/ viernes 9 de octubre de 2020

Salud pública; evitar el olvido

La pandemia continúa acumulando contagios y muertes en la mayoría de los países. Son muy pocas las naciones que pueden decir que la crisis sanitaria está bajo control; por el contrario, en Europa se han reanudado las restricciones para detener los nuevos brotes, de una segunda oleada de contagios, como es el caso de París y Escocia, pero que muy probablemente se extienda a otras regiones.

En México, no hemos podido con el primer golpe de la pandemia por lo que seguimos en situación de emergencia, lo que nos coloca dentro de los primeros países en número de fallecimientos y donde el personal de salud ha sido el más afectado. Desafortunadamente, aún falta mucho para que podamos transitar a un escenario más optimista. Por si algo más faltara, el cambio de metodología en el registro de contagios y muertes anunciado esta semana, no hizo más que acentuar las dudas y confusión en la sociedad.

Mientras esto sucede, en el campo de la política los distintos actores se encuentran enfrascados en una estrategia que mantiene la polarización, los agravios y una disputa por el campo comunicacional para posicionar objetivos que, en varias ocasiones, poco o nada tienen que ver con los problemas que viven millones de mexicanos.

En contra de lo que esperamos, el debate nacional -propiciado por el Presidente y secundado por legisladores, dirigentes sociales, partidistas y destacados líderes de opinión- se centra en cuestiones como la Consulta para enjuiciar a expresidentes o la disputa por el relevo en la dirigencia de Morena, como si el desenlace final de todo esto se vaya a traducir en salud y seguridad para los mexicanos. Sólo por citar dos de los temas que hoy siguen latentes.

Los objetivos políticos y los intereses electorales se colocan por encima de todo; como si la Pandemia ya no existiera. Tal parece que los miles de contagios y fallecidos se están convirtiendo en lo más cotidiano y que así transitaremos por un tiempo más.

Comento todo lo anterior, porque recientemente leía un mensaje del Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en donde manifestaba que la “salud pública es la base de la estabilidad social, económica y política”, que “esta no será la última pandemia… que cuando llegue la próxima pandemia el mundo debe estar preparado, más preparado que esta vez”. Por lo tanto, cada país debe “reconstruir mejor” y eso implica asumir el compromiso de “invertir en la salud pública para lograr un futuro más sano y seguro”.

Vale la pena comentar qué, en dicha intervención, se plantea que prácticamente todos los países de alguna forma estuvieron preparados para la pandemia. En nuestro caso, sabemos que NO fue así.

En las semanas próximas se estará debatiendo la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2021. En el Proyecto enviado al Congreso, el renglón de la salud apenas registra un incremento presupuestal del 9.2 % respecto a lo aprobado para este 2020 al pasar de $ 128,826.4 a $ 145,414.6 millones de pesos. Sin embargo, de acuerdo con especialistas en la materia, dicho monto resulta insuficiente para atender las exigencias del sector -agravadas por la pandemia- ya que la mayor parte, el 96.4 por ciento, estará destinado a gasto corriente y el restante a inversión física.

Afortunadamente el Gobierno Federal fue impedido por la oposición para “agandallarse” según el diputado Ector Jaime Ramírez Barba, los recursos del Fondo de Gastos Catastróficos. Ya que de haberlo logrado el futuro del Sector Salud sería más pesimista. Ojalá que la Cámara de Diputados dimensione el tamaño del reto en materia sanitaria y que la OMS nos está anticipando. “El mejor momento para prevenir la próxima pandemia es ahora”.

En otro foro, paralelo a la Asamblea General de las Naciones Unidas que tuvo lugar la semana pasada, la OMS complementaba con lo siguiente: de acuerdo con crisis anteriores y una vez que un brote se controla, “los gobiernos y los donantes tienden a centrar su atención en otras preocupaciones urgentes”. Aquí en México, la pandemia ni se ha contenido ni tampoco se ha domado; y, como lo he apuntado líneas arriba, la atención nacional se traslada a otros temas de la agenda pública que políticamente son más rentables.

Tal parece que estamos cayendo en lo que la OMS define como el ciclo de “pánico y olvido”; esto es, que muy pronto se olvida por lo que pasamos cuando lo que verdaderamente se requiere es “romper este ciclo” que “ha impedido el desarrollo de una preparación eficaz ante emergencias sanitarias”.

La OMS nos convoca a evitar que “el mundo olvide porque la próxima pandemia será forzosamente peor” y el Covid-19 “puede ser solo un presagio de lo que puede venir”.

Estos son los temas que deben concitar los más amplios consensos y en los cuales los actores políticos deberían estar enfocados, más que en profundizar sus disputas. No existe ningún argumento válido para escatimar recursos a favor de la salud y la vida de los mexicanos.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación.

