/ sábado 3 de octubre de 2020

Seguir en pie y continuar el camino

Es probable que en la memoria del colectivo a nivel mundial quede este 2020 como un año cuando se expresaron dos adversidades “únicas”: la crisis sanitaria y su derivación en la económica. De sus soluciones y valores en la diversidad se trabaja con los instrumentos pertinentes en ambos temas.

Si avizoramos hacia el “caso por caso”, en una graduación personal, familiar y comunitaria, observamos qué en este recorrido sinuoso de estos últimos meses, las vivencias son diversas: ruptura, pérdida, sufrimiento, desconcierto, incertidumbre o las de oportunidad, aprendizaje, cambio positivo, entre otras. Todas ellas, dejarían marcas indelebles en la historia de las personas.

Especialmente a las personas que han sido afectadas negativamente el compromiso ha de ser “no dejarse vencer” por la adversidad; “¡Debemos continuar de pie!” Sacar fuerza de flaqueza, equipados de resiliencia para retomar nuestra propia normalidad enriquecida con empatía y solidaridad por el otro. Sin duda, han de ser los derroteros para remontar el revés y crecer como humanidad y sociedad.

No necesitamos mucha imaginación para adivinar el enorme potencial a favor que entrañaría una interacción dinámica de las resiliencias individuales y de grupo, estratégicamente ubicadas y distribuidas en el conjunto de la sociedad, dotados de la solidaridad, empatía, humanismo, compromiso social, entre otros.

Dice el refrán: “no es más fuerte el que nunca cae sino el que cae y se pone de pie”. Frente a la situación presente habremos de reflexionar varios aspectos, por ejemplo: nuestras fortalezas y debilidades; dónde estamos y cuál nuestra meta; qué parte de nuestra vida recorremos; cuáles son las herramientas con las que contamos y cuáles necesitamos. Recordemos que somos entidades compuestos de cuatro áreas: la biológica, la psicológica, la social y espiritual. En esos campos habrá que hacer nuestra inspección meticulosa para definir nuestras estrategias adecuadas de resiliencia.

Una herramienta que ayuda a elaborar respuestas correctas para retomar nuestro camino es el enfoque sistémico. Este proporciona comprensión de que todos estamos interrelacionados en un contexto complejo y dinámico, donde las acciones y omisiones de unos afectan positiva o negativamente a los demás. Los especialistas comentan que en todo sistema: 1) Existe un nivel o condición inicial, 2) Movimientos o tasas (%) de entradas y salidas según su naturaleza, 3) Nuevo nivel (la salida del sistema).

Destacan la sorpresa cuando se descubre que cambios imperceptibles, a favor o en contra, generan nuevos resultados: unos deseados y otros no deseados. Esta consecuencia es conocida como el “Efecto mariposa”. Encaucemos nuestras acciones por los cambios favorables sin violencia. Por cierto, ayer día 2 de octubre, el Día Internacional de la No violencia.

La importancia del persistir y mantenerse en el camino. A partir de la estimulación positiva valoremos y reflexionemos el mensaje siguiente “del otoño aprendí que sus hojas caen, pero el árbol sigue en pie” porque tiene raíces fuertes. Recordemos, todos vivimos en un gran ciclo, la vida es un cambio permanente.

Entonces participemos y recuperemos nuestra vitalidad y fuerza, trabajemos en equipo, focalicemos objetivos y metas a favor de la comunidad en el que todos ganen, con base en las significativas contribuciones individuales que califiquen "Seguir en pie" y del continuar hacia adelante para recuperar el tejido social que apoye al bien común y personal.


hazael.ruiz@hotmail.com

Es probable que en la memoria del colectivo a nivel mundial quede este 2020 como un año cuando se expresaron dos adversidades “únicas”: la crisis sanitaria y su derivación en la económica. De sus soluciones y valores en la diversidad se trabaja con los instrumentos pertinentes en ambos temas.

Si avizoramos hacia el “caso por caso”, en una graduación personal, familiar y comunitaria, observamos qué en este recorrido sinuoso de estos últimos meses, las vivencias son diversas: ruptura, pérdida, sufrimiento, desconcierto, incertidumbre o las de oportunidad, aprendizaje, cambio positivo, entre otras. Todas ellas, dejarían marcas indelebles en la historia de las personas.

Especialmente a las personas que han sido afectadas negativamente el compromiso ha de ser “no dejarse vencer” por la adversidad; “¡Debemos continuar de pie!” Sacar fuerza de flaqueza, equipados de resiliencia para retomar nuestra propia normalidad enriquecida con empatía y solidaridad por el otro. Sin duda, han de ser los derroteros para remontar el revés y crecer como humanidad y sociedad.

No necesitamos mucha imaginación para adivinar el enorme potencial a favor que entrañaría una interacción dinámica de las resiliencias individuales y de grupo, estratégicamente ubicadas y distribuidas en el conjunto de la sociedad, dotados de la solidaridad, empatía, humanismo, compromiso social, entre otros.

Dice el refrán: “no es más fuerte el que nunca cae sino el que cae y se pone de pie”. Frente a la situación presente habremos de reflexionar varios aspectos, por ejemplo: nuestras fortalezas y debilidades; dónde estamos y cuál nuestra meta; qué parte de nuestra vida recorremos; cuáles son las herramientas con las que contamos y cuáles necesitamos. Recordemos que somos entidades compuestos de cuatro áreas: la biológica, la psicológica, la social y espiritual. En esos campos habrá que hacer nuestra inspección meticulosa para definir nuestras estrategias adecuadas de resiliencia.

Una herramienta que ayuda a elaborar respuestas correctas para retomar nuestro camino es el enfoque sistémico. Este proporciona comprensión de que todos estamos interrelacionados en un contexto complejo y dinámico, donde las acciones y omisiones de unos afectan positiva o negativamente a los demás. Los especialistas comentan que en todo sistema: 1) Existe un nivel o condición inicial, 2) Movimientos o tasas (%) de entradas y salidas según su naturaleza, 3) Nuevo nivel (la salida del sistema).

Destacan la sorpresa cuando se descubre que cambios imperceptibles, a favor o en contra, generan nuevos resultados: unos deseados y otros no deseados. Esta consecuencia es conocida como el “Efecto mariposa”. Encaucemos nuestras acciones por los cambios favorables sin violencia. Por cierto, ayer día 2 de octubre, el Día Internacional de la No violencia.

La importancia del persistir y mantenerse en el camino. A partir de la estimulación positiva valoremos y reflexionemos el mensaje siguiente “del otoño aprendí que sus hojas caen, pero el árbol sigue en pie” porque tiene raíces fuertes. Recordemos, todos vivimos en un gran ciclo, la vida es un cambio permanente.

Entonces participemos y recuperemos nuestra vitalidad y fuerza, trabajemos en equipo, focalicemos objetivos y metas a favor de la comunidad en el que todos ganen, con base en las significativas contribuciones individuales que califiquen "Seguir en pie" y del continuar hacia adelante para recuperar el tejido social que apoye al bien común y personal.


hazael.ruiz@hotmail.com