/ jueves 6 de agosto de 2020

Sana alimentación, ¿cómo?

Recientemente el Gobierno Federal anunció la implementación de una estrategia de alimentación saludable. López Gatell indicó que, desde antes de la pandemia, la mitad de las muertes en México eran por obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, y que, con la llegada del virus, personas con estos padecimientos eran aún más vulnerables a contagiarse y morir… la principal causa de estas enfermedades es la mala alimentación que ha tenido la población desde hace décadas: qué, cómo y cuánto comemos.

También se promoverá hacer ejercicio y tomar agua pura. El mismo López Gatell develó con sus preguntas el problema que causa la mala alimentación. Varios alegan que es decisión personal, y en parte es cierto, pero cuando se tienen los satisfactores básicos resueltos; ello corresponde sólo a un porcentaje de la población. Antes de hablar de buena alimentación, se debe atender a la violencia estructural de la pobreza, la discriminación y la negación de oportunidades que la ocasiona, y que es responsabilidad del Estado. Cabe resaltar que la pobreza no es sólo la falta de liquidez, es carencia de alimentos, cultura, justicia, oportunidades y satisfactores.

Para millones de personas en pobreza, la respuesta a sus preguntas sería: lo que haya, misión de sobrevivencia y casi nada. Una pregunta mejor formulada que englobe las anteriores sería: ¿cómo se come? cuando no tienes qué comer. Comer frutas, verduras y productos de buena calidad, más si son orgánicos, es caro. El agua es otro de los factores desencadenantes de la desnutrición. Promover que se ingiera agua potable en poblaciones donde su escasez no permite ni siquiera asearse (otro problema estructural), es utópico.

López Gatell refirió que fue la gente con afluencia económica que viajó a Europa en avión o Jet privado, los que “importaron” el Covid-19 y destacó que la población vulnerable con limitados recursos era la prioritaria ante el repunte sobre casos de COVID. Otra violencia estructural que se vincula a los “nuevos racismos” que se desarrollan en los discursos de identidad, de los pobres y de los populismos. Pareciera que los “fifís” son los “culpables” de que los “chairos” se estén contagiando, a modo de justificación de su incapacidad para atender la “crisis” alimentaria.

López Obrador dijo respecto a usar cubrebocas: “vamos a apurarnos a acabar con la corrupción para ponerme mi tapaboca para que ya no hable”. Es muy poco probable que eso suceda, pues es otra de las causas del hambre no sólo en México sino en el todo mundo a diferentes niveles, como negar el acceso a la alimentación. No tener las necesidades satisfechas también le da entrada a la misma, entonces sería como castigar al pobre por robar comida, cuando el responsable de no satisfacer sus necesidades básicas es el Estado. Con ahuyentar el humo de un incendio, no se apaga el fuego, cuando éste se esparce rápidamente dañando a más personas en este 2020. La estructura está y ha estado mal. Requerirá de mucho tiempo, dinero y voluntad construir una base que asegure una buena alimentación, que no tiene que ver con lo que ingerimos, sino con un pueblo que se nutre con abundante corrupción y violencia estructural a muy alto precio.


Yanez_flor@hotmail.com


Recientemente el Gobierno Federal anunció la implementación de una estrategia de alimentación saludable. López Gatell indicó que, desde antes de la pandemia, la mitad de las muertes en México eran por obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, y que, con la llegada del virus, personas con estos padecimientos eran aún más vulnerables a contagiarse y morir… la principal causa de estas enfermedades es la mala alimentación que ha tenido la población desde hace décadas: qué, cómo y cuánto comemos.

También se promoverá hacer ejercicio y tomar agua pura. El mismo López Gatell develó con sus preguntas el problema que causa la mala alimentación. Varios alegan que es decisión personal, y en parte es cierto, pero cuando se tienen los satisfactores básicos resueltos; ello corresponde sólo a un porcentaje de la población. Antes de hablar de buena alimentación, se debe atender a la violencia estructural de la pobreza, la discriminación y la negación de oportunidades que la ocasiona, y que es responsabilidad del Estado. Cabe resaltar que la pobreza no es sólo la falta de liquidez, es carencia de alimentos, cultura, justicia, oportunidades y satisfactores.

Para millones de personas en pobreza, la respuesta a sus preguntas sería: lo que haya, misión de sobrevivencia y casi nada. Una pregunta mejor formulada que englobe las anteriores sería: ¿cómo se come? cuando no tienes qué comer. Comer frutas, verduras y productos de buena calidad, más si son orgánicos, es caro. El agua es otro de los factores desencadenantes de la desnutrición. Promover que se ingiera agua potable en poblaciones donde su escasez no permite ni siquiera asearse (otro problema estructural), es utópico.

López Gatell refirió que fue la gente con afluencia económica que viajó a Europa en avión o Jet privado, los que “importaron” el Covid-19 y destacó que la población vulnerable con limitados recursos era la prioritaria ante el repunte sobre casos de COVID. Otra violencia estructural que se vincula a los “nuevos racismos” que se desarrollan en los discursos de identidad, de los pobres y de los populismos. Pareciera que los “fifís” son los “culpables” de que los “chairos” se estén contagiando, a modo de justificación de su incapacidad para atender la “crisis” alimentaria.

López Obrador dijo respecto a usar cubrebocas: “vamos a apurarnos a acabar con la corrupción para ponerme mi tapaboca para que ya no hable”. Es muy poco probable que eso suceda, pues es otra de las causas del hambre no sólo en México sino en el todo mundo a diferentes niveles, como negar el acceso a la alimentación. No tener las necesidades satisfechas también le da entrada a la misma, entonces sería como castigar al pobre por robar comida, cuando el responsable de no satisfacer sus necesidades básicas es el Estado. Con ahuyentar el humo de un incendio, no se apaga el fuego, cuando éste se esparce rápidamente dañando a más personas en este 2020. La estructura está y ha estado mal. Requerirá de mucho tiempo, dinero y voluntad construir una base que asegure una buena alimentación, que no tiene que ver con lo que ingerimos, sino con un pueblo que se nutre con abundante corrupción y violencia estructural a muy alto precio.


Yanez_flor@hotmail.com