/ miércoles 2 de septiembre de 2020

Segundo informe

“El vendedor de ilusiones” siguió, en su Segundo Informe, con el mismo tono. A saber de dónde saca las cifras alegres que contrastan con una realidad inocultable. La demagogia en su máxima expresión, así sus fieles seguidores le crean la cantidad de sandeces que suelta.

Una realidad incontrovertible que en dos años nos hace percibir -cuando menos un tercio de la población-, que, la cuarta transformación es la absoluta destrucción.

Destrucción de Instituciones que empezaban a consolidarse como fórmulas de avanzar en la democracia. Intentos de apoderarse y aniquilar a organismos indispensables como el Instituto Nacional Electoral, en el que ya sembró a un par de Consejeros, afines a sus arrebatos. Las consecuencias se verán en el proceso electoral.

En los tres pilares básicos, para la ciudadanía, retrocesos gravísimos, que afectan de manera directa. El sector Salud, en un hoyanco sin salida. Si bien la pandemia dio al traste con el proyecto del INSABI (Instituto Nacional para la Salud y el Bienestar), previo a la aparición del coronavirus, arrancó de manera desastrosa, en manos de un antropólogo.

La vía de AMLO, de renegar de los expertos, destaza renglones esenciales para una sociedad, a la que se le quitó el Seguro Popular, a cambio de nada. ¿Y el manejo de la pandemia? Un horror que facilitó, por ahora, el fallecimiento de más de 60 mil personas.

A fin de tapar, como le gusta, los problemas reales, colocó al frente a un médico incapaz –ya lo había demostrado en el Calderonato, con la epidemia de influenza, por lo que se le retiró del cargo-.

López Gatell, junto con su mecenas, cargará en la conciencia –si la tienen-, con la inaudita cantidad de muertes. En este sentido, le hemos tenido que escuchar al tlatoani, estulticias como la de que “fuimos de los mejores del mundo en controlarla” y el “ya se domó”, falsedades que, o no ve la verdad –a cuenta de que su única obsesión son las elecciones-, o busca tapar el sol con un dedo.

Difícil medir si es perversión o torpeza profunda, de un Ejecutivo Federal que, mete las narices en temas insustanciales, mientras ignora los que afectan la marcha del país.

En materia de seguridad, el fracaso. Ni en la guerra de las drogas de Calderón hubo la cantidad de homicidios de este Régimen. Como nunca, el narco a sus anchas y haciendo lo que se le da su gana, mientras él los defiende desde su púlpito mañanero, saluda y le consigue visa a la madre del Chapo y ordena que se libere al hijo, Ovidio, en la triste tarde del Culiacanazo. Los delincuentes tienen licencia para matar y demás barbaridades propias de los sicarios.

La economía, de mal en peor. El Producto Interno Bruto cayó en un 18.7 por ciento, en el segundo trimestre, aunque él insista en que esta medición es mala y la va a cambiar. Y si bien el Coronavirus, perjudicó las finanzas, habría que recordar que, a partir de su gestión empezó la caída. En el renglón de las inversiones, sus “ocurrencias” las han ahuyentado, hasta donde parece, de manera irremediable.

En su catarata diaria de mentiras dice que no nos ha endeudado, cuando los datos indican lo contrario. Y en su miope visión, la economía se va a recuperar en un abrir y cerrar de ojos.

La suma de problemas es enorme, mientras desvía la atención con la rifa del avión y la consulta para juzgar a los expresidentes. Nos quedan cuatro eternos años: ¿quedará piedra sobre piedra de lo que era un país que despegaba?



catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

“El vendedor de ilusiones” siguió, en su Segundo Informe, con el mismo tono. A saber de dónde saca las cifras alegres que contrastan con una realidad inocultable. La demagogia en su máxima expresión, así sus fieles seguidores le crean la cantidad de sandeces que suelta.

Una realidad incontrovertible que en dos años nos hace percibir -cuando menos un tercio de la población-, que, la cuarta transformación es la absoluta destrucción.

Destrucción de Instituciones que empezaban a consolidarse como fórmulas de avanzar en la democracia. Intentos de apoderarse y aniquilar a organismos indispensables como el Instituto Nacional Electoral, en el que ya sembró a un par de Consejeros, afines a sus arrebatos. Las consecuencias se verán en el proceso electoral.

En los tres pilares básicos, para la ciudadanía, retrocesos gravísimos, que afectan de manera directa. El sector Salud, en un hoyanco sin salida. Si bien la pandemia dio al traste con el proyecto del INSABI (Instituto Nacional para la Salud y el Bienestar), previo a la aparición del coronavirus, arrancó de manera desastrosa, en manos de un antropólogo.

La vía de AMLO, de renegar de los expertos, destaza renglones esenciales para una sociedad, a la que se le quitó el Seguro Popular, a cambio de nada. ¿Y el manejo de la pandemia? Un horror que facilitó, por ahora, el fallecimiento de más de 60 mil personas.

A fin de tapar, como le gusta, los problemas reales, colocó al frente a un médico incapaz –ya lo había demostrado en el Calderonato, con la epidemia de influenza, por lo que se le retiró del cargo-.

López Gatell, junto con su mecenas, cargará en la conciencia –si la tienen-, con la inaudita cantidad de muertes. En este sentido, le hemos tenido que escuchar al tlatoani, estulticias como la de que “fuimos de los mejores del mundo en controlarla” y el “ya se domó”, falsedades que, o no ve la verdad –a cuenta de que su única obsesión son las elecciones-, o busca tapar el sol con un dedo.

Difícil medir si es perversión o torpeza profunda, de un Ejecutivo Federal que, mete las narices en temas insustanciales, mientras ignora los que afectan la marcha del país.

En materia de seguridad, el fracaso. Ni en la guerra de las drogas de Calderón hubo la cantidad de homicidios de este Régimen. Como nunca, el narco a sus anchas y haciendo lo que se le da su gana, mientras él los defiende desde su púlpito mañanero, saluda y le consigue visa a la madre del Chapo y ordena que se libere al hijo, Ovidio, en la triste tarde del Culiacanazo. Los delincuentes tienen licencia para matar y demás barbaridades propias de los sicarios.

La economía, de mal en peor. El Producto Interno Bruto cayó en un 18.7 por ciento, en el segundo trimestre, aunque él insista en que esta medición es mala y la va a cambiar. Y si bien el Coronavirus, perjudicó las finanzas, habría que recordar que, a partir de su gestión empezó la caída. En el renglón de las inversiones, sus “ocurrencias” las han ahuyentado, hasta donde parece, de manera irremediable.

En su catarata diaria de mentiras dice que no nos ha endeudado, cuando los datos indican lo contrario. Y en su miope visión, la economía se va a recuperar en un abrir y cerrar de ojos.

La suma de problemas es enorme, mientras desvía la atención con la rifa del avión y la consulta para juzgar a los expresidentes. Nos quedan cuatro eternos años: ¿quedará piedra sobre piedra de lo que era un país que despegaba?



catalinanq@hotmail.com

@catalinanq