/ martes 8 de diciembre de 2020

Se acaba el año, ¿se acaba la pandemia?

Sin duda uno de los temas de los que seguiremos hablando al menos durante el primer trimestre del 2021 es el rumbo que tome la humanidad frente a la pandemia de COVID-19, tanto en materia de salubridad como económica.

Por el lado de la salud pública, hay grandes esperanzas en que las vacunas que diversos laboratorios están por lanzar, permitan una recuperación gradual de la movilidad en el mundo, lo cual no significa el fin de la pandemia sino que ya estaremos en condiciones de reducir contagios y, eventualmente, aprender a vivir con el virus de forma más segura.

Y aquí hay que ser muy claros: las vacunas requieren una estrategia de aplicación muy bien diseñada, así como recursos económicos y humanos, además de tiempo para ver reflejada una mejoría en la salud de una población; por ejemplo en México, es necesario vacunar, al menos a 70 millones de personas para hablar de que tenemos al virus disminuido aunque no vencido (datos del Dr. Xavier Tello, analista de políticas públicas de salud).

Una vez que las vacunas prueben su eficacia en la población, incluyendo un nivel de riesgo bajo, estaremos en posibilidad de pasar al segundo paso: asegurarse que haya suficientes dosis para todos los países, en condiciones asequibles. Afortunadamente, la coordinación entre las Naciones Unidas y los distintos laboratorios y centros de investigación, tanto públicos como privados, están ya trabajando en ello mediante estrategias diversas como la Cumbre de Respuesta Global al Coronavirus.

Y claro, la etapa de vacunación es la primera parte, ya que luego será necesario mantener ciertos hábitos, contar con controles de salud pública y servicios de diagnóstico rápido, así como disponibilidad de más dosis. En fin, si lo hacemos bien en todo el mundo, llegará el día en que podamos decir que “tenemos bajo control” al COVID-19, así como hoy podemos decir lo mismo de enfermedades como la influenza, la polio o el sarampión, pero que cada año es muy importante que tanto en México como en el mundo, se hagan los respectivos periodos de vacunación para evitar brotes masivos. No hay que olvidar que la única enfermedad que la humanidad ha logrado erradicar con una vacuna esta la viruela.

En lo respecta al tema económico, está claro que las perspectivas para la economía mundial en 2021 dependen totalmente de cuán capaces seamos de detener la propagación del virus y eso nos regresa al tema de las vacunas: qué tan exitosas sean y qué tan rápido se vacune a la población. Por ello, es muy complicado hacer prospectiva sobre cómo nos va a ir, qué inversiones se reactivarán y en general, cómo amanecerá la economía mundial después de la larga noche de la pandemia.

Sin embargo, lo que sí puede hacerse es un control de daños ya que actualmente no hay cifras certeras sobre cuánto daño permanente ha causado el COVID-19 a las economías; es decir, todos tenemos claro que se ralentizó la actividad económica, que hay empresas que fueron empujadas la cierre y que eso dejó sin empleo a sus trabajadores, pero no tenemos los datos reales de cuánto se ha perdido.

Mientras tanto, diversos analistas consultados por la publicación inglesa The Economist, coinciden en que la política monetaria es “la parte más predecible del panorama” y que las tasas de interés en los países ricos subirán, mientras que los bancos centrales lucharán por mantener las tasas de inflación a raya para que no sobrepasen sus objetivos.

Para países como México, las políticas fiscales se volverán el centro de la acción, ya que los incentivos al mercado y al consumo, así como las medidas contracíclicas serán elementos necesarios, independientemente de cualquier tendencia política. No esperemos a que la pandemia ejerza más presión sobre el tipo de cambio.

Finalmente, otra de las tendencias económicas que no han quedado resueltas y que seguiremos viendo el próximo año es, sin lugar a dudas, el rumbo que tome la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que si tenemos buena memoria, recordaremos que fue la tendencia que definió el terreno económico antes de la aparición abrupta de la pandemia.

Si bien esta guerra ya pasó incluso al terreno tecnológico, también es cierto que le tocará librarla a Joe Biden, con un gabinete renovado y con la prisa de desestancar la economía. Del lado de China, el superávit comercial ha crecido aunque los aranceles impuestos siguen en pie. Ya veremos si la tregua frágil entre los dos gigantes, da pie a una solución permanente.

