/ martes 18 de agosto de 2020

Seguridad humana y Covid-19

Por Alicia Gutiérrez González[1]

La seguridad humana se vio afectada notablemente por el Covid-19 (enfermedad infecciosa causada por el coronavirus SARS-COV2), ya que la seguridad humana se centra en la persona, es multisectorial y se compone por tres libertades: la libertad para vivir sin temor, la libertad para vivir sin miseria y de la libertad para vivir con dignidad. Bajo este esquema, es notorio que la seguridad humana se encuentra coartada en esta pandemia, y que la violencia dentro y fuera del hogar, la discriminación, el desempleo y la inseguridad alimentaria se han incrementado. A su vez la seguridad humana está estrechamente vinculada con siete ámbitos relacionados entre sí. La primera es la seguridad económica que se ve afectada a falta de empleo o por pobreza extrema. La segunda es la seguridad alimentaria que no se puede garantizar si existe escasez de alimentos o hambre. La tercera es la seguridad sanitaria, que difícilmente se puede garantizar en esta pandemia, ya que el acceso a la salud para muchas personas que viven en zonas rurales resulta difícil, aunado a una alimentación deficiente y a la desnutrición, entre otros. La cuarta es la seguridad medio-ambiental ya que los desastres naturales, la contaminación y el cambio climático han provocado que muchos seres humanos se vean obligados a migrar a otros lugares en busca de comida, de trabajo o de una mejor vida. La quinta es la seguridad personal que en esta pandemia se ha visto afectada por feminicidios y violencia intrafamiliar, por mencionar algunos. La sexta es la seguridad comunitaria, la que no se garantiza en lugares donde existe delincuencia organizada, conflictos armados y/o tensiones religiosas. La séptima y última se trata de la seguridad política que implica la represión y violación de derechos humanos.

Ahora bien, la seguridad humana no se puede lograr sin instituciones sólidas y estables, por lo que hoy más que nunca el Estado de Derecho y la democracia son las bases medulares para garantizar la paz y seguridad en estos momentos y esto se logra con la mancuerna entre los gobiernos y los gobernados.

En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la seguridad humana juega un papel muy importante ya que los objetivos de desarrollo sostenible contemplan un mundo sin pobreza, hambre, enfermedades, al igual que un mundo sin temor, ni violencia, donde los alimentos sean suficientes, inocuos, asequibles y nutritivos, un mundo donde los seres humanos se sientan seguros y sean resilientes ante los nuevos desafíos. El reto al que se enfrenta la comunidad internacional es implementar estrategias de desarrollo bajo un enfoque integrado basado en la triada paz y seguridad, desarrollo y derechos humanos con el fin de lograr un desarrollo inclusivo y sostenible durante y después de esta pandemia.


[1] Doctora en Derecho por la Georg-August Universität, Gotinga, Alemania. Profesora Investigadora de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del CONACyT nivel I y de la Red de Europeístas de la Delegación de la Unión Europea en México.

Por Alicia Gutiérrez González[1]

La seguridad humana se vio afectada notablemente por el Covid-19 (enfermedad infecciosa causada por el coronavirus SARS-COV2), ya que la seguridad humana se centra en la persona, es multisectorial y se compone por tres libertades: la libertad para vivir sin temor, la libertad para vivir sin miseria y de la libertad para vivir con dignidad. Bajo este esquema, es notorio que la seguridad humana se encuentra coartada en esta pandemia, y que la violencia dentro y fuera del hogar, la discriminación, el desempleo y la inseguridad alimentaria se han incrementado. A su vez la seguridad humana está estrechamente vinculada con siete ámbitos relacionados entre sí. La primera es la seguridad económica que se ve afectada a falta de empleo o por pobreza extrema. La segunda es la seguridad alimentaria que no se puede garantizar si existe escasez de alimentos o hambre. La tercera es la seguridad sanitaria, que difícilmente se puede garantizar en esta pandemia, ya que el acceso a la salud para muchas personas que viven en zonas rurales resulta difícil, aunado a una alimentación deficiente y a la desnutrición, entre otros. La cuarta es la seguridad medio-ambiental ya que los desastres naturales, la contaminación y el cambio climático han provocado que muchos seres humanos se vean obligados a migrar a otros lugares en busca de comida, de trabajo o de una mejor vida. La quinta es la seguridad personal que en esta pandemia se ha visto afectada por feminicidios y violencia intrafamiliar, por mencionar algunos. La sexta es la seguridad comunitaria, la que no se garantiza en lugares donde existe delincuencia organizada, conflictos armados y/o tensiones religiosas. La séptima y última se trata de la seguridad política que implica la represión y violación de derechos humanos.

Ahora bien, la seguridad humana no se puede lograr sin instituciones sólidas y estables, por lo que hoy más que nunca el Estado de Derecho y la democracia son las bases medulares para garantizar la paz y seguridad en estos momentos y esto se logra con la mancuerna entre los gobiernos y los gobernados.

En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la seguridad humana juega un papel muy importante ya que los objetivos de desarrollo sostenible contemplan un mundo sin pobreza, hambre, enfermedades, al igual que un mundo sin temor, ni violencia, donde los alimentos sean suficientes, inocuos, asequibles y nutritivos, un mundo donde los seres humanos se sientan seguros y sean resilientes ante los nuevos desafíos. El reto al que se enfrenta la comunidad internacional es implementar estrategias de desarrollo bajo un enfoque integrado basado en la triada paz y seguridad, desarrollo y derechos humanos con el fin de lograr un desarrollo inclusivo y sostenible durante y después de esta pandemia.


[1] Doctora en Derecho por la Georg-August Universität, Gotinga, Alemania. Profesora Investigadora de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del CONACyT nivel I y de la Red de Europeístas de la Delegación de la Unión Europea en México.