/ jueves 5 de noviembre de 2020

Seguridad pública: entre lealtad y sumisión

Los hechos son tercos, pero las estadísticas son más flexibles.

Mark Twain


El ciudadano presidente, ejerciendo sus facultades legales, designó a Rosa Icela Rodríguez como Secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, en sustitución de Alfonso Durazo, quien será el candidato de Morena para disputar la gubernatura en las próximas elecciones de Sonora.


El ungimiento de Rosa Icela se hizo al estilo de AMLO, engañando y dramatizando la presunta aceptación de la funcionaria: “Veremos si acepta”, dijo socarronamente el tabasqueño. Puro tango. Así le gusta aparentar que es distinto, aunque porte un sólido ADN priista.


La sorpresa que provocó el nombramiento no lo es tanto, si nos atenemos al pensamiento del inquilino de Palacio Nacional, quien ha repetido que poco importan los conocimientos y mucho la lealtad —claro, a él— pero, además, la nueva Secretaria lo ha acompañado desde hace mucho en distintos encargos.


Los defensores de Rosa Icela señalan que ella no es ajena al tema de la seguridad pública y, en efecto, no lo es, aunque sus conocimientos son meramente administrativos y no operativos. Su semblanza curricular lo corrobora. Lo cual sí hace la diferencia formal para encabezar una secretaría encargada de la seguridad pública en el país y que ha dado pésimos resultados en este gobierno.


Aunque, en realidad, López Obrador la promueve para que sea sus ojos y oídos en ese ámbito. Es evidente, que, el presidente ya apostó por los militares para las tareas de seguridad (entre muchas cosas más), sin embargo, no quiere decir que les tenga total confianza a Luis Cresencio Sandoval y al titular de Marina José Rafael Ojeda.


Al mismo tiempo, AMLO comete un abuso, puesto que el previsible costo de la inseguridad, que sin duda continuará con las graves cifras en lo que queda del sexenio, caerá sobre los hombros de su inexperta amiga. Así funcionan los reflejos de quien sólo se preocupa por él. Claro, los saldos finales del fracaso serán de la llamada 4T y se le echará la culpa a los pasados gobiernos.


Rosa Icela aceptó el cargo por lealtad y por esa histórica sumisión de aceptar lo que proponga el presidente. Es deseable que la funcionaria esté consciente de que su papel será limitado por la aplastante presencia de los militares en todos los ramos, ya que la Guardia Nacional le responde al ejército y sólo a éste. Por ello, el paso que dio ella es directamente a las arenas movedizas de la incertidumbre. Así es la ignorancia y la irracional lealtad. Todo sea por los caprichos y los miedos del presidente.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz

Los hechos son tercos, pero las estadísticas son más flexibles.

Mark Twain


El ciudadano presidente, ejerciendo sus facultades legales, designó a Rosa Icela Rodríguez como Secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, en sustitución de Alfonso Durazo, quien será el candidato de Morena para disputar la gubernatura en las próximas elecciones de Sonora.


El ungimiento de Rosa Icela se hizo al estilo de AMLO, engañando y dramatizando la presunta aceptación de la funcionaria: “Veremos si acepta”, dijo socarronamente el tabasqueño. Puro tango. Así le gusta aparentar que es distinto, aunque porte un sólido ADN priista.


La sorpresa que provocó el nombramiento no lo es tanto, si nos atenemos al pensamiento del inquilino de Palacio Nacional, quien ha repetido que poco importan los conocimientos y mucho la lealtad —claro, a él— pero, además, la nueva Secretaria lo ha acompañado desde hace mucho en distintos encargos.


Los defensores de Rosa Icela señalan que ella no es ajena al tema de la seguridad pública y, en efecto, no lo es, aunque sus conocimientos son meramente administrativos y no operativos. Su semblanza curricular lo corrobora. Lo cual sí hace la diferencia formal para encabezar una secretaría encargada de la seguridad pública en el país y que ha dado pésimos resultados en este gobierno.


Aunque, en realidad, López Obrador la promueve para que sea sus ojos y oídos en ese ámbito. Es evidente, que, el presidente ya apostó por los militares para las tareas de seguridad (entre muchas cosas más), sin embargo, no quiere decir que les tenga total confianza a Luis Cresencio Sandoval y al titular de Marina José Rafael Ojeda.


Al mismo tiempo, AMLO comete un abuso, puesto que el previsible costo de la inseguridad, que sin duda continuará con las graves cifras en lo que queda del sexenio, caerá sobre los hombros de su inexperta amiga. Así funcionan los reflejos de quien sólo se preocupa por él. Claro, los saldos finales del fracaso serán de la llamada 4T y se le echará la culpa a los pasados gobiernos.


Rosa Icela aceptó el cargo por lealtad y por esa histórica sumisión de aceptar lo que proponga el presidente. Es deseable que la funcionaria esté consciente de que su papel será limitado por la aplastante presencia de los militares en todos los ramos, ya que la Guardia Nacional le responde al ejército y sólo a éste. Por ello, el paso que dio ella es directamente a las arenas movedizas de la incertidumbre. Así es la ignorancia y la irracional lealtad. Todo sea por los caprichos y los miedos del presidente.

pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz

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