/ viernes 8 de diciembre de 2017

Satiricosas / Militarización desde Calderón

¿Ahora quieren legalizarla Peña Nieto y Calderón?¨

“Más de 121 mil muertos, el saldo de la narcoguerra de Calderón: La guerra contra el crimen organizado durante el sexenio de Felipe Calderón dejó un saldo de 121 mil 683 muertes violentas, según datos dados a conocer hoy por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. INEGI. México, D.F . 30.7.2013”.

Se sabe que entre Calderón y Peña Nieto hubo muchos inconfesables arreglos. ¿Y  ahora habría otro para que Peña Nieto pueda librarla apoyado en las Fuerzas Armadas?

Lo primero que hizo el “haiga sido como haiga sido”, cuando lo instaló el PRIAN en el poder, fue vestirse de soldado y jugar al gran general del Ejército Mexicano. También a su hijito lo vistió igual. Y muy pronto inició la “guerra gringa” que le ordenó cínicamente en Mérida su jefe, George W. Bush, que llegó en tamaño acorazado, ante el escándalo de los yucatecos.

Por supuesto ya decidido a ser “general”, Calderón no tuvo empacho sino gran entusiasmo en organizarle, en enero de 2007, a un mes de entrar a Los Pinos, a su entonces jefe George W. una supuesta “guerra contra el narco” por la que le pagarían los gringos  2064 millones en 10 años. Pero en enero de 2017 a TRUMP le pareció demasiado y solo aceptó dar un moche de 129 millones a Peña.

Nunca ha terminado esa guerra de Calderón como era de esperarse porque les conviene a los del otro lado por diversas razones, la primera el grandísimo negociazo,  abierto y siempre defendido, de su sacrosanto derecho  a la libre venta de armas. Es la médula de todo en el superbusiness de las drogas.

A ese respecto, los que mandan son ellos, aquí y en todas partes. Les pertenece el  negocio como vengo diciendo en el vacío por lo visto desde que publiqué en 1991 el  libro La otra Guerra de las Drogas con información privilegiada que me dio la Procuraduría General de la República. Me llamó el entonces procurador Alvarez del Castillo   y me la entregó, así de simple. 

A lo largo de año y medio estudié uno a uno los temas y los personajes involucrados  hasta que salió el libro en que todo quedó demostrado y para cuya presentación Editorial Grijalbo había rentado un inmenso salón en San Angel, de moda: iba a llegar  “México y medio”. Pero no fue así. En esa semana Raúl Salinas de Gortari directamente  le pidió mi cabeza a Excélsior, mi periódico entonces, y el gran público que me había  seguido durante ocho años en ese diario, no se presentó a San Angel. ¿Coincidencia?

Salvó el acto Jesús González Schmall con el que trabajé con otros serios políticos  en un libro que debía llamarse solo EL PRIAN, palabra inventada por el inteligente  hombre de izquierda, Luis Sánchez Aguilar, que sería asesinado por uno de los famosos tráilers; “El PRIAN, partido bicéfalo”. El partido ese está vivo hasta la fecha, lo hizo  el propio Carlos Salinas y su amigo “la ardilla de Los Pinos”, Fernández de Cevallos.

El libro de Grijalbo se llamó finalmente “El Prinosaurio”  para  englobar   la  revuelta  chiapaneca. Incluye la historia de El PRIAN. Y  finalmente yo  misma  edité  en  Libros os  del Sol un  PRIAN. Ya  lo  copiaron  varios.

 

LOS  GRINGOS  Y  SUS  GUERRAS.