La pandemia continúa acumulando contagios y muertes en la mayoría de los países. Son muy pocas las naciones que pueden decir que la crisis sanitaria está bajo control; por el contrario, en Europa se han reanudado las restricciones para detener los nuevos brotes, de una segunda oleada de contagios, como es el caso de París y Escocia, pero que muy probablemente se extienda a otras regiones.

En México, no hemos podido con el primer golpe de la pandemia por lo que seguimos en situación de emergencia, lo que nos coloca dentro de los primeros países en número de fallecimientos y donde el personal de salud ha sido el más afectado. Desafortunadamente, aún falta mucho para que podamos transitar a un escenario más optimista. Por si algo más faltara, el cambio de metodología en el registro de contagios y muertes anunciado esta semana, no hizo más que acentuar las dudas y confusión en la sociedad.

Mientras esto sucede, en el campo de la política los distintos actores se encuentran enfrascados en una estrategia que mantiene la polarización, los agravios y una disputa por el campo comunicacional para posicionar objetivos que, en varias ocasiones, poco o nada tienen que ver con los problemas que viven millones de mexicanos.

En contra de lo que esperamos, el debate nacional -propiciado por el Presidente y secundado por legisladores, dirigentes sociales, partidistas y destacados líderes de opinión- se centra en cuestiones como la Consulta para enjuiciar a expresidentes o la disputa por el relevo en la dirigencia de Morena, como si el desenlace final de todo esto se vaya a traducir en salud y seguridad para los mexicanos. Sólo por citar dos de los temas que hoy siguen latentes.

Los objetivos políticos y los intereses electorales se colocan por encima de todo; como si la Pandemia ya no existiera. Tal parece que los miles de contagios y fallecidos se están convirtiendo en lo más cotidiano y que así transitaremos por un tiempo más.

Comento todo lo anterior, porque recientemente leía un mensaje del Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en donde manifestaba que la “salud pública es la base de la estabilidad social, económica y política”, que “esta no será la última pandemia… que cuando llegue la próxima pandemia el mundo debe estar preparado, más preparado que esta vez”. Por lo tanto, cada país debe “reconstruir mejor” y eso implica asumir el compromiso de “invertir en la salud pública para lograr un futuro más sano y seguro”.

Vale la pena comentar qué, en dicha intervención, se plantea que prácticamente todos los países de alguna forma estuvieron preparados para la pandemia. En nuestro caso, sabemos que NO fue así.

En las semanas próximas se estará debatiendo la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2021. En el Proyecto enviado al Congreso, el renglón de la salud apenas registra un incremento presupuestal del 9.2 % respecto a lo aprobado para este 2020 al pasar de $ 128,826.4 a $ 145,414.6 millones de pesos. Sin embargo, de acuerdo con especialistas en la materia, dicho monto resulta insuficiente para atender las exigencias del sector -agravadas por la pandemia- ya que la mayor parte, el 96.4 por ciento, estará destinado a gasto corriente y el restante a inversión física.

Afortunadamente el Gobierno Federal fue impedido por la oposición para “agandallarse” según el diputado Ector Jaime Ramírez Barba, los recursos del Fondo de Gastos Catastróficos. Ya que de haberlo logrado el futuro del Sector Salud sería más pesimista. Ojalá que la Cámara de Diputados dimensione el tamaño del reto en materia sanitaria y que la OMS nos está anticipando. “El mejor momento para prevenir la próxima pandemia es ahora”.

En otro foro, paralelo a la Asamblea General de las Naciones Unidas que tuvo lugar la semana pasada, la OMS complementaba con lo siguiente: de acuerdo con crisis anteriores y una vez que un brote se controla, “los gobiernos y los donantes tienden a centrar su atención en otras preocupaciones urgentes”. Aquí en México, la pandemia ni se ha contenido ni tampoco se ha domado; y, como lo he apuntado líneas arriba, la atención nacional se traslada a otros temas de la agenda pública que políticamente son más rentables.

Tal parece que estamos cayendo en lo que la OMS define como el ciclo de “pánico y olvido”; esto es, que muy pronto se olvida por lo que pasamos cuando lo que verdaderamente se requiere es “romper este ciclo” que “ha impedido el desarrollo de una preparación eficaz ante emergencias sanitarias”.

La OMS nos convoca a evitar que “el mundo olvide porque la próxima pandemia será forzosamente peor” y el Covid-19 “puede ser solo un presagio de lo que puede venir”.

Estos son los temas que deben concitar los más amplios consensos y en los cuales los actores políticos deberían estar enfocados, más que en profundizar sus disputas. No existe ningún argumento válido para escatimar recursos a favor de la salud y la vida de los mexicanos.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación.