/ sábado 11 de noviembre de 2017

Se alquilan libertadores con disfraz

1.- Si bien el seguimiento a la crisis catalana que vive España y que en su fase más álgida está en vías de remisión podría parecer una abstracción de los eventos en México, se trata justamente de lo contrario. La secuencia de tributos a la insensatez, al cinismo y a la soberbia que han rendido los líderes separatistas de la región, se antojan ilustrativos y puntualísimos para la patología de ciertos políticos locales y para la Cosa Pública en nuestro país. Lo son también la escrupulosa aplicación del Estado de derecho en España y las sanciones penales que se han dictado contra los acusados de sedición, rebelión y desacato judicial.

2.- Insensatez porque los señores Junqueras –cerebro de toda la trama-, el prófugo Puigdemont y camarilla, así como los directivos del Parlamento catalán alebrestaron a una población de suyo propensa a la algazara sin el menor dejo de mesura en cuanto a las consecuencias de su aventura a corto plazo. Pensaron más en su pase fugaz al relato de las asonadas que convirtieron en historieta; en su fútil y nonato heroísmo, que en un plan virtuoso que les diera siquiera el mérito de una suprema ignominia. Fueron a la cárcel, incluso la presidenta del Congreso, y la mejor coartada que han urdido es confesar que su irresponsable declaración de independencia fue “simbólica”.

3.- Cinismo porque la víspera de su simbólica declaración, los términos de negociación que propuso el hoy fugado eran que no se afectara su patrimonio personal, y que no lo metieran a la cárcel, entre otros por el estilo. Porque cuando se vieron ante la ley se dijeron presos políticos, lo que los que fueron de verdad torturados y presos por sus ideas bajo Franco han llamado una burla y una falta de respeto. Porque ahora Junqueras y camarilla dicen que la prisión les afecta su derecho de hacer campaña para las elecciones de diciembre, y porque el prófugo acusa de antidemocracia y autoritarismo al gobierno de España.

4.- Soberbia porque dijeron, a sabiendas que mentían, que los bancos y la industria no solo se quedarían en Cataluña sino que invertirían más; que los catalanes ahora sí serían libres y felices, y porque desafiaron al sentido común primario al pensar que la democracia se hincaría a su capricho; que la ley servía para que ellos la zangolotearan a su antojo, y que el orden público se acomodaba a su terco placer. Porque presa ellos también de la propaganda rusa y chavista, no imaginaron que ese pacto social que intentaron violentar en la conjura, se les aplicaría de forma precisa y puntual, exhibiéndolos como los charlatanes oportunistas que acreditaron ser.

5.- Cómo no va a resultar útil la engañifa de los líderes catalanes, si aquí mismo un cacique que cobra como delegado en la Ciudad de México es destituido por la Suprema Corte de Justicia por desacato, y se lanza a decir que acepta y que solicitará licencia, como si la Corte le pidiera el favor. Cómo no va a venir al caso, cuando una secretaria de Estado a punto de ser cesada por el mismo Alto Tribunal atiende a última hora la orden desdeñada y no tiene el pudor de entregar su renuncia. Vaya si es oportuno el caso catalán, si tenemos un líder que se pitorrea de las instituciones de día y de noche, pensando que están a su servicio cuando le dé la gana, y que se burla de la sociedad mexicana como macaco gibraltareño.

6.- Nada más actual que el caso de Cataluña como parangón de la fortaleza de las instituciones democráticas para neutralizar un ataque a la propia democracia con los pertrechos que la misma ciudadanía se ha conferido. Vaya si viene al caso mexicano el baluarte de la Ley cuando ésta es conculcada y denigrada por cualquier tránsfuga disfrazado de libertador.

 

camilo@kawage.com

1.- Si bien el seguimiento a la crisis catalana que vive España y que en su fase más álgida está en vías de remisión podría parecer una abstracción de los eventos en México, se trata justamente de lo contrario. La secuencia de tributos a la insensatez, al cinismo y a la soberbia que han rendido los líderes separatistas de la región, se antojan ilustrativos y puntualísimos para la patología de ciertos políticos locales y para la Cosa Pública en nuestro país. Lo son también la escrupulosa aplicación del Estado de derecho en España y las sanciones penales que se han dictado contra los acusados de sedición, rebelión y desacato judicial.

2.- Insensatez porque los señores Junqueras –cerebro de toda la trama-, el prófugo Puigdemont y camarilla, así como los directivos del Parlamento catalán alebrestaron a una población de suyo propensa a la algazara sin el menor dejo de mesura en cuanto a las consecuencias de su aventura a corto plazo. Pensaron más en su pase fugaz al relato de las asonadas que convirtieron en historieta; en su fútil y nonato heroísmo, que en un plan virtuoso que les diera siquiera el mérito de una suprema ignominia. Fueron a la cárcel, incluso la presidenta del Congreso, y la mejor coartada que han urdido es confesar que su irresponsable declaración de independencia fue “simbólica”.

3.- Cinismo porque la víspera de su simbólica declaración, los términos de negociación que propuso el hoy fugado eran que no se afectara su patrimonio personal, y que no lo metieran a la cárcel, entre otros por el estilo. Porque cuando se vieron ante la ley se dijeron presos políticos, lo que los que fueron de verdad torturados y presos por sus ideas bajo Franco han llamado una burla y una falta de respeto. Porque ahora Junqueras y camarilla dicen que la prisión les afecta su derecho de hacer campaña para las elecciones de diciembre, y porque el prófugo acusa de antidemocracia y autoritarismo al gobierno de España.

4.- Soberbia porque dijeron, a sabiendas que mentían, que los bancos y la industria no solo se quedarían en Cataluña sino que invertirían más; que los catalanes ahora sí serían libres y felices, y porque desafiaron al sentido común primario al pensar que la democracia se hincaría a su capricho; que la ley servía para que ellos la zangolotearan a su antojo, y que el orden público se acomodaba a su terco placer. Porque presa ellos también de la propaganda rusa y chavista, no imaginaron que ese pacto social que intentaron violentar en la conjura, se les aplicaría de forma precisa y puntual, exhibiéndolos como los charlatanes oportunistas que acreditaron ser.

5.- Cómo no va a resultar útil la engañifa de los líderes catalanes, si aquí mismo un cacique que cobra como delegado en la Ciudad de México es destituido por la Suprema Corte de Justicia por desacato, y se lanza a decir que acepta y que solicitará licencia, como si la Corte le pidiera el favor. Cómo no va a venir al caso, cuando una secretaria de Estado a punto de ser cesada por el mismo Alto Tribunal atiende a última hora la orden desdeñada y no tiene el pudor de entregar su renuncia. Vaya si es oportuno el caso catalán, si tenemos un líder que se pitorrea de las instituciones de día y de noche, pensando que están a su servicio cuando le dé la gana, y que se burla de la sociedad mexicana como macaco gibraltareño.

6.- Nada más actual que el caso de Cataluña como parangón de la fortaleza de las instituciones democráticas para neutralizar un ataque a la propia democracia con los pertrechos que la misma ciudadanía se ha conferido. Vaya si viene al caso mexicano el baluarte de la Ley cuando ésta es conculcada y denigrada por cualquier tránsfuga disfrazado de libertador.

 

camilo@kawage.com

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