En  aquel 1989 no  tenían  guerra  los  gringos,    “el  mejor  negocio  de  Estados  Unidos,” El  Secretario  de  la  Defensa(le  llaman) , Dick  Cheney  ya  no  tenía quehacer  ni  fuente  ingresos  a  su  medida .  Ya   había    caído  la  URSS. Necesitaban  otra    guerra  institucional  “por  el  bien”  y  volvieron  a  la   guerrita  que  Nixon inventó   años   atrás.  Había  que  revivirla.  Esa  guerra  contra  los  malos,  los  productores  no  los  consumidores. Los  orientales  los  mandaron  por  un  tuvo, pero  México  está  junto.  Sus  empleados,  los capos,  cargarían con  la  gran  culpa  (y  mucho  dinero)   y México  pondría  los  muertos y  la  reputación   de  país  nefasto.  Mientras  tanto    el enorme   consumo  de  drogas  en  USA  crecería  y  crecería  A  la  par  que   México  se  iría  destruyendo y  el  crimen  en  nuestro  país  parecía  no importarles  a  los  políticos  de  uno  y  otro  lado  del  Río Bravo.

 

MILES  DE  MUERTOS

Vestido de militar, Calderón rinde “tributo” a las fuerzas armadas

Ordena a efectivos no desfallecer en la lucha contra el hampa; tendrán alza salarial sustancial, promete  en Apatzingán, Mich.  El  presidente  espurio  realizó su primera actividad pública de 2007 en esta entidad 3 de enero de   2007 . A diferencia de sus  antecesores,  Calderón  portó desde el  principio  indumentaria  militar  en una ceremonia  a la que tradicionalmente otros presidentes acudían vestidos de civil.  Con chamarra y gorra militares, Felipe Calderón empezó el año rindiendo tributo a soldados, marinos y policías. Dijo¬  al  iniciarse  2007  que “han logrado detener el avance de la delincuencia en la primera fase de los operativos de seguridad no desfallezcan en esta tare  En 34 días de gobierno, esa era  la quinta reunión que el mandatario espurio   sostuvo  con elementos de base de las fuerzas armadas, lo que marcó  el inicio de su administración.  ¿De  quienes  eran  las  órdenes?    Vedan  la  reseña  de  ese  primer  acto  “militar “,  por  favor:

El gobernador perredista Lázaro Cárdenas Batel lo recibió con un agradecimiento “por las operaciones emprendidas contra el narcotráfico”, y aprovechó para hacer un reconocimiento público al general Audomaro Martínez, ex jefe de seguridad de Andrés Manuel López Obrador, quien estaba presente como uno de los mandos de la Operación Conjunta Michoacán.

Poco después de las 8 de la mañana, Calderón llegó al aeropuerto de Uruapan ataviado como si fuera soldado, con gorra de campo que lucía un escudo con cinco estrellas y chamarra de color verde olivo y pantalón beige. Luego se dirigió a Apatzingán, donde encabezó una ceremonia de saludo a la Bandera frente a las tropas y firmó el libro de visitantes distinguidos de esta zona militar.

Fiel a la disciplina militar, efectivos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), elementos de la Policía Federal Preventiva, marinos y militares que lo esperaban en el comedor fueron instruidos para dar la bienvenida a su invitado. “Vamos a suplicar a todos que cuando llegue el señor Presidente aplaudan”, les dijeron, y luego los apuraron a tomar sus lugares en el comedor con un “¡rápido, jóvenes. Muévanse, muévanse!”.

Flanqueado por los secretarios de la Defensa, Guillermo Galván, y de Marina, Mariano Saynez, Calderón señaló que iba a “tributarles” un reconocimiento. “Vengo hoy como comandante supremo a reconocer su trabajo, a exhortarlos a seguir adelante con firmeza, entrega y a decirles que estamos con ustedes”.

Una vez que los operativos de seguridad de esta administración se extendieron a Baja California, declaró que su gobierno está decidido a recuperar la paz, no sólo en esas entidades, sino en toda región de México que esté amenazada por el crimen organizado.

Aunque reiteró que la lucha no es tarea fácil ni será rápida, pues tomará mucho tiempo e implicará enormes recursos de los mexicanos, incluso la pérdida de vidas.

Luego de que el Congreso de la Unión aprobó un incremento de 24 por ciento en el gasto destinado a seguridad respecto al de 2006, repitió que los miembros de tropa y marinería recibirán un incremento salarial “sustancial”, pero no aclaró en qué proporción.

En su discurso, mencionó rápidamente que se requieren nuevas leyes para que “ayuden a perseguir y encarcelar a los delincuentes, no que los salven del castigo que se merecen”.