Sin duda uno de los temas de los que seguiremos hablando al menos durante el primer trimestre del 2021 es el rumbo que tome la humanidad frente a la pandemia de COVID-19, tanto en materia de salubridad como económica.

Por el lado de la salud pública, hay grandes esperanzas en que las vacunas que diversos laboratorios están por lanzar, permitan una recuperación gradual de la movilidad en el mundo, lo cual no significa el fin de la pandemia sino que ya estaremos en condiciones de reducir contagios y, eventualmente, aprender a vivir con el virus de forma más segura.

Y aquí hay que ser muy claros: las vacunas requieren una estrategia de aplicación muy bien diseñada, así como recursos económicos y humanos, además de tiempo para ver reflejada una mejoría en la salud de una población; por ejemplo en México, es necesario vacunar, al menos a 70 millones de personas para hablar de que tenemos al virus disminuido aunque no vencido (datos del Dr. Xavier Tello, analista de políticas públicas de salud).

Una vez que las vacunas prueben su eficacia en la población, incluyendo un nivel de riesgo bajo, estaremos en posibilidad de pasar al segundo paso: asegurarse que haya suficientes dosis para todos los países, en condiciones asequibles. Afortunadamente, la coordinación entre las Naciones Unidas y los distintos laboratorios y centros de investigación, tanto públicos como privados, están ya trabajando en ello mediante estrategias diversas como la Cumbre de Respuesta Global al Coronavirus.

Y claro, la etapa de vacunación es la primera parte, ya que luego será necesario mantener ciertos hábitos, contar con controles de salud pública y servicios de diagnóstico rápido, así como disponibilidad de más dosis. En fin, si lo hacemos bien en todo el mundo, llegará el día en que podamos decir que “tenemos bajo control” al COVID-19, así como hoy podemos decir lo mismo de enfermedades como la influenza, la polio o el sarampión, pero que cada año es muy importante que tanto en México como en el mundo, se hagan los respectivos periodos de vacunación para evitar brotes masivos. No hay que olvidar que la única enfermedad que la humanidad ha logrado erradicar con una vacuna esta la viruela.

En lo respecta al tema económico, está claro que las perspectivas para la economía mundial en 2021 dependen totalmente de cuán capaces seamos de detener la propagación del virus y eso nos regresa al tema de las vacunas: qué tan exitosas sean y qué tan rápido se vacune a la población. Por ello, es muy complicado hacer prospectiva sobre cómo nos va a ir, qué inversiones se reactivarán y en general, cómo amanecerá la economía mundial después de la larga noche de la pandemia.

Sin embargo, lo que sí puede hacerse es un control de daños ya que actualmente no hay cifras certeras sobre cuánto daño permanente ha causado el COVID-19 a las economías; es decir, todos tenemos claro que se ralentizó la actividad económica, que hay empresas que fueron empujadas la cierre y que eso dejó sin empleo a sus trabajadores, pero no tenemos los datos reales de cuánto se ha perdido.

Mientras tanto, diversos analistas consultados por la publicación inglesa The Economist, coinciden en que la política monetaria es “la parte más predecible del panorama” y que las tasas de interés en los países ricos subirán, mientras que los bancos centrales lucharán por mantener las tasas de inflación a raya para que no sobrepasen sus objetivos.

Para países como México, las políticas fiscales se volverán el centro de la acción, ya que los incentivos al mercado y al consumo, así como las medidas contracíclicas serán elementos necesarios, independientemente de cualquier tendencia política. No esperemos a que la pandemia ejerza más presión sobre el tipo de cambio.

Finalmente, otra de las tendencias económicas que no han quedado resueltas y que seguiremos viendo el próximo año es, sin lugar a dudas, el rumbo que tome la guerra comercial entre China y Estados Unidos, que si tenemos buena memoria, recordaremos que fue la tendencia que definió el terreno económico antes de la aparición abrupta de la pandemia.

Si bien esta guerra ya pasó incluso al terreno tecnológico, también es cierto que le tocará librarla a Joe Biden, con un gabinete renovado y con la prisa de desestancar la economía. Del lado de China, el superávit comercial ha crecido aunque los aranceles impuestos siguen en pie. Ya veremos si la tregua frágil entre los dos gigantes, da pie a una solución permanente.