derecha mexicana.

¿Cómo presentarse a elecciones con algunas posibilidades de éxito luego de saberse, con pelos y señales, la inconmensurable rapiña que panistas y priistas desataron sobre los bienes propiedad de todos los mexicanos a lo largo de cuarenta años?

Pero además de priistas y panistas hay otros damnificados. La mujer de Felipe Calderón, Margarita Zavala ha visto desaparecer la posibilidad de obtener el registro para su partido, mal llamado México Libre, cuyo verdadero regente es el marido de la señora.

Otro gran damnificado es el Instituto Nacional Electoral (INE), cómplice indudable de los fraudes electorales que les dieron la Presidencia de la República a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto. ¿Cómo dejó pasar el INE los miles y miles de millones de pesos con los que se allanaron y aceitaron esos monstruosos fraudes electorales? Más temprano que tarde el INE tendrá que desaparecer para dar paso a un nuevo organizador y árbitro electoral que pueda ofrecer la honradez, la confiabilidad y la imparcialidad de las que careció el actual INE desde su nacimiento.

En contrapartida a la bancarrota de la derecha pripanista y del INE, las revelaciones (más bien confirmaciones) de Lozoya fortalecen al gobierno de López Obrador, al propio Presidente y a Morena que, a pesar de los pesares, constituye para millones de mexicanos la única opción electoral viable si se trata de impedir el retorno de las políticas económicas neoliberales y sus corruptos personeros pripanistas.

Es cierto que millones y millones de mexicanos quisieran el castigo penal de los bandidos pripanistas y la devolución de las inmensas riquezas robadas a la nación. Pero a reserva de que se cumpla o no esa expectativa, el saldo del caso Lozoya es hasta el momento altamente positivo, pues se desenredó la madeja de latrocinios, encubrimientos y complicidades que posibilitaron la entrada a saco de los neoliberales en las arcas de la nación y que propiciaron la extendida pobreza que sufre la inmensa mayoría de la población mexicana.


www.economiaypoliticahoy.wordpress.com

mentorferrer@gmail.com

Los panistas, que han sido los principales afectados, lo comprenden perfectamente: más allá de las consecuencias judiciales de la denuncia de Emilio Lozoya en la Fiscalía General de la República, el golpe electoral al Partido Acción Nacional (PAN) ha sido demoledor. O, dicho de otro modo, el golpe ha sido demoledor para las posibilidades de los panistas de regresar al poder. Y lo mismo, más o menos, podría decirse del PRI, el otro gran partido político de la derecha mexicana.

¿Cómo presentarse a elecciones con algunas posibilidades de éxito luego de saberse, con pelos y señales, la inconmensurable rapiña que panistas y priistas desataron sobre los bienes propiedad de todos los mexicanos a lo largo de cuarenta años?

Pero además de priistas y panistas hay otros damnificados. La mujer de Felipe Calderón, Margarita Zavala ha visto desaparecer la posibilidad de obtener el registro para su partido, mal llamado México Libre, cuyo verdadero regente es el marido de la señora.

Otro gran damnificado es el Instituto Nacional Electoral (INE), cómplice indudable de los fraudes electorales que les dieron la Presidencia de la República a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto. ¿Cómo dejó pasar el INE los miles y miles de millones de pesos con los que se allanaron y aceitaron esos monstruosos fraudes electorales? Más temprano que tarde el INE tendrá que desaparecer para dar paso a un nuevo organizador y árbitro electoral que pueda ofrecer la honradez, la confiabilidad y la imparcialidad de las que careció el actual INE desde su nacimiento.

En contrapartida a la bancarrota de la derecha pripanista y del INE, las revelaciones (más bien confirmaciones) de Lozoya fortalecen al gobierno de López Obrador, al propio Presidente y a Morena que, a pesar de los pesares, constituye para millones de mexicanos la única opción electoral viable si se trata de impedir el retorno de las políticas económicas neoliberales y sus corruptos personeros pripanistas.

Es cierto que millones y millones de mexicanos quisieran el castigo penal de los bandidos pripanistas y la devolución de las inmensas riquezas robadas a la nación. Pero a reserva de que se cumpla o no esa expectativa, el saldo del caso Lozoya es hasta el momento altamente positivo, pues se desenredó la madeja de latrocinios, encubrimientos y complicidades que posibilitaron la entrada a saco de los neoliberales en las arcas de la nación y que propiciaron la extendida pobreza que sufre la inmensa mayoría de la población mexicana.


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