Continuará.

¿Ahora quieren legalizarla Peña Nieto y Calderón?¨

“Más de 121 mil muertos, el saldo de la narcoguerra de Calderón: La guerra contra el crimen organizado durante el sexenio de Felipe Calderón dejó un saldo de 121 mil 683 muertes violentas, según datos dados a conocer hoy por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. INEGI. México, D.F . 30.7.2013”.

Se sabe que entre Calderón y Peña Nieto hubo muchos inconfesables arreglos. ¿Y  ahora habría otro para que Peña Nieto pueda librarla apoyado en las Fuerzas Armadas?

Lo primero que hizo el “haiga sido como haiga sido”, cuando lo instaló el PRIAN en el poder, fue vestirse de soldado y jugar al gran general del Ejército Mexicano. También a su hijito lo vistió igual. Y muy pronto inició la “guerra gringa” que le ordenó cínicamente en Mérida su jefe, George W. Bush, que llegó en tamaño acorazado, ante el escándalo de los yucatecos.

Por supuesto ya decidido a ser “general”, Calderón no tuvo empacho sino gran entusiasmo en organizarle, en enero de 2007, a un mes de entrar a Los Pinos, a su entonces jefe George W. una supuesta “guerra contra el narco” por la que le pagarían los gringos  2064 millones en 10 años. Pero en enero de 2017 a TRUMP le pareció demasiado y solo aceptó dar un moche de 129 millones a Peña.

Nunca ha terminado esa guerra de Calderón como era de esperarse porque les conviene a los del otro lado por diversas razones, la primera el grandísimo negociazo,  abierto y siempre defendido, de su sacrosanto derecho  a la libre venta de armas. Es la médula de todo en el superbusiness de las drogas.

A ese respecto, los que mandan son ellos, aquí y en todas partes. Les pertenece el  negocio como vengo diciendo en el vacío por lo visto desde que publiqué en 1991 el  libro La otra Guerra de las Drogas con información privilegiada que me dio la Procuraduría General de la República. Me llamó el entonces procurador Alvarez del Castillo   y me la entregó, así de simple. 

A lo largo de año y medio estudié uno a uno los temas y los personajes involucrados  hasta que salió el libro en que todo quedó demostrado y para cuya presentación Editorial Grijalbo había rentado un inmenso salón en San Angel, de moda: iba a llegar  “México y medio”. Pero no fue así. En esa semana Raúl Salinas de Gortari directamente  le pidió mi cabeza a Excélsior, mi periódico entonces, y el gran público que me había  seguido durante ocho años en ese diario, no se presentó a San Angel. ¿Coincidencia?

Salvó el acto Jesús González Schmall con el que trabajé con otros serios políticos  en un libro que debía llamarse solo EL PRIAN, palabra inventada por el inteligente  hombre de izquierda, Luis Sánchez Aguilar, que sería asesinado por uno de los famosos tráilers; “El PRIAN, partido bicéfalo”. El partido ese está vivo hasta la fecha, lo hizo  el propio Carlos Salinas y su amigo “la ardilla de Los Pinos”, Fernández de Cevallos.

El libro de Grijalbo se llamó finalmente “El Prinosaurio”  para  englobar   la  revuelta  chiapaneca. Incluye la historia de El PRIAN. Y  finalmente yo  misma  edité  en  Libros os  del Sol un  PRIAN. Ya  lo  copiaron  varios.

 

LOS  GRINGOS  Y  SUS  GUERRAS.

En  aquel 1989 no  tenían  guerra  los  gringos,    “el  mejor  negocio  de  Estados  Unidos,” El  Secretario  de  la  Defensa(le  llaman) , Dick  Cheney  ya  no  tenía quehacer  ni  fuente  ingresos  a  su  medida .  Ya   había    caído  la  URSS. Necesitaban  otra    guerra  institucional  “por  el  bien”  y  volvieron  a  la   guerrita  que  Nixon inventó   años   atrás.  Había  que  revivirla.  Esa  guerra  contra  los  malos,  los  productores  no  los  consumidores. Los  orientales  los  mandaron  por  un  tuvo, pero  México  está  junto.  Sus  empleados,  los capos,  cargarían con  la  gran  culpa  (y  mucho  dinero)   y México  pondría  los  muertos y  la  reputación   de  país  nefasto.  Mientras  tanto    el enorme   consumo  de  drogas  en  USA  crecería  y  crecería  A  la  par  que   México  se  iría  destruyendo y  el  crimen  en  nuestro  país  parecía  no importarles  a  los  políticos  de  uno  y  otro  lado  del  Río Bravo.

 

MILES  DE  MUERTOS

Vestido de militar, Calderón rinde “tributo” a las fuerzas armadas

Ordena a efectivos no desfallecer en la lucha contra el hampa; tendrán alza salarial sustancial, promete  en Apatzingán, Mich.  El  presidente  espurio  realizó su primera actividad pública de 2007 en esta entidad 3 de enero de   2007 . A diferencia de sus  antecesores,  Calderón  portó desde el  principio  indumentaria  militar  en una ceremonia  a la que tradicionalmente otros presidentes acudían vestidos de civil.  Con chamarra y gorra militares, Felipe Calderón empezó el año rindiendo tributo a soldados, marinos y policías. Dijo¬  al  iniciarse  2007  que “han logrado detener el avance de la delincuencia en la primera fase de los operativos de seguridad no desfallezcan en esta tare  En 34 días de gobierno, esa era  la quinta reunión que el mandatario espurio   sostuvo  con elementos de base de las fuerzas armadas, lo que marcó  el inicio de su administración.  ¿De  quienes  eran  las  órdenes?    Vedan  la  reseña  de  ese  primer  acto  “militar “,  por  favor:

El gobernador perredista Lázaro Cárdenas Batel lo recibió con un agradecimiento “por las operaciones emprendidas contra el narcotráfico”, y aprovechó para hacer un reconocimiento público al general Audomaro Martínez, ex jefe de seguridad de Andrés Manuel López Obrador, quien estaba presente como uno de los mandos de la Operación Conjunta Michoacán.

Poco después de las 8 de la mañana, Calderón llegó al aeropuerto de Uruapan ataviado como si fuera soldado, con gorra de campo que lucía un escudo con cinco estrellas y chamarra de color verde olivo y pantalón beige. Luego se dirigió a Apatzingán, donde encabezó una ceremonia de saludo a la Bandera frente a las tropas y firmó el libro de visitantes distinguidos de esta zona militar.

Fiel a la disciplina militar, efectivos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), elementos de la Policía Federal Preventiva, marinos y militares que lo esperaban en el comedor fueron instruidos para dar la bienvenida a su invitado. “Vamos a suplicar a todos que cuando llegue el señor Presidente aplaudan”, les dijeron, y luego los apuraron a tomar sus lugares en el comedor con un “¡rápido, jóvenes. Muévanse, muévanse!”.

Flanqueado por los secretarios de la Defensa, Guillermo Galván, y de Marina, Mariano Saynez, Calderón señaló que iba a “tributarles” un reconocimiento. “Vengo hoy como comandante supremo a reconocer su trabajo, a exhortarlos a seguir adelante con firmeza, entrega y a decirles que estamos con ustedes”.

Una vez que los operativos de seguridad de esta administración se extendieron a Baja California, declaró que su gobierno está decidido a recuperar la paz, no sólo en esas entidades, sino en toda región de México que esté amenazada por el crimen organizado.

Aunque reiteró que la lucha no es tarea fácil ni será rápida, pues tomará mucho tiempo e implicará enormes recursos de los mexicanos, incluso la pérdida de vidas.

Luego de que el Congreso de la Unión aprobó un incremento de 24 por ciento en el gasto destinado a seguridad respecto al de 2006, repitió que los miembros de tropa y marinería recibirán un incremento salarial “sustancial”, pero no aclaró en qué proporción.

En su discurso, mencionó rápidamente que se requieren nuevas leyes para que “ayuden a perseguir y encarcelar a los delincuentes, no que los salven del castigo que se merecen”.

Continuará.